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Cine

Los abrazos rotos

12-11-2009, 2:05:50 PM Por:
Los abrazos rotos

Pedro Almodóvar vuelve a sorprender con su capacidad de permanecer fiel a sus primeras obsesiones de artista.

Cine PREMIERE: 3.5
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En Los abrazos rotos, Pedro Almodóvar vuelve a sorprender con su capacidad de permanecer fiel a sus primeras obsesiones de artista. Disección de la pasión amorosa, con sus ridículos y grandezas; elogio del cine, contemplado y exhibido en el proceso de su fabricación misma; fascinación por la imagen femenina, entre sublime y grotesca, desbordando glamor, comicidad y emoción. Considérese la nueva propuesta del director manchego: Mateo Blanco, alias Harry Caine (Lluís Homar), es un director de cine que pierde la vista luego de un accidente automovilístico. Su última película, Chicas y maletas fue, 15 años atrás, un rotundo fracaso de crítica y taquilla. La aparición de un misterioso personaje le obliga ahora a considerar las razones del descalabro artístico, entre las que destaca una historia de amor contrariado con su propia actriz, Lena (Penélope Cruz), amante de un productor (José Luis Gómez), dispuesto a destrozar la felicidad ajena. Hasta aquí lo esencial de la trama, narrada en dos tiempos.

En el guión de Los abrazos rotos abundan las referencias al cine anterior de Almodóvar, desde Volver hasta Mujeres al borde de un ataque de nervios, y un gusto irredento por el melodrama (enfermedad, muerte y amor no correspondido), pero también formidables secuencias humorísticas como la metralla verbal de una exuberante Carmen Machi detallando su encuentro sexual con un narcotraficante. El director narra una historia complicada “como la vida misma”, con un mecanismo de muñecas rusas y frecuentes saltos temporales. No todo es verosímil y el artificio campea a lo largo de la cinta, pero se trata de un propósito de comedia deliberado y muy familiar para los seguidores de Almodóvar, evidentemente más irritante que nunca para sus detractores. Lo que salva a la cinta de naufragar en la gratuidad completa es el evidente gusto del cineasta por un trabajo profesional (fotografía espléndida de Rodrigo Prieto) y su capacidad de trastocar la aparente frivolidad en una sucesión de emociones vigorosas. Si en el amor y en la vida cotidiana los personajes mienten todo el tiempo, pareciera razonar Almodóvar, ¿por qué no habría de hacerlo el cine, la más genial de todas las imposturas contemporáneas?

–Carlos Bonfil

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autor Clara Itzel es una comunicóloga junkie de los animales, TV, cine, libros, tatuajes, pop culture, té & café. La pueden seguir en instagram (@MissClaraItzel) y leer en ElMoodRandom.com
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