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Cine

Tangerine: Chicas fabulosas – Crítica de la película

31-05-2021, 9:00:00 AM Por:
Tangerine: Chicas fabulosas – Crítica de la película

Una cinta inteligente, hilarante, devastadora y explosiva.

Cine PREMIERE: 4
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En la película Tangerine, Sin-Dee (la debutante actriz transexual Kitana Kiki Rodriguez) acaba de salir de prisión. En un encuentro con su mejor amiga Alexandra (Mya Taylor), ésta le confiesa a la ex reclusa (por error y en un arranque de brutal honestidad) que su pareja/proxeneta ha aprovechado su ausencia para engañarla con otra mujer de la que sólo sabemos que su nombre empieza con la letra “D”. No han pasado ni dos minutos en pantalla cuando, enardecida por la confesión, Sin-Dee convence a su amiga de acompañarla en busca de ambos para reclamar la cínica infidelidad y, de paso, patear algunos traseros en el camino.

Tangerine: Chicas fabulosas es la más reciente película del director independiente Sean Baker (Starlet) y fue grabada enteramente con cámaras de iPhone, haciendo de su estética uno de sus principales atractivos, aunque no el esencial. Con una apariencia que hace hasta a los lugares más cutres de Los Ángeles parecer la obra de un instagramer experimentado, Baker nos agarra de las greñas y nos arrastra junto con sus personajes en una odisea llena de humor políticamente incorrecto, a través del cual hace por demás digerible un mundo al que de otro forma entrar representaría un trago amargo. En el universo retratado por Tangerine sobran los personajes despreciables y marginados: padrotes, prostitutas, narcomenudistas y degenerados sexuales son expuestos pero siempre con una compasión abrumadora y un sentido del humor inescapable.

película tangerine

La búsqueda de justicia emprendida por sus sensacionales protagonistas, en conjunción con su poco pulida aunque aun así embelecida fotografía, de inmediato nos involucra sin tapujos ni prejuicios a una sociedad engañosamente relacionada con el glamour hollywoodense pero a la que el director nos introduce por la puerta trasera, permitiéndonos ser testigos del cochambre social que yace en sus entrañas.

Aquí no hay restricciones, pero tampoco abusos en la exposición de la realidad retratada. Los seres con los que Sin-Dee y Alexandra se cruzan en su odisea (que, dicho sea de paso, ocurre irónicamente durante la víspera de Navidad) no muestran timidez en su poco empática forma de ser y desenvolverse, haciendo que la comedia y las fabulosas actuaciones diluyan fácilmente la amargura de la realidad a la que pertenecen, aunque nunca quitando el dedo del renglón para de paso mostrar holgadamente la cultura “trans” californiana. 

Y es que, aunque resulte difícil asimilarlo, el motor de Sin-Dee es el amor y no la venganza. Sus razones, más románticas que viscerales, hacen que el espectador se desapegue por completo de cualquier complejo social y se involucre de lleno en la historia, gracias en gran medida a las apabullantes y poderosas actuaciones de su elenco (el encuentro final con la ex pareja, Chester, es tan hilarante como devastador). Tangerine es una película inteligente, capaz de abordar los temas correspondientes a la cultura LGBT con ligereza pero nunca con desinterés o falta de compromiso, dejando de lado la postura victimizada de quienes pertenecen a ella, para enfocarse únicamente en entretener y hacernos reír a carcajadas. ¡Qué mejor forma de derribar prejuicios!

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autor Periodista y comentarista de cine en El Fanzine, Nylon, Puentes, Cine Premiere y quien se deje. Mi papá me puso a ver Buenos Muchachos a los diez años y "as far as I can remember, I always wanted to be a gangster".
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