Top 5 de películas de horror

Justo mientras escribía la entrada anterior, misma que versa acerca del inigualable Vincent Price, me vinieron a la cabeza y al cuerpo extraños recuerdos, sensaciones que creía perdidas y que de alguna manera me llevaron de regreso en el tiempo hasta mi infancia, específicamente a esas noches de pequeño en las que no podía dormir porque la puerta de mi armario se hallaba abierta, razón suficiente para que la media luz que entraba por la ventana, combinada con una imaginación considerable y algo torcida, convirtiese a montones de ropa en asesinos con garfios o monstruos expertos en lamer infatigablemente las plantas de los pies de los niños hasta dejarlas en los huesos.  Nunca he vuelto a sentir tanta angustia como en esos años, cuando mi hermano y yo mirábamos las películas de horror en la televisión con la cobija subida hasta las narices y "hechos bolita". En lo personal, mi sugestión hacia el mal durante mi niñez fue bastante peculiar, creo, y hubo un tiempo anduve más perdido que de costumbre, asolado por una ansiedad que no he vuelto a experimentar en mi vida adulta. Lo de los monstruos en realidad duró muy poco. Conforme fui estableciendo un contacto con la realidad me di cuenta de que los humanos eran los mejores para darle cuerda al horror y entonces los robachicos se conviertieron en la suma total de mis temores, y cualquier mujer de mediana edad que anduviese sola y se atreviese a dirigirme la palabra se transformaba para mí en una sospechosa, en una ladrona de infantes en potencia, razón suficiente para que yo me quedase literalmente paralizado de miedo. Y es precisamente esa sensación, tan primaria y temible, la que en su momento me provocaron los siguientes filmes que presentaré a continuación, todos ellos observados entre los 8 y los 15 años de edad (tal vez mi precocidad, lo acepto acepto, fue excesiva):

5. El Monstruo Resucitado

Película mexicana serie B de 1953 con la que ahora de seguro me moriría de risa. Entonces no fue así. Mi primo Pepe, mi hermano y yo la veíamos (porque la pasaban seguido en el canal 4) muertos de miedo y con los dedos sobre los ojos jugando a tijeras que se abren y se cierran. Creo que al menos la observamos unas cuatro veces, sin nunca reparar en que la bellísima Miroslava aparecía en ello. Ahora pagaría lo que fuera por tenerla.

4. El Resplandor

No diré nada porque es un clásico sobre el que ya se ha dicho todo. La tengo en casa y no la he vuelto a ver de nuevo, aparte de aquella vez en que compré el DVD. Será por algo. La escena de sexo oral entre dos personas disfrazadas y aquellas gemelitas todavía me ponen la carne de gallina. Redruuum! Reeedruuum!

3. Halloween

Creo que tenía ocho años cuando la vi con mis primos. Desde entonces supe que los asesinos en serie se convertirían en un horror -y a la vez obsesión- que me seguiría persiguiendo en mi adultez. Aún no puedo escuchar el soundtrack sin mirar para atrás, como un tic, como un estímulo registrado en mi cerebro.

2. The Car

Mi abuelo la tenía, junto con varias películas más, en cinta de Súper 8. Eso facilitaba que mis primos y yo la viéramos casi cada fin de semana. No completa sino resumida en veinte minutos o poco más, lo que hacía que gran parte de la trama fuese desechada y en cambio se nos presentasen, una tras otra, las secuencias en las que aquel auto conducido por el mismísmo Satán, Belcebú, Lucifer, atropellaba a más civiles que un microbusero borracho en pleno Zócalo. Estaba además, valga decirlo, doblada al castellano de España, pero en realidad nos aterrorizaba tanto que ni siquiera nos quedaban ganas de burlarnos de tan peculiar rasgo. Alguna vez la miré completa muchos años después, esta vez en inglés y por la televisión. Definitivamente no fue lo mismo, aunque igual sigo pensando que es una de las mejores películas de terror serie B que he visto en mi vida.

1. El Alarido del Mutilado

Esta película me traumatizó a tal punto que ni siquiera estoy seguro si se llamaba exactamente así cuando la miré por televisión, nuevamente programada por el canal 4. En inglés y con subtítulos. Lo que sí recuerdo es que nunca he sentido tanto terror en mi vida. No solamente no pude conciliar el sueño esa noche sino incluso durante tres o cuatro noches más, y de experimentar miedo pasé luego a una crisis existencial y luego a una depresión considerable. ¡En plena pubertad! A ese nivel. Si la memoria no me falla trataba sobre un grupo de rednecks caníbales (un poco al estilo de The Texas Chainsaw Massacre), que hacen creer a un grupo de insulsos turistas (donde se incluye obviamente a las dos o tres tipas buenísimas de cajón) que un Yeti o Pie Grande mata a cualquiera que se interne en el bosque, cuando los asesinos no son otros que los mismos dueños del hotel o casa en que se hospedan y quienes no conformes con acuchillarlos los asan luego con cebolla y perejil. Ahora y si lo pienso bien me cuesta trabajo concluir porqué demonios esta cinta, sobre la cual por cierto no pude obtener ningún dato por Internet (agradeceré la ayuda de cualquiera al que le suene la trama para así poder ubicarla en el ciberespacio), me desconcertó de tal manera, siendo que cuando la miré ya había visto otras cintas aparentemente más terrofícias como El Exorcista o Cementerio de Mascotas.

Será acaso aquel consejo que me dio mi abuela de pequeño, apenas cuando tuve uso de razón: "Olvídate de los muertos. A quienes debes de tenerle miedo es a los vivos".

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César Albarrán Torres Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.