Buscador
Ver el sitio sin publicidad Suscríbete a la revista
Cine

Tamara y la Catarina – Crítica

25-10-2018, 9:12:38 PM Por:
Tamara y la Catarina – Crítica

Con una actuación sorprendente y entrañable de Ángeles Cruz, la cinta de Lucía Carreras nos deja una moraleja urgente de apreciar y poner en práctica: la solidaridad, la empatía y el respeto por los demás. 

Cine PREMIERE: 4
Usuarios: 5
Votar ahora:

En enero de 2002, el gran crítico cinematográfico Roger Ebert dedicó unas líneas de su columna a hablar de la cinta Yo soy Sam. “Cada elemento de la película está diseñado para convencernos de que la niña debe quedarse con su padre”, escribió sobre el filme protagonizado por Sean Penn y Dakota Fanning. “Pero el sentido común hace imposible que coincidamos con esa premisa. No puedes tener héroes y villanos cuando el lado equivocado tiene más sentido”.

Si la memoria no me falla, en aquellos años la sorprendente actuación de Penn –que le valió una nominación al Oscar– detonó un debate sobre si las personas con discapacidad intelectual son capaces de liderar una familia. La ciencia se ha encargado de demostrarnos el enorme potencial intelectual de todos ellos, específicamente cuando se trata de proteger a algo que les provoca un gran amor. Tamara y la Catarina es un buen ejemplo de ello.

En su tercer largometraje, la cineasta mexicana Lucía Carreras vuelve a utilizar la soledad como el eje central de sus historias. De la misma forma en que lo hizo en su ópera prima Nos vemos, papá (2011) o en el guion de La jaula de oro (2013) –coescrito junto a Gibrán Portela y Diego Quemada-Díez que le valió un Ariel–, por mencionar algunos ejemplos, Carreras presenta personajes con historias llenas de melancolía, de abandono y poca esperanza que les impide ser felices. Ese es el caso de Tamara (Ángeles Cruz) y doña Meche (Angelina Peláez), dos mujeres cuyas vidas solitarias se cruzan por una decisión equivocada.

tamara y la catarina

Tamara y la Catarina sigue la historia de una mujer con discapacidad intelectual que encuentra en la calle a una bebé abandonada en un puesto de periódico.

 

Tamara es una mujer con discapacidad intelectual que lleva días sin saber de su hermano Paco (Harold Torres), su única compañía luego de la muerte de su madre. Un día como cualquiera, Tamara encuentra en la calle a una bebé abandonada en un puesto de periódico. Ese mismo amor que diariamente le motivaba hacerle el desayuno a su hermano, ahora la lleva a tomar a la pequeña y a llevársela a su casa, bautizándola como la pequeña Catarina.

Esa inocencia y nobleza que Tamara lleva dentro contrasta con la forma en la que doña Meche trata de asimilar y resolver lo que su vecina acaba de cometer. Aunque la mujer que encarna Angelina Peláez al principio se muestra agresiva y desinteresada con el personaje de Ángeles Cruz, poco a poco se va transformando en una mujer cariñosa, preocupada y maternal.

Es así como Tamara y la Catarina se convierte en una historia de amor familiar basada en esa necesidad humana de dar amor y protección. Tamara pierde a su hermano y encuentra a la pequeña Catarina. Doña Meche lleva años llorando la partida de sus hijos a Estados Unidos pero encuentra en Tamara y en la bebé a dos personas que hay que cuidar. Ambas actrices entregan quizá sus mejores interpretaciones a la fecha –que les valió una nominación al Ariel 2018 a Mejor actuación femenina– con las que crean y nos hacen parte de una pequeña e improbable familia, en medio de una hostilidad que lastima e incomoda a lo largo del filme.

tamara y la catarina

El guion de la cinta se encarga de que no olvidemos la terrible insensibilidad de México hacia las personas con discapacidad.

 

Gracias a la fotografía de Iván Hernández (Olimpia; Ayer maravilla fui), Lucía Carreras desarrolla Tamara y la Catarina en un lado de la Ciudad de México pocas veces retratado en el cine. En los alrededores de una capital tan caótica, se encuentra un amplio sector de la población que ha vivido en la pobreza y en el olvido.

Es posible que en estos tiempos de inquisición contra la incorrección política pudiera ser discutible para algunos el por qué Ángeles Cruz y no alguien con discapacidad intelectual interpretó a Tamara. Si bien está el recuerdo reciente del ganador del Ariel Paco de la Fuente en El Alien y yo (2016), la también cineasta –ganadora del Ariel por el cortometraje La tiricia o cómo curar la tristeza– hace uso de su gran talento histriónico para dar vida a una mujer que se queda en la memoria y en el corazón de los espectadores.

Cruz entrega una representación respetuosa y sumamente entrañable de una persona con discapacidad que no deja de ser realista. El guion de la cinta se encarga de que no olvidemos la terrible insensibilidad de México hacia las personas con discapacidad y todo lo que sufren por culpa de una enorme falta de educación e inclusión en nuestro país.

Hay muchas moralejas que nos deja Tamara y la Catarina. Y quizá la más importante –y la más urgente– es la de apreciar y poner en práctica la solidaridad, la empatía y el respeto por los demás.

¿Te interesa el mundo del emprendimiento?
Conoce Emprendedor.com el medio lider en contenido de Ideas de Negocio, Startups, Finanzas, Noticias para emprendedores, Franquicias, Marketing, Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.

autor Apasionado de ver, escribir, leer, investigar y hablar sobre cine en todas sus formas. Soy fan de Star Wars, me sé de memoria todos los capítulos de Friends y si me preguntan de cine mexicano, no hay quien me calle. Editor en Cine PREMIERE.
Comentarios