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Cine

Elefante blanco

11-04-2013, 12:11:23 PM Por:
Elefante blanco

Protagonizada por Ricardo Darín, podría parecer una cinta muy local, pero cubre la conciencia social de un cine donde la fe es mucho más fuerte que la pobreza.

Cine PREMIERE: 4
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Una gran virtud del cine latinoamericano es su crítica social, aunque también se trata de un arma de doble filo, porque podemos estar ante una producción tendenciosa  o sumamente inmersa en detallar el problema y la crítica, que se olvida de narrar una historia que nos lleve de la mano con el protagonista.

En el caso de Elefante Blanco del argentino Pablo Trapero (Carancho) estamos ante 2 protagonistas y 2 historias que se desarrollan alrededor de un gran hospital abandonado alrededor de una villa argentina –el equivalente a un barrio bravo en México o una favela en Brasil–. El padre Julián (Ricardo Darín) administra el llamado Elefante Blanco, que habría sido el hospital más grande de América Latina, pero que quedó congelado debido a las crisis económicas y golpes de estado; el padre Nicolás llega de una cruda misión evangélica en el Amazonas, creyendo que en la villa Argentina encontraría un mejor motivo para difundir la palabra.

Se usa el concepto de Elefante blanco para referirse a aquellas construcciones abandonadas que generan problemas y que además representan un gran gasto. Todo ello se ve perfectamente reflejado en la cinta de Trapero, con actuaciones completamente naturales de actores profesionales y muchos más amateurs.

Punto y aparte resulta la interpretación de Ricardo Darín quien es –junto con Damián Alcázar– de los mejores actores que hay en activo en el cine de habla hispana, donde bien puede interpretar a un policía corrupto o a un hombre de fe dispuesto a dar la vida por su comunidad.

Otro aspecto que sobresale en Elefante Blanco son sus diversos planos secuencia, en donde podemos separarlos fácilmente por su complejidad en técnica o en logística. Por un lado está aquel donde comenzamos en uno de los pisos más altos del hospital y viajamos junto con los protagonistas hacia la capilla que se encuentra al otro lado de la villa; mientras que también tenemos aquellas secuencias que si bien no involucran cambios drásticos en espacio, sí lo son en cuanto a la cantidad de extras.

Sin entrar en spoliers, por momentos la trama entra en una relación que se percibe forzada o con ánimos para escandalizar, y que se desvía de la crítica social. Asimismo, y esto debido a su realismo en usar jerga villera argentina, a ratos resulta imperceptible qué es lo que están queriendo decir los muchachos actores entre modismos y demás.

Elefante Blanco podrá parecer una película muy local con sus argentinismos y aproximación a consecuencias de gobiernos peronistas, pero rápidamente cubre la conciencia social de un cine y escenario en común principalmente para el mercado latino, donde la fe es mucho más fuerte que la pobreza.

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autor Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.
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