Mi papá y nuestro mundo fantástico
Resulta agradable a secas, sin embargo sólo reafirma que Eddie Murphy se encuentra cada vez más lejos de sus mejores interpretaciones.
La fórmula es igualita a la vista en gran parte de la filmografía de Eddie Murphy: un hombre de negocios deberá aprender que su familia es lo más importante y como recompensa recibe un aumento/ascenso. En esta ocasión el actor da vida a Evan, un asesor financiero que descubre que los amigos imaginarios que habitan en la cobija de su hija no sólo son demasiado reales, sino que cuentan con amplios conocimientos económicos que pueden ayudarle a salir adelante en su trabajo.
Afortunadamente, el peso de la cinta no recae únicamente en el neoyorquino, sino que se ve apoyado por un sólido reparto encabezado por Thomas Haden Church (Sandman en Spider-Man 3), quien brinda la mejor actuación de la cinta con su encarnación Johnny Whitefeather, el odiado rival profesional que destaca por su peculiar personalidad y la utilización de métodos poco ortodoxos –los cuales curiosamente sirven para explicar la magia de la frazada–. Mención aparte para Yara Shahidi, la pequeña debutante cuyo carisma le ha valido participar en Salt a lado de Angelina Jolie. Al final, el filme resulta agradable a secas y aunque seguramente logrará arrancar algunas sonrisas –especialmente de los más pequeños–, sólo reafirma que Eddie Murphy se encuentra cada vez más lejos de sus mejores interpretaciones, pues aún con sus cánticos, bailes y demás formas de hacer el ridículo, es la pieza más débil de esta película.
–Luis Miguel Cruz López
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Clara Itzel Hernández Valladares Clara Itzel es una comunicóloga junkie de los animales, TV, cine, libros, tatuajes, pop culture, té & café. La pueden seguir en instagram (@MissClaraItzel) y leer en ElMoodRandom.com
