Las novias de mis amigos

Siendo Hollywood una máquina que funciona con monedas de oro, no podemos realmente culparlo por muchos de sus pecados comunes. En ocasiones es necesario que salgan películas pobres, o sin alma, para que puedan existir películas más pequeñas y más atrevidas. Sin éxitos de la 20th Century Fox, no existiría Fox Searchlight; es todo un ciclo.

Por ahí va la concepción de Las novias de mis amigos (That Awkward Moment), una película que se siente construida de una forma muy mecánica, específicamente para beneficiar la carrera de Zac Efron, un actor que ha trabajado de manera constante en el cine desde el 2008 –después de su éxito en las película para la televisión de High School Musical–, y alguien con una carrera brillante frente a él.

La historia se desenvuelve cuando Jason (Efron) decide hacer un pacto/apuesta con sus 2 mejores amigos, Mikey (Michael B. Jordan) y Daniel (Miles Teller), que consiste en que los 3 deben mantenerse solteros. El conflicto de la trama comienza cuando ellos se enamoran de diferentes chicas, por lo que deberán mantener sus relaciones en secreto. 

Uno de los problemas principales de Las novias de mis amigos es que no se sabe en qué género cae. Porque aunque parece intentar subvertir sus convenciones, falla en casi todos los sentidos. Podría ser una comedia romántica, o tal vez intenta crear un nuevo género (¿quizá el equivalente masculino del chick flick?) o quizá nada más es un desastre. Desafortunadamente ésta es una película que no está segura de nada y que en consecuencia, es inconsistente.

Sin embargo, su débil premisa es el error más grande que tiene la película. Empezar con una apuesta entre amigos ya es suficientemente cliché, pero la historia jamás se complica tras su inicio, y la trama se siente insubstancial. Cuando un personaje está tomando decisiones terribles basándose en una apuesta, es difícil tener el menor interés. ¿A quién le importa que Jason pierda su apuesta? Literalmente no hay nada en juego.

Zac Efron interpreta a una versión patán de Zac Efron, como lo hizo en Año Nuevo (2011), y esto es una lástima. Efron ya comprobó en 17 otra vez (2009) y Amores peligrosos (2012) que es un protagonista entrañable; al reducirlo a una cara bonita, se siente que su talento se desperdicia. De hecho, todos los actores son desperdiciados: Miles Teller es bueno para la comedia, pero no lo utilizan lo suficiente. Michael B. Jordan (Mikey) es el único personaje que tiene una semblanza de dimensión. 

Pero el peor desperdicio es el talento del elenco femenino, en particular de Imogen Poots y Mackenzie Davis. Ambas son actrices con gran habilidad histriónica, pero aquí aparecen como marionetas cuyo único objetivo es empujar la historia de los personajes masculinos. Así, ellas no demuestran ni independencia narrativa, ni un punto de vista personal; todo circula alrededor de ellos.

Todo en Las novias de mis amigos demuestra que la tendencia misógina Hollywoodense no ha desaparecido, por más Tina Feys y Nora Ephrons que existan. Y es que al final del día, ésta es una película romántica que no tiene nada que ofrecer al sexo femenino, más que el cuerpo de Efron.

El diálogo de Tom Gormican (director y guionista) es genuinamente mordaz y a veces ingenioso, un aspecto positivo pues varios de los chistes y situaciones son reciclados de mejores películas. Y aunque sí hay un par de momentos de genuina comicidad, quizá valdría la pena ver cualquier película de Judd Apatow en su lugar, o hasta ¿Qué pasó ayer?

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Staff Cine PREMIERE Este texto fue ideado, creado y desarrollado al mismo tiempo por un equipo de expertos trabajando en armonía. Todos juntos. Una letra cada uno.