¿Alguna vez soñaron con viajar por el tiempo en un auto volador? ¿Qué tal ayudar a un simpático extraterrestre? ¿Y adoptar una simpática criatura oriental? Si sus respuestas fueron positivas, felicidades: ¡ustedes crecieron con las películas de los 80!
Una de estas películas, por ejemplo, es Goonies considerada uno de los más grandes clásicos de la época y que muestra un grupo de amigos emprendiendo una emocionante aventura para encontrar un tesoro que les permitirá salvar a su comunidad. Naturalmente tenemos una de las grandes películas de los 80 por excelencia que incluso es trilogía: Volver al futuro , donde ¿quién no soñó con encontrarse a algún científico que construyera una máquina del tiempo para viajar a donde quisiéramos?
¿Alguna vez soñaron con un viaje así? ¡Nosotros también! El cine de los 80 se caracterizó por un sinfín de aventuras escritas de manera original, sin estar basadas en trabajos previos y en donde se emplearon muchos actores jóvenes con los que rápidamente todos hicimos click y nos imaginamos protagonizar esas aventuras. Es complicado pensar que regresará una década así en la que se confiaba más en una idea original que en algo creado previamente. Eran películas que creían en sí mismas y apostaban por el gusto del público
¿Se pusieron nostálgicos? ¡Dígannos qué película de aquella década los marcó para siempre!
La historia sin fin (Dir. Wolfgang Petersen, 1984)
No sólo somos amantes del cine, sino también de la literatura. Es por ello que comprendemos perfectamente a Bastian Balthazar Bux, un niño cuyo interés por un singular libro le permitirá adentrarse en una fascinante aventura que pretende salvar el reino fantástico de Fantasía.
Quizá la parte más emocionante de esta travesía sea la posibilidad de conocer a Falkor, un valeroso dragón que ayudará a nuestro héroe en su misión por rescatar a la Emperatriz Hija de la Luna. ¡La buena noticia es que este sueño sí puede cumplirse! Esto se debe a que el prop de Falkor empleado para el rodaje de La historia sin fin puede ser visto en los Estudios Bavaria de Múnich ¡y lo mejor es que los turistas pueden subir en él!
¿Alguien sabe cuándo sale el próximo vuelo hacia Alemania?
Labyrinth (Dir. Jim Henson, 1986)
Estamos seguros que muchos de ustedes admiran a David Bowie, pero dudamos que quieran conocerlo en las mismas circunstancias que Sarah Williams (Jennifer Connelly). Labyrinth mostró al músico convertido en el malévolo Goblin King, quien secuestra al hermano menor de la joven para convertirlo en duende. Para salvar el día, nuestra heroína tendrá 13 horas para cruzar un peligroso laberinto que le permitirá llegar al castillo del villano.
Aunque la premisa puede sonar tenebrosa para algunos, los ochenteros crecimos fascinados con la posibilidad de conocer un reino fantástico creado por el mismísimo Jim Henson y habitado por sus simpáticos Muppets. A esto agreguemos que el Goblin King no era tan malo como muchos podrían imaginar, pues sólo deseaba el amor de Sarah. En serio, ¿alguien puede culparlo por enamorarse de Jennifer Connelly?
¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Dir. Robert Zemeckis, 1988)
¿Se imaginan un lugar habitado sólo por dibujos animados? Este divertidísimo mundo existió para todos los niños ochenteros que disfrutaron las hilarantes aventuras de Roger Rabbit, y su nombre era Toontown.
El lugar era tan mágicamente realista, que absolutamente todas las caricaturas eran bienvenidas, lo que nos permitió disfrutar los inusuales encuentros de numerosos clásicos animados. Nuestro favorito: el momento en que los inmortales Mickey Mouse y Bugs Bunny comparten pantalla por primera y única vez en su historia.
Pero el tiempo pasó y actualmente todos ignoramos las condiciones del lugar. Algunos rumores dicen que Toontown fue destruido para construir una carretera, pero otros aseguran que el sitio ha cambiado desde la llegada de la animación 3D. ¿Será? Con un poco de suerte, algún día lo descubriremos en una secuela.
Querida, encogí a los niños (Dir. Joe Johnston, 1989)
Lección del cine ochentero #263: la casa NUNCA será el lugar más seguro para los niños, especialmente cuando tu padre es un científico aficionado a las máquinas reductoras…
Esta fue una de las enseñanzas más importantes de Querida, encogí a los niños, clásico en que el atolondrado científico Wayne Szalinski –un hilarante Rick Moranis– achica accidentalmente a cuatro pequeños. Los problemas aumentan cuando el cuarteto termina extraviado en el jardín, al acecho de peligros como podadoras, abejas y alacranes.
¡Pero nada de esto nos impidió soñar con la reducción de nuestro tamaño! Pues la aventura también vino acompañada de divertidas experiencias, como la adopción de simpáticas hormigas, comidas a base de golosinas olvidadas y campamentos en LEGO.
Los Goonies (Dir. Richard Donner, 1985)
Barcos piratas, tesoros ocultos, temibles maleantes y el mejor grupo de amigos para la más emocionante travesía. ¡Los Goonies lo tiene absolutamente todo! Por ello no debería sorprendernos que la cinta de Richard Donner figure entre los grandes clásicos de todos los tiempos y que todos aquellos que crecieron con ella soñaran con emprender una aventura similar.
La historia gira alrededor de un grupo de amigos cuyas familias están a punto de ser desalojadas. Sin embargo, sus esperanzas regresan al encontrar un antiguo mapa que podría guiarlos hacia el tesoro de un viejo pirata. Si no la conocen, háganse un favor y véanla ahora mismo. Actualmente nuestras ilusiones son menos exigentes y nos conformamos con una secuela que muestre la reunión del grupo original y que abra el camino para una nueva generación de Goonies. Y ya que andamos en esto, ¡exigimos el regreso de Sloth a bordo de su Inferno!
Los Cazafantasmas (Dir. Ivan Reitman, 1984)
Muchos de nosotros teníamos miedo a los fantasmas de pequeños, sin embargo nuestros temores terminaron con la llegada de Los Cazafantasmas. Este peculiar grupo de héroes derrotó nuestros peores miedos con sofisticados gadgets que les permitieron capturar a todo tipo de espectros.
¡Pero esto no lo es todo! La saga también reveló que algunos fantasmas no pretenden hacernos ningún daño –sólo se terminarán nuestra comida–, mientras que nuestros más inocentes sueños pueden convertirse en la peor de nuestras pesadillas. Nuestra recomendación: si un demonio mitológico les ordena elegir la forma de su destructor, ¡dejen la mente en blanco!
Afortunadamente hoy sabemos que la arriesgada solución para estas apariciones es cruzar los rayos…
Gremlins (Dir. Joe Dante, 1984)
Todos amamos a los perros, pero quienes crecimos en los 80’s siempre quisimos un gremlin de mascota. O mejor dicho, siempre quisimos tener a Gizmo, ya que absolutamente nadie quería cruzarse en el camino de Rayita, Mohawk o Greta.
Nuestra afición por estas criaturas fue tan grande, que todavía recordamos sus restrictivas responsabilidades: no deben mojarse, no deben comer después de la medianoche y no deben exponerse a la luz solar. ¡Y eso que han pasado más de 30 años de su estreno!
Lo cierto es que enamorarse de Gizmo era sumamente fácil, pues era una tierna criatura que sólo buscaba la paz en los brazos de su amigo Billy, quien por cierto nunca fue muy bueno para cumplir las reglas de su mascota. A esto agreguemos sus simpáticas melodías, sus pasos de baile e incluso su actitud badass a la Rambo.
¡Que levante la mano el que siempre quiso tener su propio Gizmo! o/
Volver al futuro (Dir. Robert Zemeckis, 1985)
Viajar por el tiempo estaría bien, aunque hacerlo con estilo –es decir, en un DeLorean– parece mucho mejor. ¿Cuántos de ustedes no soñaron con hacerlo después de Volver al futuro?
Sabemos que esta aventura involucra grandes riesgos, como la posibilidad de desaparecer tras interrumpir el primer encuentro entre tus padres o lo que es peor, conquistar la versión juvenil de tu madre. ¡Ewww!
Sin embargo no podemos resistir la tentación de visitar el futuro para ayudar a nuestros hijos y de paso conocer el innovador calzado y las patinetas voladoras de la época. Y ya que tenemos el tiempo a nuestro favor, ¡también aprovecharíamos para ver Tiburón 19!
E.T. (Dir. Steven Spielberg, 1982)
¿Miedo a los extraterrestres? ¡No los culpamos! Desde hace años, la industria cinematográfica nos ha hecho pensar que los alienígenas llegarán a nuestro planeta para destruirnos o conquistarnos.
Todo era más sencillo en nuestra infancia, cuando Steven Spielberg nos demostró que el universo también es habitado por encantadores seres que jamás nos harían daño. Fue así como conocimos a E.T., un tierno alienígena que termina extraviado en nuestro planeta y que debe recurrir al apoyo del pequeño Elliot para regresar a casa.
Luego de numerosas aventuras –desde las primeras palabras del visitante hasta su inesperado encuentro con Yoda en Halloween–, ambos personajes integran una hermosa conexión que les concede toda clase de alegrías y pesares. Pero nada tan espectacular como el último vuelo en bicicleta, el cual abre el camino para un desenlace que siempre termina por rompernos el corazón: E.T. debe partir ante la mirada llorosa de su amigo.
¿Cuántos de ustedes soñaron con un encuentro así?
Los cazadores del arca perdida (Dir. Steven Spielberg, 1981)
Los jóvenes actuales piensan que los arqueólogos están obligados a trabajar en un museo, sin embargo las generaciones ochenteras saben que estos teóricos viven infinidad de peligrosas aventuras para incrementar las colecciones de sus respectivos institutos. Bueno, al menos nos quedamos con esa idea después de conocer a Indiana Jones, considerado uno de los héroes más importantes de la cinematografía mundial.
A lo largo de cuatro entregas, el personaje recorrió el mundo para develar los mayores misterios de la humanidad, que van desde tesoros bíblicos hasta secretos alienígenas. Aunque el millaje del personaje ha incrementado considerablemente, sus aficionados todavía cruzamos los dedos para verlo en una quinta aventura.
Por cierto –y para evitar malentendidos–, queremos aclarar que no todos los científicos experimentan las mismas emociones que los arqueólogos. Un claro ejemplo son los paleontólogos: Jurassic Park nos hizo pensar que eran cool, hasta que Ross Geller de Friends nos demostró que todo era una ficción de Hollywood.
Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.