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Columnas

Berlinale 63: Día cuatro

10-02-2013, 8:07:31 PM Por:
Berlinale 63: Día cuatro

Observaciones sobre la cuarta jornada de la edición 63 de la Berlinale

La epifanía posee un nombre propio: Gloria. La primera secuencia tuvo lugar a las nueve de la mañana en punto y apenas quince minutos después yo ya me sentía inmerso en el peculiar mundo de esta señora chilena de la mediana edad que gusta de la salsa, los piscosauers, el olor de su nieto, el sexo sin compromiso y las gafas pasadas de moda. No han sido pocas las ocasiones en que escucho una cascada de aplausos brindada por los miembros de la prensa, pero ciertamente creo que nunca he estado tan de acuerdo con tal muestra de elogio.

Junto con No, nominada para el Oscar por mejor película extranjera, y otras joyitas acaso más independientes, la mencionada Gloria pone muy en claro la estupenda salud de la que está gozando el cine chileno de la actualidad, éxito que se debe, en su mayor parte, a la llegada de una nueva generación de cineastas, nacidos casi todos en los últimos albores del pinochetismo. Esta cinta de Sebastián Leilo es un claro ejemplo de talento, originalidad y, sobre todo, temeridad ante el riesgo. Lelio, en franca acción que va en contracorriente a las tendencias hollywoodenses, apuesta por contarnos la historia de una mujer que roza los sesenta años, cuestión que a la distancia, y si somos sinceros, distaría de parecer llamativa o interesante. Sin embargo, la empatía a la que la audiencia es invitada a sentir por esta peculiar mujer, admirablemente interpretada por la fabulosa Paulina García -desde ya factible ganadora del Oso de Plata por Mejor Actriz- es casi una oferta instantánea, y más que instantánea absoluta, pues tarde que temprano uno termina conmoviéndose ante su sensibilidad, frente a sus ocurrencias y naturalidad, tanta que lo que menos merecería sería una canción épica compuesta por Umberto Tozzi.

Todavía con la sonrisa amarrada a la cara, me fui a ver La religieuse, cinta de época -me pregunto qué sería de la revisión cinematográfica de la historia europea si no fuera por nuestros amigos franceses- y que narra el tristísimo porvenir de una jovencita que es relegada a un convento de monjas en contra de su voluntad. Los eventos se desarrollan a mitades del siglo XVIII y son contados por Guillaume Nicloux con ese cuidado realismo preciosista por el que se caracteriza el género. Pese al rigor, hay que reconocer que también es evidente una dosis considerable de riesgo, pues no cualquier director se animaría a abordar un tema tan específico que además se desarrolla en una época igualmente particular, y a la que además suma ingredientes delicados, como el lesbianismo y la tortura. Si bien, las piezas son ensambladas con la habilidad necesaria como para que el espectador continúe amarrado a su butaca, cualidad que no siempre consiguen los filmes en que abundan carrozas, reyes, pelucas y corsés.

Así pues, y pese a que la tercera cinta exhibida en la terna de la Selección Oficial -la extravagante Vic plus Flo saw a bear, en donde un romenace lésbico da pie a una mescolanza de géneros- a ratos me puso un poco de nervios, puedo afirmar que esta nueva jornada me trajo de vuelta el recuerdo de esa Berlinale serie A en la que el cine es, sobre todo, motivo de celebración.

Por eso auguro que esta noche no habrá nada de pesadillas que involucren el rostro impostado de Shia LaBeouf. Mejor, si acaso, sería el saltar de la almohada a una pista de baile para practicar algunos pasos con la divina Gloria, sí, hasta que la noche se olvide de nuestros nombres.

 

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autor Colaborador en web y revista Cine PREMIERE desde 2006. Me especializo en anime/manga, comics, doblaje, tecnología y videojuegos. Mis sagas favoritas: Doctor Who, Star Trek, Dragon Ball y Star Wars. Batimaníaco, geek ochentero y hardcore gamer.
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