César Chavez

La 3a película de Diego Luna es una buena carta de presentación como director en Hollywood, pero pudo ser mucho mejor. El actor mexicano, junto con los guionistas Keir Pearson y Timothy J. Sexton, decidieron dejar fuera muchos acontecimientos y concentrarse en 5 años de la vida del icónico activista César Chávez, un periodo clave a mediados de los 60s y principios de los 70s en donde organizó a los recolectores de uvas para mejorar sus condiciones laborales. Y es que en ese entonces, parte de la explotación de la que eran victimas consistía en recibir una “paga” de $2 dólares al día, no tenían derecho ni al agua potable, ni a baños –sus empleadores decían que no los sabían usar. 

Ahora bien, que no se malentienda, Luna pone su completa atención a hechos que sin duda merecen estar bajo los reflectores: en el filme, por una entrevista, Chávez (Michael Peña) recuerda los 60s, década en la que se trasladó junto con su familia a California y fundó la National Farm Workers Association (NFWA). En dicha organización, su tenacidad como líder consiguió unir a los recolectores para levantarse en huelga (duró 5 años), en donde realizaron una marcha épica de más de 500 kilómetros, Chávez ayunó durante 25 días para que sus sindicalizados realizaran manifestaciones pacíficas y no cayeran en provocaciones (los golpeaban, lo bañaban en pesticidas, etc.), consiguió el apoyo del senador Robert Kennedy y viajó al viejo continente para sumar a los europeos en su boicot en contra de los productores de la uva estadounidense. 

Condensar la vida de Chávez a esta huelga es un arma de doble filo, ese movimiento fue histórico, pero sin duda como espectador te quedan ganas de que el director ahonde más en cómo la tenacidad del activista y sus éxitos fracturó otros aspectos de su vida, como su circulo familiar, de eso sólo se ofrecen alusiones. Y sumado a eso, conforme avanza la historia sospechas que tal vez los $10 millones de dólares de presupuesto fueron insuficientes para plasmar esos huecos en César Chávez. 

Por otra parte, para cualquier actor, protagonizar una biopic es como ganarse un boleto de oro y ya era hora de que alguien le diera un protagónico de peso completo a Michael Peña, quien generalmente interpreta personajes secundarios. Como César Chávez lo hace muy bien, sobre todo si se considera que sobre un estrado, el activista hispano era prudente y reflexivo. Si bien se le compara con otros líderes como Martin Luther King, Nelson Mandela y Gandhi en cuanto a su postura en contra de la violencia, no así en cuanto a sus habilidades oratorias, eso no importa, ya que Chávez inspiró a las personas con sus palabras. Esa contención física no se debería de confundir con una interpretación fría de Michael Peña, por el contrario, calca esta peculiar característica del líder hispano.

El resto del reparto no se queda atrás, sin embargo su tiempo a cuadro es tan esporádico que no les hace justicia. Por ejemplo, Rosario Dawson y América Ferrera interpretan a Dolores Huerta y Helen Chávez (respectivamente), la primera cofundó la NFWA junto a Chávez, la segunda es su esposa, 2 personajes clave en sus éxitos. Lo mismo ocurre con John Malkovich, quien interpreta a Bogdanovich Senior, digamos la cara de los productores de uva en este conflicto. El guión le arrebata espacio a estos personajes y en su lugar ofrece alusiones al contexto histórico de Estados Unidos en los años en los que se llevó acabo la huelga.

A nivel dirección, Diego Luna hace un buen trabajo, con un estilo documental se nota que la experiencia adquirida en sus filmes anteriores sí cobra frutos. César Chávez es un largometraje que le hará justicia a este figura en cuanto a dar a conocer su movimiento histórico en latitudes fuera de Estados Unidos, pero pudo ser una biopic muchas más rica y profunda. 

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Gabriel Guajardo