Buscador
Ver el sitio sin publicidad Suscríbete a la revista
Cine

El violinista del Diablo

22-07-2014, 4:53:50 PM Por:
El violinista del Diablo

The Devil's violinist resulta en una película rebuscada, sí, pero ultimadamente superficial.

Cine PREMIERE: 2.5
Usuarios: 3
Votar ahora:

De acuerdo con El violinista del Diablo, tener la oportunidad de escuchar en vivo
a Nicolás Paganini habría sido, a principios del s. XIX, el equivalente de
asistir a un concierto de Michael Jackson, o de KIss, con todo y la pirotecnia
en el escenario y los gritos de fans histéricas. Una crónica del sensacional
ascenso a la fama del genio—un éxito extraordinario, que la película atribuye
de manera nada ambigua a la mefistofélica figura del siniestro Urbani, manager y cómplice del músico—, así como
su decadencia y eventual muerte en 1840, la película presenta a Paganini como
un literal rockstar del s. XIX: un
prodigio arrogante, un mujeriego y jugador cuyos desplantes de diva recuerdan
más a Jim Morrison en The Doors que
al Mozart de Amadeus, aún otra interpretación
libre de un músico genial.

La cinta recrea así algunos de los episodios
más conocidos en la vida del músico, y hace por supuesto referencia a los
rumores que aseguraban Paganini era hijo del Diablo, o que de menos había hecho
un pacto con él. Se dice por ejemplo que en alguna ocasión fue obligado a hacer
públicas cartas de su madre, para demostrar que tenía padres humanos. En alguna
escena en que el por demás siniestro Urbani—interpretado por Jared Harris, hijo
ni más ni menos que de Richard Harris y popular en el cine y la televisión—le
echa en cara a Paganini su falta de lealtad, le espeta: “Yo no soy el Diablo…
Yo sirvo al Diablo, y tú eres mi amo”.

Por supuesto, el Paganini encarnado por el
debutante David Garret—un conocido músico alemán, que de veras toca el
violín—recuerda más al extinto Michael Hutchence que al Paganini histórico, una
interpretación que poco o nada hace por honrar el legado del genial violinista.
Y sin embargo, y a pesar de tantas libertades, la cinta no se aleja demasiado
de lo que se podría esperar de un biopic
convencional—el director, Bernard Rose, es responsable también de Amada Inmortal (1994), aquella cinta
biográfica sobre Beethoven protagonizada por Gary Oldman hace unos años, y de
la que Roger Ebert dijera que “había sido hecha por gente que sentía a
Beethoven directamente en sus corazones». Desde luego, la música también
tiene aquí un papel protagónico,  aunque
subordinado al del violinista, y los secundarios—el papel de Joely Richardson
como Ethel Langham, crítica del Times,
es particularmente atractivo—distraen de una dirección de arte evocativa, pero
más propia de un filme abiertamente fantástico. Este tipo de detalles crean un
filme—y un retrato de Paganini—que acaba resultando trivial: una película
rebuscada, sí, pero ultimadamente superficial.

¿Quieres ser un emprendedor o emprendedora?
Conoce Emprendedor.com el mejor contenido de Ideas de Negocio, Startups, Franquicias, e Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.

autor Periodista y cineasta, es colaborador de Cine PREMIERE desde el año 2002, conductor de Horroris Causa en UAM Radio 94.1 FM y miembro del equipo de Mórbido: Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror. Actualmente imparte las materias de Narrativa, Guionismo y Géneros Cinematográficos en SAE Institute Mexico, así como talleres de guion para cortometraje.
Comentarios