John Carter Entre dos mundos – Crítica
Efectos visuales perfectos, con un unvierso que se siente realista y coherente.
La expectativa sobre la película de John Carter Entre dos mundos es enorme, no sólo por ser el primer gran blockbuster del 2012 o por ser la primera apuesta grande de Disney, sino porque es una adaptación de un libro que cumple 100 años de existir: A Princess of Mars de Edgar Rice Burroughs. Ésta es una historia que ha pasado por muchos intentos para ser llevada a la pantalla grande, tanto así que hasta fue considerada imposible de filmar. Y ahora, finalmente se logró.
Ésta es también la ópera prima de Andrew Stanton (Wall-E) en live-action y al igual que su predecesor egresado de Pixar, Brad Bird con Misión: Imposible – Protocolo Fantasma, no es ni remotamente una cinta pequeña, pues como ya se ha visto en los trailers, es una cinta de proporciones verdaderamente épicas.
John Carter (Taylor Kitsch) es un exsoldado de Virginia que por razones misteriosas aparece en Marte (conocido por sus habitantes como Barsoom) y se ve envuelto en una guerra interracial en la que tienen que ver marcianos humanos de distintos bandos y un grupo de extraterrestres verdes con colmillos y cuatro brazos. También en su camino se encuentra con Dejah Thoris (Lynn Collins), una princesa de Marte con quien se asociará en más de una forma.
Lo primero que debemos mencionar es que la trama puede parecer trillada de principio a fin, pero esto es así porque muchas otras obras de ciencia ficción llevan un siglo tomando elementos de la novela de Edgar Rice Burroughs así que, aunque parezca una copia, en realidad es la original. El primer punto positivo viene justo de esto, ya que siendo trillada, logra sentirse completamente original: el universo planteado se siente incluso realista y coherente –aunque para muchos sea algo confuso– y todo lo que lo concierne está bien planteado.
Lo que nos lleva a los efectos visuales, en su mayoría son perfectos: las naves, los escenarios y sobre todo las criaturas extrañas logran un nivel enorme de realismo, como en su momento han logrado cintas de fantasía como Harry Potter o El Señor de los Anillos. Hablando de las criaturas verdes (los thark), éstos logran separarse de los personajes vacíos y sin sentimientos que muchas veces hemos visto en motion-capture y se vuelven una parte tangible de esta obra de ciencia ficción.
La captura de las actuaciones de Willem Dafoe, Samantha Morton y Thomas Haden Church resulta tan creíble como deben ser los personajes de este tipo. Sí hay que resaltar que existen otros efectos que no gozan de tal gracia, pero son mínimos. De igual forma, al haber filmado en locaciones reales y darles ese look de ciencia ficción con efectos en postproducción, los escenarios son impresionantes y se sienten verdaderos en la mayoría de los casos. Y para los fanáticos de los perros, prepárense a volverse fans de Woola (que también está perfectamente bien logrado). La conversión al 3D no es mala, pero al igual que muchas otros casos, a veces es innecesaria y no aporta mucho más.
Las actuaciones de Kitsch y Collins son una grata sorpresa, pues aunque él ya había mostrado un buen trabajo en el serial Friday Night Lights, aquí ambos brillan dentro de sus personajes. Por otro lado, la actuación de Mark Strong es idéntica a la de sus personajes anteriores, situación que no es negativa, sólo que nos gustaría verlo interpretar otro tipo de papel. Lo que nos lleva a la dirección, Andrew Stanton muestra que puede dirigir muy bien cualquier cosa: desde peces y robot animados, hasta actores novatos, pasando por actores con experiencia en trajes de motion-capture hasta criaturas que en filmación sólo pueden haber sido imaginadas por el elenco. A todos y cada uno de estos ejemplos, les logra sacar lo mejor.
La adaptación de la novela de Burroughs excede lo que los lectores podrían esperar, pues abarca todo lo que nos cuenta el libro, pero lleva las situaciones mucho más lejos. El guión aprovecha todos los elementos y los explota de forma que se vuelven intrigantes y atractivos para todo el público que se enfrenta a ellos por primera vez, y sobre todo, le da profundidad a personajes que en la fuente original nunca la tuvieron. Tal vez el único punto que pueda resultar negativo para algunos son los momentos de explicación. La cinta está estructurada para ser la primera en una trilogía y por tanto, la introducción a este enorme universo puede sentirse saturada de información, situación que puede emocionar a muchos, pero cansar a otros.
Y sin duda alguna, el score de Michael Giacchino merece una mención aparte, pues me atrevería a decir que es una de sus mejores composiciones. La épica música logra ser una pieza esencial en este universo y encaja perfectamente para emocionar al público en los momentos indicados. De hecho, vale la pena escucharlo fuera de la cinta.
La buena noticia es que Disney logró con la película de John Carter Entre dos mundos una película al nivel de Piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra y dependiendo del éxito en la taquilla, sabremos si tendremos la oportunidad de ver más aventuras marcianas. Pero basándonos en los libros, sólo nos esperan historias aún más emocionantes.
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