FICG 2018: Adriana Paz desafía los roles de género

Una mujer escucha desde su cocina pueblerina la música de una boda cercana, mientras su marido se mantiene callado y firme a su lado. Ella le ruega nuevamente que vayan porque quiere bailar. Él se niega con autoridad seca y algo de incomodidad: «Nos veríamos ridículos», le dice. Nadie habla más del tema. Nadie va a la fiesta. En su juventud, Lucía (interpretada por Adriana Paz) y Rigoberto (Jorge A. Jiménez) estuvieron tan enamorados que se escaparon juntos. Ahora, lo que se espera de ellos en la vida doméstica machista de su comunidad ha puesto una barrera entre ambos.

Nadie sabrá nunca podrá ser una cinta de ficción, pero resuena en el ambiente social actual: uno que lucha por hacerse consciente y, sobre todo, responsable de las dinámicas de inequidad y machismo que han echado raíces en todos los ámbitos. Durante su presentación en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara –en donde compite por el premio a Mejor Largometraje Mexicano de Ficción y a Mejor Largometraje Iberoamericano–, Adriana Paz reflexionó sobre un sesgo usual cuando se habla de los roles de género. «Lo que yo me di cuenta a la hora de hacer este proyecto y de ensayarlo con Jorge es que muchas veces hablamos solo de lo que las mujeres sufrimos con estos roles, pero ellos también la pasan mal. Los roles también son para ellos. También se les obliga a dejar de lado ciertas inquietudes porque  deben de ser de cierta manera. Es cierto que hemos pasado muchísimos años de ser propiedad, pero hay que poner eso en la discusión. Todos estamos adentro».

La película dirigida por Jesús Torres Torres explora la vida provinciana y rural de una familia, cuyos padres experimentan conflictos por no poder salirse del todo de sus circunstancias y de la educación que han recibido. Las mujeres deben casarse y cocinar, mientras que los hombres deben ser  invulnerables. El único problema es que Lucía es soñadora y ambiciosa –fantasea con otro tipo de relación y con una mejor calidad de vida–, mientras que Rigoberto quiere acercarse a ella pero no sabe cómo.  A pesar de la distancia teórica que la película tiene con el presente y la supuesta modernidad –está situada en los años 70, lejos de la ciudad–, resultó demasiado cercana para los actores.

«Son cosas que le pasaron a mi mamá y a mi abuela», dijo la actriz en la conferencia de prensa. «Jorge es un actor que viene del norte», añadió por su parte el director. «Lo primero que me dijo cuando nos conocimos fue que él ya sabía cómo abordar a su personaje, y lo que me sorprendió es que me dijo: lo que voy a representar es a mi papá».

«Jesus, me echaste de cabeza, yo le dije a mi papá que me había inspirado en mi tío Franque», respondió Jorge A. Jiménez riendo.

La película también hace hincapié en los tiempos de cualquier cambio social. Al monte de Lucía y de Rigoberto no han llegado las señales del progreso de los 70, ni la televisión, ni los anticonceptivos, la noción de la planificación familiar o el feminismo, debido a las circunstancias que aún hoy son la realidad para muchas zonas, a pesar de todos los movimientos de empoderamiento femenino que hay en el panorama. «Te das cuenta de que sí hemos avanzado porque en ese tiempo aún no se hablaba de feminismo, por ejemplo. Aunque ya había habido movimientos, no había llegado a todos lados.  Y eso es de lo que también te pones a reflexionar con esta película, que el mundo no avanza igual en todos lados. Las circunstancias no son las mismas y por supuesto no pueden pasar las mismas cosas».

Ante un panorama mexicano social y de comunicación que sigue tratando de encontrar –no sin torpeza– la mejor forma para acabar con las dinámicas de acoso sexual y machismo, Adriana Paz propone el entendimiento antes que cualquier cosa.

«Yo creo que hay que dejar que cada quien elija su camino, porque habrá quien elija no discutir ni meterse al tema. Hay mujeres que eligen no entrar, y hay que respetarlo porque si no, me parece que sería igual de impositivo que el otro discurso. Qué bien que haya reflexión y debate, pero no creo que haya un camino solamente, sobre todo cuando estamos hablando de cosas tan delicadas a veces. He visto a mujeres que han pasado por casos de acoso, pero también sé de personas inocentes a las que han inculpado. Yo tengo un hijo varón y hermanos, y también me pongo del otro lado».

Para la actriz, es importante la consciencia de que esto no es una lucha de sexos. «Esto no es  de mujeres contra hombres. Es una cuestión de personas. Lo bueno es que se está hablando en voz alta, se está generando discusión. El caso [de machismo] que se ve en la película es de un hombre que también la está pasando mal, no lo voy a justificar, porque también puede tomar decisiones, pero puedo entenderlo. Los hombres en este rol también se pierden a ellos mismos. Y hay a los que les genera conflicto y también a los que les vale. Pero lo primero es identificar los comportamientos que tenemos cada uno«, nos dijo en entrevista.

Finalmente, Adriana Paz compartió su experiencia en su paso por los Premios Goya 2018, a los que asistió en enero pasado como una de las nominadas a Mejor actriz revelación por su trabajo en la película española El autor.  «¡Fue toda una aventura estar ahí! Me divertí todo lo que pude, todo lo que uno puede divertirse en eventos como ése, porque hay mucho estrés alrededor. Me sentía como seleccionada mexicana (ríe)».

Nadie sabrá nunca es parte de la selección oficial del FICG 2018, cuyas actividades principales este año contaron con la presencia de Guillermo del Toro. El director mexicano ofreció tres clases magisteriales con múltiples consejos para creadores y anunció que dará becas para jóvenes realizadores.

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Jessica Oliva Periodista, editora en Cine PREMIERE y bailarina frustrada en sus ratos libres. Gustosa del cine, la literatura, el tango, los datos inútiles y de la oportunidad de desvelarse haciendo lo que sea.