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Cine

Abigail: Ciudad fantástica – Crítica

06-12-2019, 1:52:07 PM Por:
Abigail: Ciudad fantástica – Crítica

Abigail: Ciudad Fantástica pierde su espíritu contestatario y crítico inicial para embalsamarse en el renglón de lo esperado y descuidado.

Cine PREMIERE: 1
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Tradicionalmente, el género fantástico ha solido generar contratiempos en su aterrizaje a la pantalla grande a causa de las complejidades en su diseño de producción, maquillaje, vestuario y, especialmente, sus efectos especiales. Pocos directores se han graduado con honores de semejantes encomiendas y nos han trasladado con éxito a mundos asentados en el imaginario literario como la Tierra Media, Hogwarts o El país de nunca jamás. Abigail: Ciudad fantástica es una apuesta más en este sentido, aunque está exenta de un pasado literario. No obstante, proviene de la lejana y gélida Rusia, país de tradición autoritaria y cuyas laceraciones ideológicas fulguran en el filme.

Cuando niña, Abigail (Tinatin Dalakishvili) atestigua la aprehensión de su padre por parte de un antiguo colaborador. Su ciudad vive bajo una amenaza: una epidemia promete erradicar la vida y aquellos que la padecen deben ser removidos de todo contacto social. Ya como adolescente, la chica vive en un mundo ennegrecido por la coartación de las libertades individuales y colectivas. Los instructores –las figuras policiacas de esta mitología– emprenden revisiones aleatorias e invasivas para determinar si hay nuevos infectados.

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Tinatin Dalakishvili interpreta a Abigail, y está convencida de que su padre aún está con vida.

Poco después Abigail descubre que en realidad hay otra motivación tras el asedio autoritario: en su ciudad existen personas con poderes, reducidas a posiciones marginales y muchas de las cuales han sido detenidas bajo la falacia de la enfermedad. En realidad, sus dones ponen en peligro el funcionamiento y escalonamiento social asentado, así como las posiciones de poder de ciertos individuos.

Abigail: Ciudad Fantástica, de Aleksandr Boguslavskiy, se construye como una metáfora de las injusticias y arbitrariedades atestiguadas en la historia mundial en diferentes latitudes. Rusia, definitivamente, es una de ellas por su historia comunista y los crímenes estalinistas. La película ofrece un relato de la humanidad desde el punto de vista de la opresión, un discurso ampliamente retomado por las artes, ya sea en el ámbito literario, escultórico, fotográfico o pictográfico, entre otros. Es poco sorpresivo, por ende, que el espíritu revolucionario y la historia de amor que permean en el filme coqueteen con Los miserables, por ejemplo.

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Gleb Bochkov interpreta a Bale, el líder de la resistencia, cuyas motivaciones y arranques de furia están tan mal sustentados que parecen berrinches vacuos.

En su camino hacia la búsqueda de libertad, del paradero de su padre y sus propias convicciones, Abigail se topa con un grupo aguerrido, revolucionario, dispuesto a avivar momentos convulsos. Es en este contexto donde se incorpora la forzada e incorrectamente hilvanada historia de amor, la cual peca de una sobreabundancia de clichés, así como una química paupérrima.

Abigail: Ciudad Fantástica pierde su espíritu contestatario y crítico inicial para embalsamarse en el renglón de lo esperado y descuidado. Se ve afectada por diálogos torpes, actuaciones vacilantes y efectos especiales de ínfima calidad visual. Si bien en el primer acto sale a flote gracias a la presentación de su universo y personajes, así como su diseño de producción, paulatinamente la narrativa se adormece y un sinnúmero de disparates tienen lugar, en especial por la manera en que se introduce el tema del recuerdo. Conforme Abigail descubre su potencial, la película pierde el suyo para estancarse en un río de indefinición.

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autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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