Una familia espacial

“Nunca conocí a un niño que no quisiera ser astronauta cuando creciera”, dice el personaje de Marcia Gay Harden en Jinetes del espacio (2000) filme dirigido y protagonizado por Clint Eastwood. Al igual que Una familia espacial, el espíritu de aquella cinta apelaba a la nostalgia por la era dorada de la NASA y la posibilidad de que sus veteranos aportaran conocimientos y experiencia a las nuevas generaciones.

La película animada española Atrapa la bandera, rebautizada para nuestro mercado como Una familia espacial (y doblada del castellano al español latinoamericano), retoma esta temática. Pero visualmente se esfuerza tanto por parecer un producto hollywoodense, que hasta se roba la apariencia de personajes de otras películas. Como la mamá, que es idéntica a Elastigirl (Los Increíbles), o la niña-clon-de-Boo (Monsters Inc.), por mencionar tan sólo un par de ejemplos.

Hay una nueva carrera espacial. Esta vez no es por demostrar el avance armamentista o como competencia ideológica. Ahora es simple y llanamente un despliegue de la voracidad capitalista. Y su propaganda es la popular teoría de la conspiración que niega que el hombre haya llegado a la Luna. En uno de los pocos gags afortunados de la cinta –que refiere a estos arrebatos del complot–, hasta Stanley Kubrick está involucrado. En este contexto, un niño hará lo imposible para que el nombre de su familia trascienda en los anales de la NASA, y a la vez lograr superar el distanciamiento entre su padre y abuelo, ambos entrenados astronautas sin misión espacial. Como Gary Sinise en Apollo 13, el abuelo no pudo acompañar a su equipo al espacio. Un hecho que lo dejó marcado para siempre, al grado de alienarlo de su propia familia.

Ahí están los esfuerzos de un guión que intenta fincar su mensaje en la importancia del núcleo familiar y el trabajo en equipo, mezclando la verdadera historia de la NASA con elementos de diversos filmes sobre la conquista del espacio. Ahí está también una sólida animación que aprovecha la tecnología en 3D. 

Pero en su afán de consolidarse como un producto globalizado, las puertas falsas están por doquier, como aquel personaje que pretende ser el comic relief que termina por desesperarnos. 

Una familia espacial no sólo es una de las películas más taquilleras en España de 2015, sino que además fue reconocida como Mejor película animada en los Premios Goya y Gaudí. Pero más allá de galardones y el depurado y competitivo trabajo de animación en 3D, los espectadores queremos ser atrapados por la historia. Tal vez sea cierto que como niños queremos ser astronautas… Pero no nos subimos a cualquier nave espacial.

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Charlie Del Río Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.