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Cine

Ahí viene Cascarrabias – Crítica

26-07-2018, 4:39:33 PM Por:
Ahí viene Cascarrabias – Crítica

Andrés Couturier y Ánima Estudios reviven una animación setentera estadounidense cargada de psicodelia, a la cual hacen aportaciones argumentales y narrativas.

Cine PREMIERE: 2.5
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En 1969 nació una caricatura de Friz Freleng, cuyo antagonista compartía rasgos barbudos y pelirrojos con otra de sus creaciones: Sam Bigotes de los Looney Toons, y cuyos protagonistas guardaban semejanzas físicas con algunos personajes de Hanna-Barbera –como Bam-Bam Mármol o Daphne, de Scooby-Doo, entre otros–. Además, Aquí viene cascarrabias (Here comes the Grump) fue disruptiva para su época por la creatividad de los mundos donde se desarrollaban sus aventuras y su colorida estética que coqueteaba con la psicodelia. Curiosamente, gracias a un estudio y director mexicanos –Ánima Studios y Andrés Couturier (Don Gato: el inicio de la pandilla)– la querida animación estadounidense de sólo una temporada recobra vida.

La premisa perdura: el anárquico Cascarrabias, quien odia la felicidad, lanza un hechizo contra el pueblo de la princesa Amanecer y lo sume en un estado de tristeza, desdén y melancolía. Ella consigue escapar y con la ayuda de un chico proveniente de la Tierra, Terry Dexter, se lanza en la búsqueda de la llave de cristal que liberará a su gente de la maldición, todo mientras el barbudo personaje los persigue montado en su dragón verde. Cascarrabias es una clara representación de las personas que son como un agujero negro y succionan la felicidad de quienes les rodean, temática bastante vigente y la cual es reforzada a través de pequeñas modificaciones en el argumento.

El filme mexicano rinde un homenaje al clásico a la vez que moderniza algunos elementos. Contiene secuencias sorprendentes y mundos extremadamente bien diseñados, pues se nutre de la creatividad que marcó al trabajo original. Uno de los episodios icónicos de la serie –el inaugural–, cuando la princesa Amanecer y su pequeño séquito se refugian en el reino de los globos, es actualizado en esta puesta donde la ingenuidad es suplantada por la moda–los globos ahora son hipsters–.

Sin embargo, aunque los homenajes son latentes, el filme de Couturier es desigual, pues no todos los mundos ofrecen el mismo divertimiento, ritmo o eficacia. Donde el equipo de Ánima tuvo mayor libertad creativa –claro, que manteniéndose en sintonía la esencia de la caricatura– fue en su planteamiento y desenlace.

En el primero, porque vemos la forma en que Cascarrabias lanza el hechizo contra el reino de la princesa, lo cual no ocurría en la animación setentera. Y, en el segundo, porque la historia alcanza un lugar al que nunca había llegado antes y aterriza una backstory del antagonista que es novedosa –tampoco existía en el material previo–, pero también predecible. De hecho, el desenlace es muy distinto al de la serie donde Cascarrabias recibe un escarmiento por parte de un hechicero que lo convierte en gato y a su dragón en un murciélago.

Otra modificación memorable oscila en torno a la princesa, cuya esencia se trastoca por completo. En la cinta inicia como una sátira al estereotipo de la dama en apuros en busca de su príncipe azul –figura que es desmitificada– y paulatinamente adquiere independencia y autonomía. La nueva Ahí viene Cascarrabias aporta un intercambio de los roles de género más propicio con los tiempos que corren. Si bien este trabajo no mantiene el carácter ingenuo de su predecesora –ni la linealidad de los dibujos animados–, sí recupera parte de su encanto y a niveles aplaudibles en algunos momentos. Significa un avance en términos animados, como en cada entrega del estudio, aunque aún nos deben corporeidad y dimensión.

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autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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