Resident Evil 4: La resurrección – Crítica
Su único acierto se reduce al uso de 3D y a secuencias de acción bien manejadas.
Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, pero ¿qué hay de las terceras o cuartas? Lamentablemente la película de Resident Evil 4: La resurrección comprueba que aún tan adelante en la franquicia, se puede correr con esta mala suerte. Esta cuarta entrega –que llega tres años después de su predecesora– se siente sobrada a nivel historia, ya que en un universo tan extenso como el del material de origen, el guión sencillamente no es suficiente.
Hay demasiados elementos que están mal en esta cinta: los diálogos son trillados y bordean en lo ridículo; el ritmo es lento; las actuaciones son planas; y aún más grave: la historia es casi nula. Con una duración de hora y media, la trama no avanza ni llegando al clímax del filme. Al ser una cuarta visita de este mundo, se siente verdaderamente aburrida, ya que no aporta nada nuevo.
Ahora, no es que todo esté perdido: las escenas de acción y el 3D son sobresalientes y los fans del videojuego podrán quedar satisfechos “a secas” con ello. Quizá se podría decir que hay suficientes secuencias de acción, pero por alguna razón siempre queda la sensación de que podían ser más extensas… y mejores. Otro acierto es que la estructura de guión es muy parecida a la de un videojuego, pero lo que serían las “transiciones” en un interactivo, se sienten aburridas en cine. Sí, está muy bien para los gamers, pero al público en general no podría importarle menos.
El peor problema del filme es que ni sus personajes, ni sus circunstancias se sienten emocionantes o peligrosas; todas y cada una de las secuencias de “peligro” parecen importarle poco a los involucrados, como si supieran qué es lo que continúa. Ni Milla Jovovich, ni Ali Larter, ni Wentworth Miller (quien interpreta al esperadísimo por los fans, Chris Redfield) evolucionan más allá de “personajes de videojuegos”. De hecho, podría decirse que sus alter egos virtuales son más expresivos.
Por otro lado, la dirección de Paul W.S. Anderson es aceptable –siendo que es un director poco respetado–. En las escenas de acción hace un trabajo digno, pero el resto se siente como si las otras películas nunca hubieran sucedido. No hay evolución ni a nivel artístico, ni en cuestión de la trama. Es un hecho que, históricamente, las adaptaciones de videojuegos nunca han salido bien en el cine y si bien, ésta no es una mala película (sólo es aburrida), al compararla con otra del mismo género como El príncipe de Persia, sale perdiendo y por mucho.
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