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Cine

Hagen y yo

15-09-2015, 2:32:05 PM Por:
Hagen y yo

Una cinta íntima, original e imperdible.

Cine PREMIERE: 4.5
Usuarios: 5
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En su extraordinario y épico documental sobre la historia del cine, The Story of Film: An Odyssey (2011; visita obligada para cualquier cinéfilo), el crítico Mark Cousins argumenta que el hilo conductor del desarrollo del cine como arte e industria es la innovación. Desde los pioneros como Buster Keaton hasta magos del 3D como James Cameron, la innovación ha sido el ímpetu que ha determinado el desarrollo del séptimo arte y lo ha convertido en nuestra memoria colectiva.

¿A qué viene todo esto en una reseña de la cinta húngara Hagen y yo (White God) de Kornél Mundruczó? La respuesta: este extraordinario filme, tanto íntimo como grandioso, es diferente a cualquier cosa que hayas visto. El motor de Mundruczó es una idea en apariencia descabellada pero que sabe llevar por buen camino, regalándonos momentos de conmovedora brillantez. La premisa es sencilla: una niña de 13 años, Lili (Zsófia Psotta, toda una revelación), se enfrenta a los problemas de tener padres divorciados y sólo encuentra compañía en su perro, Hagen. Cuando Lili tiene que ir a vivir con su padre por una temporada, Hagen, por no ser de pedigrí (ojo con la crítica al racismo, tan enraizado en Europa), es abandonado en la calle.

Es entonces cuando el guión cuenta dos tramas paralelas: las desventuras de Hagen (un can con un rango expresivo que ya envidiarían varios actores) y los problemas de adolescencia de Lili, mostrados con crudeza (las drogas, el enamoramiento juvenil, el desafío a la autoridad). El director asegura haberse inspirado en la manera en que el novelista J.M Coetzee describe las relaciones humano-animal para narrar la historia de Hagen: y se nota, pues lo que empieza como una cinta de Disney tipoVolviendo a casa, una aventura increíble (Homeward Bound: The Incredible Journey) termina siendo un escaparate para la crueldad humana más a tono con, digamos, la primera historia de Amores Perros. Es entonces que la cinta brinca de género en género y pasa del cine de aventuras animales al drama familiar y de ahí al cine de venganza serie B (una especie de película de Charles Bronson con animales) y al blockbuster apocalíptico (las calles de Budapest desiertas nos recuerdan a las de Londres en Exterminio, 28 Days Later).

El director sabe manejar estos brincos estilísticos, culminando en un final tan innovador como estremecedor que de seguro Cousins incluiría en su documental de haberlo realizado hoy en día. Esto es cine en estado puro: innovación que se mete muy dentro de los misterios de la vida, la lealtad y la muerte.

Imperdible.

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autor Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.
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