Alejandro Landes y su Cocalero

Por Abel Cervantes

Luego de participar como asistente en la serie televisiva norteamericana Oppenheimer presenta, Alejandro Landes da a conocer su primer trabajo cinematográfico. Cocalero es un documental que recupera imágenes previas a la llegada de Evo Morales a la presidencia de Bolivia. El director, nacido en Brasil en 1980,  habla aquí de su trabajo.

¿Cómo nació Cocalero?
La película nació de ciertas inquietudes formales. Había visto muchos documentales, entre ellos dos trabajos sobre Lula da Silva: Entreatos de João Moreira Salles y Peões de Eduardo Coutinho. También revisé películas sobre Clinton y Kennedy. Así, tuve un bagaje que me inspiró a crear Cocalero. Yo también quería transmitir una historia. Nunca había visitado Bolivia y sentía mucha curiosidad. En ese sentido el rodaje fue un proceso de descubrimiento y autodescubrimiento. No busqué lo que hacen cineastas como Michael Moore, quien más que realizar una indagación muestra respuestas preconcebidas por él mismo. Yo no sabía con lo que me iba a enfrentar en Bolivia y mucho menos con Evo Morales.

¿Nunca hubo, entonces, un propósito proselitista en la construcción de Cocalero?
No. El documental es el resultado de una mezcla de curiosidades y encuentros. Yo diría que Cocalero se inscribe en el cine político que se está haciendo en Latinoamérica y que refleja el malestar de la gente ante los pocos resultados que ha dado el neoliberalismo. Pero este cine no toma una postura a favor o en contra de los sucesos mostrados, sino que refleja el sentimiento de una región. En este caso la de Bolivia, un pueblo pequeño en donde, a través de la puesta en escena, se observan los contrastes del sistema político. Por ello el espectador puede ver en el documental una iconografía que va de la vestimenta indígena, a las playeras del Real Madrid, los tenis Nike o las banderas de Eva Perón y la imagen del subcomandante Marcos. Con todo lo que esto representa. Así, la figura de Evo Morales no queda sólo como la de un indio, sino como la un personaje complejo, con matices.

¿Qué distancia tomaste en Cocalero para no caer en el panfleto político y, al mismo tiempo, no alejarte demasiado de tu objeto de estudio?
La distancia cinematográfica es muy subjetiva. En Cocalero traté de acercarme a Evo Morales lo más que pude. Intenté vivir el rodaje con la máxima intensidad. Algunos días me emocionaba sobremanera y, otros, sencillamente, los vivía con decepción. El resultado de este contraste son las imágenes que se ven en el filme. La distancia es la consecuencia de este acercamiento.

¿El documental es un género que permite crear al cineasta un poética personal, cuál fue tu experiencia en ese sentido en Cocalero?
El documental da mucho margen para crear una poética personal. Ésta inicia desde el momento en que eliges dónde poner la cámara. Esa toma de decisiones que construye el trabajo cinematográfico se tiene que hacer constantemente, especialmente porque la materia de un documental es efímera. Tal vez tienes que sacrificar ciertos encuadres estéticos pero lo que ganas al capturar imágenes emotivas, quizás viscerales, no tiene comparación. Incluso pensaría que el género documental es el espacio donde existe mayor expresión poética de un director, ya que ahí puede quitarle maquillaje al cine y de, alguna manera, intentar recuperar la esencia de lo que captura.

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César Albarrán Torres Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.