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Columnas

«La vida misma» de Roger Ebert

25-01-2014, 8:53:49 AM Por:
«La vida misma» de Roger Ebert

En el Festival de Sundance edición 2014, se estrenó este domingo 19 el documental La vida misma (Life itself) del realizador Steve James, basada en la autobiografía del crítico de cine Roger Ebert. Los mil y pico de personas que cooperamos para la campaña pública que recabo fondos para su terminación tuvimos la oportunidad de […]

En el Festival de Sundance
edición 2014, se estrenó este domingo 19 el documental La vida misma (Life itself)
del realizador Steve James, basada en la autobiografía del crítico de cine Roger
Ebert. Los mil y pico de personas que cooperamos para la campaña pública que
recabo fondos para su terminación tuvimos la oportunidad de bajar el largo
metraje por Internet al mismo momento de su estreno. Es difícil saber si se
llegará a proyectar en México en un futuro próximo pero, considerando que hoy
por hoy existen toda una serie de medios que eventualmente permitirán verlo (DVD,
televisión por cable, Internet, etc.), decidí proporcionarles una breve reseña de
esta cinta que considero obligada para cualquier cinéfilo, sin importar que tan
a fondo conozcan a su protagonista.

El documental inicia con escenas
filmadas a fines del 2012 en las que vemos a Roger hospitalizado por una rotura
en la cadera. Han pasado seis años desde que perdió la mayor parte de su
mandíbula inferior y con ello la habilidad para hablar, comer y beber. La
filmación es llevada a cabo por el mismo director que para estas alturas no
tiene la menor idea de que a su protagonista le quedan unos cuantos meses de
vida. Conforme avanza la cinta es el mismo Ebert quien narra fragmentos de su autobiografía
a través de la voz prestada de un actor (increíblemente parecida a la suya).
Después de ver algunos aspectos de su niñez en su ciudad natal de Urbana,
Illinos, lo seguimos hacia el Chicago de los años sesenta en donde rápidamente es
contratado como reportero de medio tiempo en el periódico Chicago Sun-Times, y
a los pocos meses obtiene el puesto de crítico de cine. Su habilidad para
platicar historias le ayuda a formar parte de una fraternidad de periodistas
que asisten diariamente a los bares de la ciudad, en ambientes que se ponen progresivamente
más pesados conforme avanza la noche. Poco después Roger decide dejar de beber,
motivado en parte por un incidente en le que casi es arrollado por un autobús enfrente
a uno de estos establecimientos.

Una buena parte de la cinta
consiste en  entrevistas que hace el
director Steve James a varios amigos de Ebert de toda la vida, así como a la
viuda de Gene Siskel, su compañero crítico en la TV durante veintitantos años. El
director entrevista también a realizadores que ambos ayudaron a sacar del
anonimato como Rahmin Baharani,  Gregory
Nava, Errol Morris. La sorpresa aquí es encontrarnos al gran maestro Martin
Scorsese (productor ejecutivo del documental) al borde de las lágrimas cuando
recuerda haber estado a punto de morir por una sobredosis de drogas después de
la disolución de su matrimonio con Isabella Rossellini (a principios de los
años ochentas), Tras tocar fondo Scorsese decide luchar para salir adelante
(según sus propias palabras) gracias al apoyo que le brindaron Ebert y Siskel. Lo
irónico del asunto es ver como poco después sus dos amigos despedazan El Color
del dinero
en su programa de televisión, algo que el director denomina como “completamente
devastador”. Aún así Scorsese nunca deja de diferenciar entre estos críticos que siempre
le brindaron sus opiniones tratando de ayudar, en contraste con otros que se
dedican a despedazar el trabajo de los demás.

La sección más divertida de la
película es sin duda la que trata la relación de Roger con Gene Siskel. La
gente que mejor los conoce la denomina como “dos niños malcriados peleándose en
el patio de la escuela y como “algo que ni al Dr. Frankenstein se le hubiese
ocurrido crear”. La cinta muestra varios aspectos de sus primeros años juntos,  como las ocasiones en que se dedicaban a
admirar  los números cambiantes de los
elevadores que tenían la mala suerte de compartir con tal de no dirigirse la
palabra. Posteriormente vemos secuencias tremendamente hilarantes en que las
discusiones más acaloradas continúan aún cuando las cámaras han dejado de rodar  

El documental incluye algunos de sus
desacuerdos más famosos como aquel por la película de Stanley Kubrick Cara de
Guerra (Full Metal Jacket)
 pero también muestra como la relación fue evolucionado y aún cuando siempre fue
contenciosa, ambos alcanzaron una gran amistad nunca declarada pero si palpable
para los que los rodearon. Al final Siskel muere prematuramente, sin haberle compartido
a Ebert lo que inevitablemente venía en camino. La cinta nos deja muy claras las razones por las cuales su quiímica nunca pudo ser repetida (ni siquiera por el mismo Ebert con otros críticos): ambos surgieron de periódicos rivales, durante años se dedicaron a ganarse la nota el uno al otro y lo más importante, eran «iguales» entre sí ¿Cmo pedirle a los potenciales sucesores de Siskel que tuvieran la osadía de ponersele el brinco a Ebert de buenas a primeras? .

A pesar de haber recibido todo el
apoyo de los protagonistas para su realización, la cinta de James no fue
llevada a cabo solamente para alabar a Ebert, ni remotamente. Durante el periodo en que la
relación con Siskel pasaba por sus momentos más tensos, sus amigos recuerdan
como su temperamento siempre equilibrado comienza a ser opacado por una actitud
petulante y engreída. La Sra. Siskel revela incluso la ocasión en que Roger se
le adelantó para ganarle un taxi cuando ella tenía ocho meses de embarazo Este
un período temporal que concluye conforme la amistad entre ambos se va
consolidando y Roger se casa a sus cincuenta años con Chaz, encontrando una
brújula y apoyo que lo ayudará a salir adelante en momentos verdaderamente desgarradores.
Varios de estas situaciones aparecen aquí. Es difícil imaginarse otra
cinta reciente (ficticia o no) con escenas de impacto similar a las de ver a un
hombre que en cierto momento alcanzo a pesar cerca de los 150 kgs. y que
posteriormente su mirada apenas alcanza a sobresalir sobre la ventana de la
camioneta que lo recoge en el hospital. Aún así 
el momento más doloroso del que nos toca ver es aquel en que Ebert revela
a la cámara el retorno de su cáncer, con un dictamen que le da entre 6-16 meses
de vida, algo que su esposa  hubiese
preferido mantener privado (como lo menciona en un momento terriblemente incómodo). A final de cuentas solamente alcanza a vivir un par
de meses más.

Lo más notable de la vida misma es la increíble fortuna con la que contó el director James para poder filmar a Ebert en los últimos meses de su vida, permitiéndole esto transportar la acción desde el presente hacia épocas pasadas, en repetidas ocasiones. Así pues, James muestra de manera simultánea los útlimos días de ambos miembros del equipo Siskel / Ebert y el resultado es tremendamente emotivo. Lo más valioso de la cinta independientemente de que tanto sabías de Ebert antes de verla,
al final sientes que lo has conocido de toda la vida. Habiendo leído sus
memorias hace un par de años me sorprendió lo mucho que se apega el documental al libro (algo que jamás me hubiera imaginado) y me parece que James incluyó el material más
relevante a pesar de haber tenido que omitir cosas tan relevantes como la relación de Roger con el sucesor de Gene
Siskel (Richard Roeper), su festival anual de cine (Ebertfest), la complicada
coexistencia con su propia madre, etc., pero esto es comprensible pues de lo
contrario la cinta duraría 3-4 horas y habría resultado muchos menos atractiva
para la gran mayoría del público. Es notable ver un documental que muestra los
momentos públicos más importantes de una carrera tan importante junto con otros
más sencillos pero no menos impactantes, como cuando Ebert le menciona al
realizador en un correo electrónico que ya no tiene las fuerzas para responde a
sus preguntas. Al final La vida misma se convierte en una historia acerca de la necesidad
de dejar ir a un ser querido al que le ha llegado el momento de morir. No por nada el documental ha sido llamado el Brian’s song (Compañeros) del criticismo de cine (comparándolo con la cinta de James Caan que narra la muerte de Brian Piccolo, un jugador de futbol americano de los años sesenta).

Por mi parte tengo la impresión
de que Roger ya sospechaba que el final estaba cerca desde hace cierto tiempo. El último día de sus festivales de cine gustaba de invitarnos a desayunos en su condominio en los cuales buscaba sentarme cerca de el, lo que me implicaba convertirme en fotógrafo involuntario. La última vez que esto sucedió (2012) me
di cuenta de que, a pesar de que no se había estado sintiendo muy bien durante
varios días, de todas maneras hizo un esfuerzo para tomarse fotos con todos los
amigos que le fue posible hacerlo y aunque es difícil de explicar, estas resultaron particularmente emotivas, algo distintas a las de años anteriores.

Me da mucho gusto compartirles
que “La vida misma” incluye la imagen del reportaje que escribí para
Cine-Premiere sobre su muerte el año pasado. Si tienen la ocasión de ver este
documental por el medio que sea, les invito a que no dejen de hacerlo.

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autor Colaborador en web y revista Cine PREMIERE desde 2006. Me especializo en anime/manga, comics, doblaje, tecnología y videojuegos. Mis sagas favoritas: Doctor Who, Star Trek, Dragon Ball y Star Wars. Batimaníaco, geek ochentero y hardcore gamer.
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