Muchas veces la psique humana es compleja y termina adaptando patrones que nos son difíciles de comprender, trastornos psicológicos complejos pero ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunos de estos traumas llevan el nombre de algunas películas de Disney ?
Los cuentos de hadas van más allá del final feliz: villanos temibles, personajes atormentados y tramas obscuras que enseñan toda clase de lecciones a sus jóvenes audiencias. Aunque Disney siempre ha suavizado estas historias en sus adaptaciones, también ha respetado arduamente la esencia de las respectivas mitologías.
El escenario es por todos conocido: nuestro protagonista atraviesa por problemas, retos que debe aprender a lidiar, a vencer, para poder ser feliz, aunque muchas veces el problema vive en nuestro protagonista y debe vencerlo por sí solo.
Muchos especialistas han aprovechado estas singulares características –y de paso, la popularidad de las historias– para explicar toda clase de padecimientos y trastornos psicológicos que existen en las películas animadas de Disney . Esto muchas veces con el motivo que nosotros, el espectador promedio, pueda comprender a través de una explicación simplificada lo que le está ocurriendo a la persona que se está tratando, o descubrir el tipo de problemas que están atravesando. Te presentamos algunos de los más interesantes a continuación
El Síndrome de Peter Pan y el Complejo de Wendy
¿Un niño que se niega a crecer? Aunque la idea pueda sonar atractiva para muchos, hay algunos que la toman demasiado en serio: aunque los cambios físicos son obligados, la persona actúa como un pequeño narcisista, libre de presiones, compromisos y –lo más importante– responsabilidades. El caso contrario es el Complejo de Wendy, en el que las personas muestran conductas maternales y sobreprotectoras hacia los seres queridos. Estas últimas argumentan que sólo buscan la felicidad ajena, pero lo cierto es que buscan sentirse indispensables y temen que una mala actitud provoque el rechazo ajeno. El primero suele manifestarse en hombres, el segundo en mujeres y aunque no requieren uno del otro, son muchas las parejas que muestran ambos padecimientos.
Por si no los conoces
Peter Pan es el eterno niño perdido; Wendy una joven asignada con la tarea de cuidar a sus hermanos y quien decide expandir su misión con los jóvenes habitantes de Nunca Jamás. Aunque Tinker Bell lo niegue, no sorprende que ambos personajes formen lazos inmediatos que van más allá del romance y que sientan sus bases en complejos perfiles psicológicos.
El Complejo de Cenicienta
El término fue acuñado por la escritora y psicoterapeuta Colette Dowling en el libro Complejo de Cenicienta: El miedo de las mujeres a la independencia. Como su nombre lo indica, la obra detalla la manera en que algunas mujeres prefieren hacerse dependientes de los hombres para evitar las responsabilidades que conlleva la libertad individual. El resultado es una idealización de la figura masculina con el Príncipe Azul y que genera graves frustraciones cuando la fémina descubre la imperfección natural en la pareja. Aunque el padecimiento no es reconocido por la Organización Mundial de la Salud, la autora considera que estos síntomas son comunes e incrementan conforme la persona envejece.
Por si no la conoces
Cenicienta figura entre los cuentos más populares de toda la historia: versiones escritas por Perrault y los hermanos Grimm, una legendaria cinta animada Disney y una reciente adaptación live-action. Aunque tienen algunas variantes, todos muestran a la princesa titular como una fémina eternamente dependiente de figuras masculinas: primero es el padre que la protege ante cualquier amenaza; su muerte le deja indefensa ante la madrastra; todos los problemas se solucionan con la llegada del Príncipe Azul.
El Complejo de Bambi
La empatía por los animales es algo completamente natural, pero los especialistas aseguran que la exageración puede detonar algunos problemas psicológicos. El Complejo de Bambi consiste en la extrema debilidad por los animales –especialmente los frágiles, como los propios ciervos– y el auténtico desprecio contra las personas cuyas acciones atentan contra otras especies. ¿Qué tiene de grave? Este rechazo puede expandirse y provocar un auténtico odio contra la sociedad general. Por si esto no fuera suficiente, los pacientes desarrollan una humanización del animal y pretenden socializar con ellos de manera irresponsable, con acercamientos que suelen ser peligrosos para las personas o el propio animal. Las estadísticas señalan que cada año, hay más personas heridas por ciervos que por animales como tigres, lobos, coyotes o leones.
Por si no lo conoces
El ciervo creado por Felix Salten y brillantemente adaptado por Disney siempre figurará entre los personajes más atormentados del estudio: un pequeño animal que debe enfrentar las adversidades del mundo real luego de que un despiadado cazador termina con la vida de su madre. ¡Pobre Bambi! Con esta historia, no sorprende que el filme animado siga generando dolores de cabeza entre los amantes de la naturaleza.
El Síndrome de Blanca Nieves
El llamado Síndrome de Blanca Nieves ha generado debates desde hace años, pues aunque algunos lo califican como un simple exceso de vanidad, otros lo consideran un problema creciente en la sociedad contemporánea. Y es que la apariencia física siempre ha sido importante para el ser humano, pero nunca a los niveles actuales: muchos piensan que la belleza, la imagen y la juventud ocultan los secretos de la felicidad, y no sorprende que muchos enfrenten severas depresiones ante los primeros rasgos de vejez y una marcada envidia ante las personas que aún conservan estos tesoros. La idea fue acuñada por la psicóloga Betsy White.
Por si no la conoces
Blanca Nieves siempre brillará por su pureza, pero su temible madrastra será recordada por su obsesión con la belleza y la juventud, que siempre le llevaban a preguntar por la más hermosa del reino. Todo iba bien cuando se trataba de ella, pero las cosas cambiaron cuando el espejo mágico nombró a la frágil princesa, pues la madura soberana sucumbió ante la envidia e intentó deshacerse de su competencia por todos los medios. La desesperación fue tan grande, ¡que en el cuento original deseaba comerse las vísceras de la doncella!
El Efecto Pinocho
La obra creada por Carlo Collodi explora toda clase de valores, siendo la honestidad uno de los más importantes. Por ello no sorprende que muchas madres aprovechen las enseñanzas de este cuento para convencer a sus hijos de decir siempre la verdad, amenazándolos de que cualquier engaño provocará un crecimiento inmediato en sus narices. Curiosamente el escritor italiano no estaba tan equivocado, pues recientes estudios en la Universidad de Granada demuestran que las narices experimentan algunos cambios físicos ante las mentiras: un leve incremento en la temperatura, una modesta inflamación y un ligero enrojecimiento.
Por si no lo conoces
Aunque Pinocho cobra vida ante los ruegos de Ghepetto, la conversión en un niño de verdad depende completamente de él. Por ello, el Hada Azul le recomienda obedecer siempre a su padre y en momentos de duda, escuchar la voz de su conciencia a través del carismático Pepe Grillo. ¡Pero ni siquiera esto evita los tropezones! La marioneta es continuamente engañada por algunos vivaces que pretenden desviarlo del buen camino para su beneficio propio. No sorprende que el avergonzado personaje quiera ocultar sus errores a través del engaño, ignorante de que éstos siempre terminarán evidenciándose.
El Síndrome de Rapunzel
El Síndrome de Rapunzel –también conocida como tricofagia– es un trastorno psicosomático que deriva en la ingestión compulsiva del cabello. Las primeras manifestaciones ocurren a temprana edad, pero su consolidación como un habito llega aproximadamente a los 12 años. Este padecimiento suele vincularse con situaciones de estrés, evolucionar en tricolomanía –la persona se arranca pestañas, cejas e incluso vello público– y detonar severos problemas gástricos. En algunos casos, puede detonar psicopatías o severos problemas de depresión.
Por si no la conoces
Quizá Rapunzel nunca ingiriera su larga cabellera, pero algunos especialistas consideran que los eternos juegos capilares denotaban una clara ansiedad en la princesa. No la culpamos, pues la joven estaba recluida en una alta torre y con pocas posibilidades de establecer contacto con el exterior. El cuento original de los Grimm complicó aún más las cosas con embarazos, amores perdidos e incluso soledad absoluta para algunas versiones. ¡Al menos Disney le concedió un final feliz!
El Síndrome de Alicia en el País de las Maravillas
Se trata de un cuadro clínico poco frecuente, pero muy alarmante para aquellos que lo padecen, pues involucra una abrupta distorsión visual en los objetos, relaciones espaciales y el propio cuerpo. La micropsia provoca que los pacientes vean todo en proporciones más pequeñas, mientras que la macropsia hace que todo luzca más grande. Los pequeños son especialmente susceptibles a este síndrome, con cantidades anormales de energía que causan cambios en el flujo sanguíneo del cerebro y que se manifiesta a través de mensajes erróneos a los ojos. En la gran mayoría de los casos, los padecimientos desaparecen al poco tiempo, aunque hay algunos que manifiestan los síntomas durante toda la vida.
Por si no la conoces
Ingresar al País de las Maravillas no es tarea fácil, pues además de seguir al veloz Conejo Blanco, involucra un tremendo sacrificio físico para encontrar el tamaño adecuado que permita atravesar el umbral. Nada de esto detiene a Alicia, quien decidida ingiere las fórmulas que cambian su tamaño, para así ingresar en un mundo fantástico habitado por gusanos parlantes, malévolas reinas y alocados sombrereros.
El Síndrome de la Bella y la Bestia
También conocido como Síndrome de Estocolmo, se trata de un estado psicológico en el que una persona sometida contra su voluntad genera una situación de complicidad con su secuestrador, que en ocasiones puede confundirse con auténtico amor. El nombre original surge de un famoso asalto bancario en Estocolmo, que duró del 23 al 28 de agosto de 1973 y en el que algunas víctimas defendieron fervientemente a sus captores en los juicios posteriores. ¡Los rumores dicen que una terminó comprometida!
Por si no la conoces
¿Cómo fue que una hermosa joven pudo enamorarse de una aterradora bestia? Los románticos atribuyen la respuesta al verdadero amor, los psicólogos –y quizá los más realistas– al Síndrome de Estocolmo. Por ello, no sorprende que este bien conocido padecimiento haya sido rebautizado como Síndrome de la Bella y la Bestia, con una fémina temerosa al principio, que cae ante los encantos de su captor, para finalmente sentirse desprotegida tras ser liberada.
El Síndrome de la Bella Durmiente
Aunque su nombre original es Síndrome de Kleine-Levin (KLS), popularmente se le conoce como Síndrome de la Bella Durmiente. Se trata de una extraña enfermedad neurológica caracterizada por periodos de hipersomnia, que desatan deterioro cognitivo y severas alteraciones neurovegetativas como hiperfagia e hipersexualidad. Sus orígenes no han sido bien determinados, pero se sabe que es padecida por casi 2 millones de personas en el mundo. Aunque la mayoría duerme por algunos días, los casos más extremos se han prolongado hasta por dos meses.
Por si no la conoces
La adaptación Disney no es tan radical, pues Aurora sólo pasó unas horas dormidas ante el efectivo apoyo de Felipe y las tres hadas. Las cosas cambian con el cuento de Perrault, en el que la joven es condenada a un sueño de 100 años. Pero la vida real va más allá de un beso despertador, pues como dijera la paciente Beth Goodier en entrevista con BBC, “vivir con KLS está lejos de ser un cuento de hadas. No es nada bonito, no es nada romántico, es horrible”.
El Síndrome de Buzz Lightyear
Muchos cuentos clásicos tienen padecimientos bien definidos, ¿pero qué hay de los modernas? Aunque no hay investigaciones concretas al respecto, las audiencias contemporáneas ya hablan del Síndrome de Buzz Lightyear: personas convencidas de su grandeza, que se idealizan a sí mismas y que sufren graves depresiones al descubrir sus respectivas realidades de manera accidental.
Por si no lo conoces
El nuevo juguete de Andy está convencido de su importancia en la batalla espacial contra el malvado Emperador Zurg y por ello reniega continuamente ante las palabras de Woody: “eres un juguete”. Nada de esto preocupa al guardián espacial, quien trabaja arduamente en la reparación de su nave, teme quitarse el casco por temor del aire en zonas no exploradas y resguarda receloso la lucesita de su brazo. ¡Imaginen la decepción cuando observa un anuncio televisivo que confirman las palabras del vaquero! El personaje incrédulo intenta volar para superar estos miedos, pero termina estrellándose, perdiendo el brazo y tomando una taza de té con Maria Antonieta y su hermanita.
Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.