Una noche en el museo El secreto de la tumba

Robin Williams se despide de los reflectores y la cámara de cine con Una noche en el museo El secreto de la tumba (A Night at the Museum Secret of the Tomb), última participación a cuadro antes de su prematura muerte en agosto de 2014 —aún falta el estreno de Absolutely Anything donde sólo presta su voz. Llama la atención que su último diálogo tiene lugar en un momento de desprendimiento, así que prepárense para el nudo en la garganta.

El director Shawn Levy y protagonista Ben Stiller cierran esta trilogía que con sus 2 primeras entregas dejó ganancias de más de $988 millones de dólares para la 20th Century Fox. Además la fotografía es del mexicano Guillermo Navarro, igual que la primera, y Stiller retoma al conocido guardia de seguridad del Museo de Historia Natural. 

Una maldición que comienza en Egipto, en 1938, orilla a Larry (Stiller) a desplazarse al Museo Británico para componer la tabla de Ahkmenrah (Rami Malek) que imprime vida a las obras de arte y figuras de cera y polietileno que decoran el inmueble, problemática pobremente justificada. Algunas de ellas viajan como polizones, travesura que incita la interacción entre viejos conocidos y nuevas incorporaciones. 

Ben Kingsley cambia de bando. Ya no es el judío de Éxodo Dioses y Reyes, aquí encarna al faraón egipcio y obsequia una divertida escena que alude al escape liderado por Moisés. Figuran igualmente Rebel Wilson como la guardia de seguridad londinense y Dan Stevens (Downton Abbey) bajo la armadura de un incauto Lancelot. Levy engalana la comedia con divertidos cameos, entre ellos un actor famoso por ser un intrépido superhéroe (aplausos), esculturas griegas, criaturas mitológicas y la litografía “Relatividad” de M.C. Escher. 

Esta pieza da origen a la mejor escena de la película, una que si bien sólo dura un par de minutos, requirió del trabajo de un equipo de matemáticos durante 4 meses, el uso de pantalla verde y de sets con escaleras móviles. Pese a estar perfectamente bien lograda, es una de las herramientas que el equipo de Levy replica de las cintas previas. 

Retoma gags derivados de la edición, mientras que las relaciones ya establecidas no evolucionan. Aunque la entrega cumple cabalmente como vehículo de entretenimiento, es un hecho que la fórmula está desgastada, inclusive en más de una escena parece haber cobrado inspiración de Toy Story 3, animación que en 2010 pretendía culminar la trilogía de Pixar. Es comprensible que El secreto de la tumba sea el punto final de la museográfica franquicia. 

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Mabel Salinas No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!