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Cine

Victor Frankenstein

22-11-2015, 12:30:52 PM Por:
Victor Frankenstein

Resulta muy difícil dar una nueva perspectiva a una historia tan conocida como la de la criatura de Mary Shelley, pero este filme se divierte intentándolo.

Cine PREMIERE: 3
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La historia de Frankenstein (también llamado “El moderno Prometeo”) es una de las más conocidas en la literatura y el cine. ¿Cómo darle un aire fresco a una aventura que todos hemos escuchado una y otra vez? Al parecer, convirtiéndola en una especie de precuela y narrándola desde la perspectiva de un personaje que ni siquiera existía en la novela original de Mary Shelley.

Esta es la premisa de Victor Frankenstein, la cual, a través de James McAvoy y Daniel Radcliffe –como el científico loco original y su incansable ayudante Igor, respectivamente– trata de darle un giro a esta fábula de la ciencia contra la fe. La película de los estudios Fox es una entrega desigual. Por momentos es extremadamente divertida y por otros, no sabe si identificarse como comedia, drama u horror. Este filme, dirigido Paul McGuigan, cuenta cómo fue que el jorobado Igor terminó trabajando con Víctor para crear a la famosa Criatura (que no, no se llama Frankenstein).

Pueden tomar esta entrega como una precuela de la original Frankenstein (1931) de James Whale, pero como Igor es un personaje netamente cinematográfico, la trama no se apega mucho a la novela clásica. Lo entretenido de este largometraje es ver cómo el doctor y su asistente «arman» a sus monstruos y les dan «vida». Es en esta parte en la que ambos protagonistas forman una amistad fuerte, aunque algo tóxica. De hecho, la parte en la que sin duda destaca Victor Frankenstein es en la química y dinámica entre McAvoy y Radcliffe, sobre todo al mostrar que Igor es la «parte cuerda» del científico loco. Además, se puede ver que ambos actores disfrutaron muchísimo de poder experimentar más allá de sus roles conocidos.

Por momentos la película intenta manejar temas como la amistad en igualdad de términos, el perdón propio y la eterna lucha (y en este caso, innecesaria) entre el avance y el pensamiento religioso. No obstante, nunca llega a explorarlos a profundidad. El diseño de producción es bastante bueno, con hermosos vestuarios, escenarios –laboratorios que, de hecho, parecen haber sido usados para una ciencia muy cruda– y efectos especiales bastante aceptables.

Victor Frankenstein tiene dos problemas: su Criatura y sus villanos. El tercer acto del filme poco o nada tiene que ver con la historia original y se esfuerza demasiado por ser tomado en serio cuando la parte más disfrutable de los primeros actos es precisamente su ligereza. Por otro lado, el antagonista Inspector Turpin (un muy mal aprovechado Andrew Scott) nunca parece tener motivos suficientemente desarrollados para ensañarse con los “creadores”. Y, ¿qué sería de una película de Frankenstein sin un muerto revivido? La famosa criatura es bastante olvidable, sin el encanto que Boris Karloff o Robert De Niro le impregnaron en su momento. Incluso se deja entrever que este ser no es la versión final que todos conocemos del monstruo.

En resumen, Victor Frankenstein es una película divertida –que bien vale el precio del boleto–, bastante recomendable para una buena tarde. Pero si lo que buscan es un estudio profundo sobre lo que significa ser un hombre y la responsabilidad de crear vida, mejor vean la adaptación de Kenneth Branagh de 1994.

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autor He sido editora en diversos portales pero me identifico más como cinéfila geek adicta a los comics. Obsesionada con Tom Hiddleston que vive en 1407 Graymalkin Lane.
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