Rompecabezas
La escritora y directora cuenta su historia de una manera sencilla y delicada, sin artificios o exageraciones fílmicas.
El cine latinoamericano –en especial el cine Argentino- ha ido evolucionando a través de los últimos años, convirtiéndose poco a poco en un escaparte de sociedades, culturas y tradiciones, que para nosotros en México –como parte de este cultivo regional– conlleva más relevancia, y por ende más contenido y calidad. Ejemplos como El Secreto de sus Ojos de Juan José Campanella, El Abrazo Partido de Daniel Burman ó la reciente Cámara de Oro en Cannes, Las Acacias de Pablo Giorgelli, nos muestran que –más allá de las anécdotas que cuentan– los cineastas argentinos nunca dejan a un lado sus raíces culturales ni su identidad.
En Rompecabezas, María de Carmen (una impecable María Onetto) es una ama de casa que se desvive día a día por complacer a su marido y a sus dos hijos, jóvenes que muy pronto partirán del hogar para encontrar sus propios caminos. La vida con Juan, su marido, se ha tornado monótona y en un devenir de obligaciones auto-impuestas, que poco a poco los alejan… Un día, en pleno festejo de su cumpleaños, María de Carmen descubre –entre sus regalos– un rompecabezas. Y en un momento mágico (con la música de Alejandro Franov, sencilla y poética, acompañando la escena) descubre una pasión ensoñadora por armar estos pasatiempos. Este hecho dará pie a que, después de años de vivir una existencia rutinaria, María descubra la belleza de soñar y de enfrentar esos sueños…
La escritora y directora de la cinta, Natalia Smirnoff, decide contar su historia de una manera sencilla y delicada, sin artificios o exageraciones fílmicas. Cuenta su anécdota y permite que los personajes tomen su vida, su camino, su personalidad, mientras nos adentra poco a poco en esta nueva pasión de María, y en lo que para ella significa armar cada rompecabezas. María Onetto, la protagonista, nos regala un papel lleno de matices, que dicen mucho más que las palabras. En cada mirada y en cada sonrisa nos encontramos con un ser reservado –casi inseguro– que poco a poco comienza a creer en sí mismo y en lo que puede lograr, paso a paso.
Rompecabezas no es una película perfecta. Pero tiene un corazón gigante, y una necesidad inherente de compartir emociones. En un panorama fílmico lleno de superhéroes, explosiones, persecuciones y piratas, aparece esta propuesta como una bocanada de aire fresco. Y nos permite explorar, una vez más, ese cine latinoamericano que, de una manera constante, ha ido reafirmando su espacio, su voz y su identidad.
Ve el trailer de Rompecabezas.
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