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Columnas

Breaking Bad: Los enemigos de Walter White

05-08-2012, 7:31:18 AM Por:
Breaking Bad: Los enemigos de Walter White

El peor enemigo de Walter White se llama Walter White. Ni siquiera el cáncer, aparentemente reducido por las quimioterapias, ha hecho tanta mella en su conciencia. Y mientras externo esta pequeña reflexión me entra una rabia tremenda. No tanto porque, con esta quinta temporada que ya inició, una de mis series de televisión favoritas de […]

El peor enemigo de Walter White se llama Walter White. Ni siquiera el cáncer, aparentemente reducido por las quimioterapias, ha hecho tanta mella en su conciencia. Y mientras externo esta pequeña reflexión me entra una rabia tremenda. No tanto porque, con esta quinta temporada que ya inició, una de mis series de televisión favoritas de todos los tiempos -lo cual ya es decir, pues justo televisión veo poco o nada y cuando lo hago me aburro de común pasado el tercer minuto-, llega a su fin, sino porque no sabremos lo que el destino aguarda para este atípico chef de la metanfetamina sino hasta ya bien entrado el verano del año que viene.

Es decir, 2013, un año cargado de malos augurios por donde se lo vea y que, en el caso de Breaking Bad, podría traducirse con la muerte de Walter White. Y eso me sabe muy mal con todo y que White (aka Heisenberg), como ya he dicho, el peor enemigo de sí mismo, se haya convertido en un cínico, en un arrogante, en un personaje maquiavélico cuya manera de actuar se acerca más a la del narco trepador o a la del político soberbio que a la del maestro de escuela que, perenne víctima de la mala fortuna, se ve «obligado» a utilizar sus conocimientos en crear una de las drogas sintéticas más adictivas y demandadas del mundo. Es decir, White es cada vez más Tony Montana y menos Michael Corelone. O al menos eso me ha parecido hasta el tercer capítulo de esta temporada final, en donde su obcecado orgullo, sin duda el peor de sus defectos, ha alcanzado niveles alarmantes. Le nubla la mente y resta objetividad a su toma de decisiones. Ahora que a se ha demostrado a sí mismo el enorme poder que posee para manipular a las personas, cree que debe continuar con ese comportamiento aunque con ello dañe a los que supuestamente más ama. Así, insisto, ha dejado de ser un Corleone, para quienes la familia es lo más importante, y ha ingresado al mundo de los Montana, en el que lo único que prevalece es el endiosamiento personal y el poder por el poder. 

Si bien, aún quedan varios capítulos y tal vez en alguno de ellos, quizá movido por acontecimientos devastadores o una epifánica toma de conciencia, Walter White virará por la ruta de la redención. A saber. Por lo pronto, el flash-forward mostrado al inicio del primer capítulo me ha dejado muy nervioso. Ya se sabe hacia donde suelen ir, digamos, el destino real, no el geográfico, de esas autopistas estadounidenses que se hallan en medio de la nada, que rajan a la nada, que la deforman como hacha sobre un terrón de tierra colorada. 

Habrá sange. Habrá muertos. Y habrá arrepetimientos, de esos que por lo general no saben llegar a tiempo.

 

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autor Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.
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