Pasante de moda

Ben Whitaker (Robert De Niro), un simpático viudo retirado de 70 años en busca de darle un segundo aire a su vida, se topa con un programa para pasantes de la tercera edad en una compañía de moda. Entusiasmado por regresar al juego, Ben solicita y obtiene el puesto de becario directo de Jules (Anne Hathaway), la dueña de dicha compañía start-up de venta de ropa en línea. A simple vista, parece que la vida de Jules es perfecta: es una mujer sumamente exitosa, tiene un comprensivo esposo en casa y una adorable hija. Pero cuando su vida profesional y personal se empiezan a desmoronar, Jules encuentra un amigo inesperado en Ben, cuyo carisma y enseñanzas de la vieja escuela le darán una nueva perspectiva de la vida y los negocios. 

La película escrita y dirigida por Nancy Meyers (El descanso, Alguien tiene que ceder) presenta un fórmula conocida: el personaje mayor contrapuesto con el personaje joven y todo lo que ocurre debido a sus diferencias generacionales, especialmente cuando del internet y las nuevas tecnologías se trata. Se siente como una historia muy familiar que no brinda nada nuevo en cuanto a temática. La cinta parece estar dividida en dos actos: el primero, en donde la comedia es el protagonista y el segundo en donde el diálogo emotivo es el estelar. El ritmo de la primera parte es bueno y las risas, constantes. Sin embargo, el proceso dramático que el segundo acto intenta exponer se queda muy en la superficie y la comedia pasa a un segundo plano. Esto crea un desequilibrio en la historia y hace que el espectador pierda ese gancho tan bien logrado en la primera parte. Si esta mezcla entre risas y emotividad hubiera estado más proporcionada, la película tendría media estrella más en su calificación…

No obstante, la química entre Anne Hathaway y Robert De Niro se siente sincera y es lo que funciona como hilo conductor durante toda la cinta. Su relación se desarrolla de una manera muy orgánica y reconfortante. En un mundo donde todo se ve por email y los estresados millenials no tienen tiempo ni para comer, Ben funciona como una catalizador de cambio que obliga a los personajes a su alrededor a revalorar sus vidas y enfocarse en lo que realmente importa. Al final del día, es una comedia ligera, dirigida a una audiencia más madura, muy al estilo de Nancy Meyers: conflictos de la edad moderna sencillos, desenlaces felices (y un tanto predecibles) y una buena dosis de chistes ingeniosos. Te dejará con buen sabor de boca. 

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Amanda Adame Comunicóloga para quien el cine y la fotografía son las mejores maneras de ver la vida. Es fan de Sofia Coppola y la estética de Wes Anderson, añora décadas pasadas y piensa que todo el mundo debería irse en un road trip por lo menos una vez en la vida.