Reinventando el amor

Reinventando
el amor (The
Face of Love) tiene un título engañoso en español. En realidad,
en este drama no se reinventa nada, mucho menos el amor, pues no es una
película sobre un romance en el atardecer de la vida. Más bien, narra la
historia de una pérdida, pero sobre todo, de una mujer en duelo que es colocada
en una situación hipotética y –hay que decirlo– algo demencial: ¿qué sucedería
si una viuda se topa con el doble perfecto de su marido muerto?

Esto es lo que
le ocurre a Nikki (Annette Bening) cuando, 5 años después de la muerte
de su esposo Garret, va a visitar el museo que solían visitar. Ahí ve a Tom (Ed
Harris) quien, para su sorpresa, luce exactamente igual a su esposo
fallecido. “¿Qué estás haciendo?”, se pregunta a sí misma, mientras lo
sigue, frecuenta y se aferrar a él en una relación milagrosa, pero
psicológicamente nociva –y hasta un poco escalofriante, si lo pensamos bien.

Dirigida por
Arie Posin (Historia de un secuestro), y escrita en conjunto con
Mathew McDuffie, The Face of Love parte de esta audaz premisa y le da la
oportunidad a sus actores de demostrar su gran talento. Solo el aplomo y la
química de Bening y Harris podrían mantener vivo a un guión de este estilo, que
está lejos de ser perfecto y falla en dar a sus personajes la psicología
necesaria para la catarsis que se les pone enfrente.

Aún así, hay
varias aristas interesantes. Más que como un drama romántico, Reinventando
el amor, funciona mejor como un experimento mental. Es decir, un
escenario hipotético que despierta reflexiones. La pregunta, entonces, no sería
si es posible o realista aquello de tener un doble por ahí sino más bien qué pasaría
si volviéramos a ver la cara de lo que hemos perdido. ¿Encontrar algo parecido
a nuestro pasado nos ayuda a cerrar ciclos? La película tiene sus mejores
momentos cuando intenta ilustrar esto.

Quizá por ello
lo mejor sea el inicio, cuando se plantea la problemática y seguimos a Nikki en
su esfuerzo por ocultar a Tom de su hija y de su amigo Roger (un esporádico Robin
Williams). A esto, se suman las referencias a Vértigo de Alfred
Hitchcock, así como varios simbolismos que el guión nos regala. Nikki, por
ejemplo, se dedica a revestir casas en venta que han quedado vacías, para
dejarlas como si “nadie se hubiera ido nunca”. Cualquier parecido con su vida
emocional es pura coincidencia. 

Reinventando
el amor tiene fallas
narrativas y no deja tan claro cómo es que la apariencia física es suficiente
para que Nikki transfiera a Tom todos los sentimientos que le tenía a su esposo
de 30 años. Pero nos mantiene preguntándonos qué sigue y siempre valdrá la pena
ver cómo Bening y Harris salvan una historia.

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Jessica Oliva Periodista, editora en Cine PREMIERE y bailarina frustrada en sus ratos libres. Gustosa del cine, la literatura, el tango, los datos inútiles y de la oportunidad de desvelarse haciendo lo que sea.