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Cine

Secretos de una obsesión

09-12-2015, 6:04:08 PM Por:
Secretos de una obsesión

El remake/adaptación de El secreto de sus ojos carece del encanto y química de la película argentina.

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Con un reparto encabezado por el reciente nominado al Oscar Chiwetel Ejiofor, Nicole Kidman y Julia Roberts, Secretos de una obsesión parecía una de las apuestas a seguir en esta temporada de premios, tratándose de la adaptación de La pregunta de sus ojos, novela del argentino Eduardo Sacheri y que fuera previamente hecha película por Juan José Campanella para Argentina en 2009 bajo el nombre El secreto de sus ojos. 

Situada en 2002 y en el 2015, Secretos de una obsesión nos presenta a Ray, un investigador para el FBI dentro del departamento de antiterrorismo, quien junto a su compañera Jess, descubren un homicidio que hará cambiar el rumbo de sus vidas y sus destinos. 

Resulta interesante -por no decirlo complicado- el escribir sobre la película de Billy Ray y no evitar las comparaciones con la obra de Campanella, misma que se llevara el Oscar a Mejor película extranjera en 2010, ganándole a una de las favoritas El listón blanco de Michael Hanneke. Mientras la cinta argentina juega con la idea de un investigador retirado escribiendo una novela de ficción basada en un caso que vivió hace 25 años, el remake/adaptación hollywoodense evita ese renglón nostálgico y nos presenta únicamente a Ray quien no descansa en encontrar al asesino de la hija de su amiga.

Uno de los problemas a seguir es con los saltos en el tiempo, pues mientras la película argentina ocupa 25 años (30 en la novela), aquí únicamente tenemos un lapso no mayor a 15 años, 13 en su totalidad. Se entiende la complejidad al retratar un corto tiempo en el cine, donde las canas de Chiwetel son de las pocas cosas que ayudan a la audiencia a ubicarse en el presente de la historia vs el pasado. 

Los personajes están aquí desaprovechados, siendo la química la principal carencia en la historia. Nicole Kidman logra un papel medianamente creíble como la asistente de distrito Claire, mientras que ocupamos poco más de la mitad de la película tratando de creer el enamoramiento entre ella y Ray. Julia Roberts por su parte está desesperadamente buscando al asesino de su hija pero más que nada un Oscar… y no logrará lo segundo, especialmente porque su personaje más que buscar venganza, parece estar encaprichada por el simple hecho de estarlo. 

Hay una cosa que se puede rescatar de Secretos de una obsesión y es su sentido de inovar y ser diferente, esto quiere decir que no estamos frente a una copia calca de la película de Campanella ni una adaptación al pie de la letra de la novela. Siendo básicamente el personaje y caso de Jess (Julia Roberts) el principal cambio, pues aquí el crimen sobre el que gira la historia la vuelve protagonista, cuando en realidad la novela original era un pretexto para llevarnos de la mano con unos personajes sumamente entrañables y únicos. Sin embargo no todo en la cinta de Billy Ray trató de ser diferente, pues la música alude demasiado a la ganadora del Oscar de 2010, la razón: el compositor es el mismo en ambas, Emilio Kauderer.

Pero hay secuencias que eran imposibles no llevar a la pantalla, especialmente cuando hablamos de aquella que involucra un gran estadio y un partido, en este caso de beisbol, pues mientras en El secreto de sus ojos tenemos un brutal plano secuencia que comienza con una toma aérea y termina en un close up a ras de piso, aquí nos limitamos a la toma del inicio y después estamos con una genérica secuencia de acción, nada del otro mundo.

Lo cierto es que las pistas del crimen se van resolviendo como por arte de magia, existen un sin fin de Deux Ex Machina que no hacen otra cosa sino entorpercer el ritmo natural que podría tener un thriller. Se agradece que se use la era post-9/11 como eje y tropicalización para público estadounidense, pero esto no es suficiente para sentirnos de llenos en la historia y mucho menos identificados con ese universo donde los crímenes se resuelven con tan solo unas corazonadas.

El secreto no es descubrir la obsesión por parte de Hollywood de hacer remakes, porque simplemente seguirán haciéndolos. Pero sí podría citar el principal problema con esta -y muchas- adaptaciones de cine de otras latitudes, todo contado desde la voz del personaje de Jess o en el mejor de los casos Pablo Sandoval -el insuperable Guillermo Francella-: (un remake) puede cambiar todo, de cara, de casa, de familia, de religión, de Dios, pero hay una cosa que no puede cambiar, no puede cambiar de Pasión. 

Y eso es lo que falta aquí. 

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autor Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.
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