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Cine

Terror en la oscuridad – Crítica

12-01-2018, 5:57:09 PM Por:
Terror en la oscuridad – Crítica

La película está llena de situaciones que provocan humor involuntario.

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De no ser por el título en español de la película, sería difícil darse cuenta de que Terror en la oscuridad se trata de una historia de terror. Y es a que pesar del evidente esfuerzo por crear una atmósfera rodeada de situaciones propensas a provocar ya no digamos sobresaltos, sino un poco de tensión, la película camina por el lado contrario, hacia los confines del humor involuntario. Y eso a pesar del guion del español Jaume Belagueró, quien tiene entre su filmografía la serie de películas Rec.

Terror en la oscuridad, título que le endilgaron a esta película dirigida por Miguel Ángel Vivas (tal vez porque prácticamente todo ocurre la madrugada de Navidad), es una historia sobre la obsesión, sobre la venganza y las consecuencias de la distracción al volante. También sobre la muerte y la vida y sobre las distintas maneras de expresar el deseo de ser madre.

El principal problema de la historia es su falta de verosimilitud a partir de que una serie de eventos desafortunados se van ligando y poniendo en contra de la protagonista, Sarah Clark (Rachel Nichols), una mujer embarazada que ha perdido a su marido a unos meses de dar a luz en un accidente automovilístico y quien vive sola en un barrio alejado y desolado de los suburbios de Chicago. Tiene una buena amistad con una pareja gay que se preocupa por ella y espera la llegada de su madre pues está a unos días de que nazca su pequeña.

Sin embargo, la noche de Navidad, en la que ha declinado la invitación de sus amigos a cenar, una mujer misteriosa toca a su puerta y a partir de ahí se desata una trama de persecución en la búsqueda del MacGuffin de la película: en este caso, el bebé que está por nacer, que es la motivación de La Mujer que ha llegado a su casa, interpretada por la sonorense Laura Harring (Mulholland Drive).

Y si bien en primera instancia parece que estamos ante una cinta que manejará el suspenso adecuadamente, empleando durante casi toda la película una sola locación que servirá como una especie de cápsula de encierro (la casa del personaje principal), apoyándose en la incapacidad auditiva de Sarah y en una serie de infortunios, pronto las situaciones se vuelven irrisorias.

De un cuchillazo encajado en una cara, de una pelea cuerpo a cuerpo, de la aparición espontánea de La Mujer en la casa de los vecinos a la vuelta obligada a la casa debido a la impericia de una policía novata, las situaciones van volviéndose de risa loca, sobre todo porque la fortaleza que muestra la desconocida para sortear las amenazas que ponen en riesgo su objetivo se ven diluidas cuando confronta a Sarah, quien no puede ir por la falla en su aparato auditivo y está disminuida físicamente por haber entrado en labor de parto. La escena final, una vez que se conoce la causa de la conducta obsesiva de esta mujer, es tan pero tan inverosímil que uno acaba por preguntarse si no es momento de descansar el género por un rato.

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autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
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