Los Boxtrolls

Son entes –no monstruos– verduscos, de apariencia amable si se les mira de cerca y usan un outfit peculiar: cajas de cartón con un dibujo que indica su nombre. Los Boxtrolls (The Boxtrolls) son moradores del universo subterráneo que coexiste bajo las alcantarillas de Quesa Villa, algo así como Las Tortugas Ninja, pero sin necesidad de enfrentar a Shredder ni salvar Nueva York. Su tiempo no es actual, viven en plena era victoriana.  En esta época la gente está obsesionada con los quesos, la alcurnia y el buen gusto. De ahí que el equipo de 30 animadores, comandados por los directores Graham Annable y Anthony Stacchi, trabajara en 55 esculturas de ese alimento, para ilustrar Los Boxtrolls, que por cierto, es una adaptación de la novela Here Be Monsters! de Alan Snow. 

Su concepción del mundo de Huevo –personaje del que se hicieron 25 marionetas– es original y atrevida. Es un niño adoptado por los boxtrolls. Sin embargo, la leyenda cuenta otra cosa. Para el estirado y clasista pueblo, el infante fue secuestrado y devorado por los “monstruos”. Todos creen en este cuento, al menos hasta que la hija del respetado y pomposo gobernante, Winnie, descubre que un niño vive con ellos. ¡Eureka! 

Si bien en un principio la historia puede parecer predecible, LAIKA, el estudio responsable de Coraline y la puerta secreta y ParaNorman, la dota de profundidad, de cierta obscuridad y retoma la técnica que le ha otorgado a sus producciones el calificativo de artesanal: el stop-motion. El background de Huevo llega a ser turbulento, pero no es tan sombrío como en Cómo entrenar a tu dragón 2 (How to train your dragon 2) –ya saben, la calamidad que tiene lugar hacia el final e involucra a Chimuelo.

Visualmente Los Boxtrolls es impecable, a pesar de que el 3D obscurece aún más la fotografía que tiene atisbos de expresionismo alemán. De cualquier modo, las gesticulaciones de los rostros de las marionetas transmiten las emociones deseadas y muestran una extensa gama de matices. Interactúan en sets decorados al detalle, bailes de salón victorianos, vestuarios suntuosos y aristocráticos, escenarios de teatro y hasta vehículos.

No obstante, la trama tiene leves incongruencias. No queda claro cómo es que Huevo, con su prácticamente nulo contacto con el exterior, aprende a hablar o por qué no se explora a los curiosos seres. Además de Zapato (el padre adoptivo del niño) pocos resaltan de la comunidad boxtroll, aunque son partícipes de tiernas secuencias. Sus personalidades no brillan como los minions de Mi villano favorito (Despicable Me), por ejemplo. 

Lo que hace caminar a la historia, son las circunstancias y acciones del elenco, en especial Huevo, Archibaldo y el ingenio de Winnie. Este trío de motores narrativos hace eco a temas como la pertenencia, el clasismo, la naturaleza y la aceptación. Cualquiera puede ser un héroe, incluso si cambia la capa por una caja. 

NOTA: Durante los créditos hay una secuencia imperdible. No se salgan de la sala antes de tiempo.  

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Mabel Salinas No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!