76 días – Crítica de la película documental

Como la misma pandemia que retrata, la película documental 76 días (76 Days, presentada en el Toronto International Film Festival 2020) no se tienta el corazón. Filmada durante las primeras semanas de la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, en cuatro hospitales en Wuhan (ciudad china donde el virus se identificó por primera vez), 76 días es un extraordinario registro no sólo de cómo respondieron los profesionales de la salud en aquella ciudad, sino de cómo el verdadero efecto de esta pandemia es la forma en que ha aplastado nuestra humanidad.

Durante todo el metraje vemos muy pocos rostros humanos, pues la mayoría está cubierto de pies a cabeza con equipo de seguridad. Visualmente parece impersonal y alejado de la realidad, pero auditivamente (aunque no hablemos el idioma), es fácil empatizar con su nivel de presión, angustia y dolor. En una de las primeras escenas, por ejemplo, una trabajadora de la salud (ataviada de pies a cabeza con el mencionado equipo) llora desesperada por no haber podido llegar a tiempo para despedirse de su papá. Sus compañeros la intentan consolar, la ayudan a mantenerse de pie, y mientas tanto, una idea que en otras circunstancias parecería absurda cuelga sobre todos: en un par de horas, ella tiene que regresar a trabajar.

Para la realización de su película, el cineasta chino radicado en Nueva York, Hao Wu (People’s Republic of Desire) se alió con dos camarógrafos locales a quien conoció (aunque nunca de manera personal) mientras realizaba la investigación para un reportaje que se transmitiría en una cadena norteamericana. Sin embargo, conforme se volvió claro que el virus no resultaría en “una historia local”, el reportaje fue desechado y Hao Wu le pidió a sus colegas que siguieran filmando. “Durante mucho tiempo ni siquiera estaba seguro de que hubiera una historia ahí en el material”, le diría el cineasta a ScreenSlam en el marco del Toronto International Film Festival, donde la película hizo su debut, tan sólo seis meses después de haberse comenzado a filmar. La historia, sin embargo, se volvió clara conforme avanzaban los días.

El documental no tiene entrevistas, música, ni ningún otro artificio cinematográfico. Es cinema verité puro –la cámara se enfoca en ciertos aspectos y detalles para transmitir ideas, sin interferir con el desarrollo natural de la acción– en la tradición de los hermanos Maysles, Chris Marker y Lindsay Anderson.

El armado y construcción narrativa recayó en los hombros de Hao Wun, pero todo el crédito de acceso y relación con los pacientes y trabajadores de salud es para los fotógrafos y periodistas Weixi Chen y otro que ha escogido permanecer en el anonimato. Y es en este pequeño dato en donde se vislumbra otro acto ineludiblemente heróico de estos cineastas, pues no podemos (ni debemos) olvidar que todo esto fue realizado en China, un país notoriamente hermético en cuanto a información. Ningún hospital (salvo con una pequeña excepción cerca del final) es identificado abiertamente y no hay mención alguna de posibles culpables o las medidas que el Estado esté o no tomando.

76 días es una película documental de resiliencia, de fortaleza y de unión. Las personas que atienden el hospital casi no son identificados por nombre, pero sí nos enteramos del lugar de donde vienen. La historia que esos pequeños títulos anunciando su ciudad de origen cuenta, es una que hemos escuchado muchas veces: cuando se requiere ayuda, las personas tendemos a correr hacia el fuego, hacia el derrumbe, hacia las torres y hacia la pandemia.

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J. Ivan Morales Escritor, director de cine y director editorial en ésta, su amigable vecina publicación de cine, Cine PREMIERE. Nunca perderá la esperanza de una segunda temporada de Studio 60 on the Sunset Strip y Firefly.