Pérdida de la inocencia

Ya habíamos visto a David Shwimmer (sí, Ross de Friends) como director en Run, Fatboy, Run (2007), una comedia romántica protagonizada por Simon Pegg y Thandie Newton. Y ahora, en Pérdida de la inocencia, su segundo largometraje, el actor-convertido-en-director abarca un tema más controversial: la pedofilia en tiempos del internet.

La premisa de este drama muy básica, una adolescente de 14 años llamada Annie (Liana Liberato) comienza una relación online con Charlie, un chico de 16 con quien aparentemente tiene muchas cosas en común. Su vida es tranquila, y reside en los suburbios de Chicago con sus papás (Clive Owen y Catherine Keener) y sus hermanos.

Con un guión bastante predecible de Andy Bellin y Robert Festinger, sería una sorpresa que no se imaginen ya, hacia dónde va la historia. Y aunque comienza con un ambiente creepy, poco a poco se convierte en un drama de 2 horas acerca de los caprichos de una adolescente inmadura. Y es justo éste su problema principal, pues es difícil sentir empatía por Annie aun cuando ella termina siendo la víctima de la historia. Esencialmente, la personalidad de su personaje se va de un extremo a otro, sin puntos medios, y esto impide que actúe como un ser humano real. A esto, se une el hecho de que la interpretación de Liana Liberato es plana, un gran problema cuando su papel es el que lleva el peso de la película. Ni siquiera la experiencia histriónica de Clive Owen y Catherine Keener logran sacar a flote la historia.

En términos de dirección, la cinta termina por ser muy básica, pues David Shwimmer no toma riesgos ni le imprime un sello individual. En Run, Fatboy, Run, por ejemplo, había una paleta de colores muy específica, así como una intención detrás de cada actuación. En Pérdida de la inocencia nada está claro y bien podría haber sido una película de la semana en Hallmark. Una que advierte los peligros de chatear online con desconocidos, sobre todo si tienes 14 años. Sin embargo, sí hay elementos positivos a destacar y uno de ellos es la participación de Viola Davis como Gail Friedman, la terapeuta de Annie. Y aunque su maquillaje deja mucho que desear, su interpretación es muy sincera y hasta podría establecer que tiene uno de los mejores diálogos de la película –lo encontrarán casi al final de la película, en la escena con Will (Owen).

A la película también le falta una resolución, porque quedan elementos –y hasta personajes– en el aire. Básicamente es un filme que pudo haber explorado más el tema, que se pudo haber arriesgado más en la dirección, pero que al final se quedó más como un cuento con moraleja.

–Clara Itzel Hernández Valladares

Ve el trailer de La pérdida de la inocencia.

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Staff Cine PREMIERE Este texto fue ideado, creado y desarrollado al mismo tiempo por un equipo de expertos trabajando en armonía. Todos juntos. Una letra cada uno.