Tron: El legado – Crítica
El espectáculo visual y auditivo más impresionante del año.
28 años… casi tres décadas han pasado desde que Tron llegó a la pantalla grande y –contra todas las probabilidades– se volvió un hit de culto. Con una promesa enorme, millones de dólares gastados y una gran campaña, llega la película de Tron Legacy o Tron: El Legado y afortunadamente cumple con lo esperado. La cinta es, sin dudarlo, el espectáculo visual y auditivo más grande de este año en el séptimo arte; un emocionante score de Daft Punk, impactantes secuencias de acción, uso del 3D como herramienta narrativa, vehículos impresionantes, vestuario en colores neon… lo tiene todo.
La dirección de arte es por demás sobresaliente, al igual que el original manejo de cámaras. Técnicamente es perfecta. El uso de la tercera dimensión resulta un atributo valioso, ya que no es un mero factor añadido para cobrar más: Kosinski lo utiliza para dar una profundidad real a su mundo digital y tiene una aportación narrativa. Tanto así, que las escenas en el “mundo real” se ven en 2D, para lograr en el público una verdadera inmersión a la par de Sam Flynn.
La actuación de Bridges sólo puede describirse como cool, al interpretar al mítico Kevin Flynn, al igual que en su versión joven C.L.U. que por cierto, no le pide nada a cierto Sr. Button. Pero aquí es donde viene la vuelta de tuerca, pues apartando la perfección lograda (como la buscada por el mismo Flynn en su mundo virtual) la historia –muy corta–, el guión –vago y con diálogos trillados– e incluso, la actuación de Hedlund, no gozan de la misma gracia.
Los evidentes huecos en la historia pueden ser irrelevantes, pues la película termina el arco completo que inicia y tal vez existen para justificar la serie animada y todos los demás tie-ins que se irán añadiendo ahora. Extrañamente, esta secuela/reboot sufre de lo mismo que su predecesora: artísticamente impresionante, pero con una historia que deja un poco qué desear.
Aunque siendo realistas, uno va a ver la película de Tron El legado a sabiendas de ello; uno espera salir impresionado con las pupilas dilatadas y, en eso, Disney se luce a lo grande. Y así, es como el tag de la cinta cobra más sentido que nunca: Flynn vive… y se ve mejor que nunca.
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