Línea de fuego

Phil Broker (Jason
Statham) es un agente de la DEA que colabora encubierto con una banda de
motociclistas que fabrica metanfetaminas (lo sabemos desde la primera toma
porque usan protectores amarillos, guantes negros y caretas muy al estilo de Breaking Bad). El asalto al laboratorio
por parte del escuadrón anti drogas se sale de control y Broker termina siendo
el responsable del acribillamiento por parte de la policía del hijo del líder
de la banda, quien jura vengarse de él.

Obligado a retirarse,
Broker decide mudarse a un pueblo perdido en los pantanos de Luisiana en donde
pretende vivir una vida tranquila y en el anonimato al lado de Maddy, su hija
de 10 años. Será la pelea de la niña con el bully
de la escuela lo que desencadenará una serie de eventos que llevarán a Broker a
enfrentarse con Morgan ‘Gator’ Bodine (James Franco), el capo de la
metanfetamina del lugar.

La adaptación del
guion (adaptación del libro homónimo de Chuck Logan) fue realizado por
Sylvester Stallone, y con eso basta y sobra para saber lo que se puede esperar de
esta película: una trama poco complicada salpicada de mucho balazo, algo de
sangre, explosiones y persecuciones de alta velocidad. Lo que destaca es el verdadero
placer de ver pelear a Jason Statham, que a puño limpio es capaz de asesinar
simultáneamente a 5 tipos sin rasgarse la ropa, sufrir solo un rasguño y por
supuesto, sin despeinarse.

Línea de fuego es
una de esas cintas que no pretende nada más allá que entretener y cumple
cabalmente con su objetivo: es la más pura expresión de su género, una película
de acción en toda la extensión de la palabra.

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Claudia Llaca Ama el aroma a celuloide por las mañanas porque lo suyo, lo suyo, lo suyo es el cine. Dice que es el único que sigue haciéndole ofertas que no puede rechazar.