Muchas películas gozan de una buena aceptación durante su estreno, pero sólo unas cuantas pueden superar las pruebas del tiempo , conquistar al público por generaciones y posicionarse entre los grandes clásicos de la historia. El 2020 nos brinda la oportunidad de celebrar muchos títulos así, con aniversarios que llegan hasta los 100 años de distancia.
Rendimos homenaje a todos aquellos filmes que han pasado a la historia al recordar algunas de las películas que celebran aniversarios importantes en este 2020 .
Réquiem por un sueño (Dir. Darren Aronofsky, 2000)
El aumento en el uso de drogas inspiró al cine en la realización de numerosas pesadillas urbanas. Ninguna tan memorable como Réquiem por un sueño, que lejos de conformarse con una sola perspectiva, recurrió a un grupo de amigos para abordar las distintas caras del problema y con ello sus diversas consecuencias: prisión, salud y adicción. A esto sumemos la inclusión estelar de Ellen Burstyn como una mujer que captura los riesgos propios de los medicamentos, pero más importante aún, que convierte a la televisión en una auténtica droga para la sociedad contemporánea al plasmar una obsesión enfermiza por los contenidos basura. Una joya narrativa que llegó aún más alto gracias a sus impresionantes valores técnicos plasmados en un elegante, pero muy perturbador uso del color, luz, encuadres y sonidos, colocándose así entre las cintas más importantes de su tiempo y convirtiéndose además en la gran consolidación de Darren Aronofsky. No es el único festejo del director, recordando que El cisne negro también está de fiesta al celebrar diez años de su estreno.
Se7en (Dir. David Fincher, 1995)
David Fincher no tuvo el mejor debut con Alien 3 (1992), pero sólo necesitó una película más para demostrar su enorme talento. Se7en, estrenada hace 25 años, aprovechó las respectivas cualidades de Morgan Freeman y Brad Pitt para cambiar los viejos convencionalismos del policía bueno/malo por una historia basada en toda clase de dualidades: la experiencia y la novatez de la dupla estelar, lo que desemboca en la reflexividad de uno y la impulsividad del otro; la brutalidad de los asesinatos ante la pasividad de un John Doe que con apenas unos minutos se convirtió en uno de los personajes más memorables de Kevin Spacey; así como los múltiples choques entre el bien y el mal con un villano convencido de que está haciendo justicia y un héroe que sucumbe ante su lado más oscuro, no por justicia, sino por fines propios. Un thriller que deambula muy de cerca del terror y que convirtió a su director en una de las grandes promesas del género, consolidándose años después con títulos como Zodiaco (2007), Perdida (2014) e incluso Mindhunter (2017).
Toy Story (Dir. John Lasseter, 1995)
Fueron muchas las producciones animadas que enriquecieron sus historias con la incorporación de elementos digitales, pero ninguna se atrevió a dar el salto completo hasta que un joven estudio probó fortuna con Toy Story. La cinta representó la mayor revolución en toda la historia de la técnica, al grado que, a 25 años de distancia, el CGI ha desplazado casi completamente la versión tradicional que hoy se limita a unos cuantos estudios salteados alrededor del mundo. También marcó el inicio de la más importante franquicia animada de toda la historia, lo que puede apreciarse en su taquilla acumulada superior a los $3,000 mdd, así como en sus estupendas críticas que promedian un 98.75% de aceptación en Rotten Tomatoes. Lo más curioso es que todo esto pasa a segundo término cuando recordamos que el mayor legado de Toy Story radica en su potente mensaje de amistad logrado con un grupo de simpáticos juguetes que hoy figuran entre los personajes más queridos del celuloide.
Buenos muchachos (Dir. Martin Scorsese, 1990)
Martin Scorsese fue uno de los grandes personajes del 2019 con El irlandés. El cineasta seguirá en la mira en este 2020 con aniversarios de algunas de sus más grandes películas: Toro salvaje (40 años), Casino (25 años) y Buenos muchachos (30 años). Nos decantamos por este último título porque es el que mejor engloba lo hecho por el cineasta en sus más de 50 años de carrera al aprovechar el crimen organizado para capturar la decadencia social, pero también la fragilidad humana con un asociado de la mafia italiana que sacrifica su poder, no en busca de una redención, sino única y exclusivamente para salvar su vida mediante el programa de protección de testigos. La cinta que convirtió a Marty en el gran maestro del gángster cinematográfico y a Robert De Niro en su mejor exponente.
Danza con lobos (Dir. Kevin Costner, 1990)
Los valores del western clásico parecían no tener cabida en un mundo cada vez más violento, hasta que 30 años atrás fueron adaptados por Kevin Costner en la primera película revisionista de su tiempo. La cinta sigue las bases sentadas por John Ford para mostrar que los indios no eran salvajes, sino una cultura respetuosa con su entorno y cuyos ideales fueron brutalmente arrasados por la avaricia del hombre blanco. Pero al igual que algunos de los mejores exponentes del género, también muestra la esperanza a partir de un militar norteamericano cuya desconfianza inicial se desvanece con una serie de encuentros que incluso lo llevan a despreciar la sociedad aparentemente civilizada de la que forma parte. Ganó siete Premios de la Academia incluyendo Mejor película y fue determinante para el éxito del género en los 90, una racha que se vio brutalmente interrumpida por los atentados terroristas de 9/11 que obligaron a una nueva revisión de valores narrativos para el mundo que se avecinaba.
Mujer bonita (Dir. Garry Marshall, 1990)
Cuando todo apuntaba a que los mejores años de la comedia romántica habían quedado atrás y el subgénero se había convertido en mero entretenimiento banal, Garry Marshall demostró lo contrario con la que suele ser considerada su obra maestra: un cuento de hadas reinventado para el mundo contemporáneo donde la damisela se dedica a la prostitución y su príncipe es un hombre de negocios legales, pero poco éticos y que termina enamorándose de ella. El rol estelar fue rechazado por actrices como Molly Ringwald y Sandra Bullock al considerar que la trama era demasiado incómoda, lo que abrió las puertas para que Julia Roberts tomara el papel y terminara convirtiéndose en la mayor exponente de la comedia romántica noventera. A 30 años de su estreno hay quienes creen que se trata de una historia misógina, pero en su momento fue aplaudida por su equidad en los roles de género con ambos personajes salvándose mutuamente.
Volver al futuro (Dir. Robert Zemeckis, 1985)
La década de los 80 dejó toda clase de clásicos, siendo Volver al futuro uno de los más queridos por el público. La trama dejó atrás las alianzas infantiles tan populares en aquella época para mostrar una alianza improbable que concreta el sueño de viajar por el tiempo para luego descubrir que la más mínima alteración podría tener resultados catastróficos. Su encanto radica en que lejos de los cataclismos temporales de HG Wells, Robert Zemeckis se inclina por una historia familiar, aunque no por ello menos compleja, con un Marty McFly que debe encontrar la forma para que sus padres se enamoren tras interrumpir el encuentro original. A 35 años de distancia, sus personajes siguen siendo motivo de adoración por un público que anhela una cuarta entrega, pero que teme ante la posibilidad de un remake. De momento no hay motivo para preocuparse, pues los derechos de la historia pertenecen al propio Zemeckis y el escritor Bob Gale, quienes han confirmado que el legado está a salvo. Finalmente, vale la pena recordar que el festejo llega por partida doble, con Volver al futuro 3 celebrando su 30° aniversario.
El resplandor (Dir. Stanley Kubrick, 1980)
Resulta irónico que, la que suele ser considerada una de las mejores adaptaciones a la obra de Stephen King, sea la más despreciada por el propio autor que nunca perdonó las alteraciones realizadas por Stanley Kubrick. El malestar de 40 años, recientemente reducido por el estreno de Doctor Sueño (2019), no pudo evitar que El resplandor fuera colocada en lo más alto del terror junto con las igualmente perturbadoras El bebé de Rosemary (1968) y El exorcista (1973). A diferencia de las anteriores, la cinta no aborda cuestiones demoniacas, sino que aborda el mal en estado puro y concentrado en el infame Overlook. A diferencia de la novela original, que redime a Jack Torrance con una última muestra de amor que garantiza la salvación de su familia, la película ha suscitado debates sobre si el hotel fue el único responsable de la perversión del personaje o si el padre era despiadado por naturaleza.
Star Wars: Episodio V - El Imperio contraataca (Dir. Irvin Kershner, 1980)
La que es vista como la mejor entrega de la saga celebra su 40° aniversario en medio de la polémica ante la crisis de popularidad sufrida por Star Wars tras la culminación de su nueva trilogía. Aunque un repaso de su brillante historia, que incluye la mejor declaración de amor de la galaxia, uno de los grandes giros del celuloide y la eventual derrota de nuestros héroes sería suficiente para alegrar a cualquier warsie, se ignora si el ratón conmemorará la fecha con un reestreno o dará descanso a la franquicia para tratar de cerrar las recientes heridas. Sea cual sea la decisión oficial, estamos seguros de que los auténticos aficionados ya planean maratones para el mes de mayo, que también permitirán conmemorar el 15° aniversario de La venganza de los Sith (2005), así como el primer lustro de El despertar de la Fuerza (2015).
Atrapado sin salida (Dir. Milos Forman, 1975)
Si los premios dictaran cuál es la mejor película de toda la historia, Atrapado sin salida estaría en las primeras posiciones al ser una de las tres que han ganado el Big Five de la Academia integrado por: Mejor película, director, guion, actor y actriz. Inspirada en la novela de Ken Kesey, la cinta gira alrededor de un criminal que alega demencia para evitar la prisión, ignorante de que esto resultará en un encierro aún más opresivo y al que desafiará hasta las últimas consecuencias. La historia ha tenido numerosas interpretaciones, que van de la crítica al sistema institucional al reflejo de una sociedad escapista que deambula entre la locura y la violencia sin definirse por una. Más debatible aún es el rol de la enfermera Ratched, interpretada brillantemente por Louise Fletcher, cuyos análisis van de la misoginia al feminismo, la primera con una visión de la América matriarcal ante las bajas masculinas provocadas por las guerras norteamericanas y la segunda con una mujer que debe sacar toda su fuerza por liderar una sociedad dominada por la locura de los hombres. A 45 años de distancia, el concepto podría enriquecerse con el estreno de Ratched, serie que abordará de lleno el pasado de la enfermera.
Tiburón (Dir. Steven Spielberg, 1975)
Steven Spielberg ha reiterado hasta el cansancio que la etiqueta de ‘primer blockbuster’ impuesta a Tiburón es errónea, pues considera que el término se refiere a un filme que goza de gran éxito en taquilla. El realizador ha atribuido este malentendido a que fue la primera cinta promocionada de forma masiva y que contó con un estreno nacional en cientos de salas, el cual aumentó todavía más ante la estupenda recepción de las audiencias. Esto desembocó en tres secuelas, que ajustadas a la inflación resultan en la segunda franquicia más taquillera de la historia sólo por detrás de Star Wars. Hoy en día son pocos los que la consideran una cinta de terror, pero esto no evita que a 45 años de distancia su recuerdo siga generando nerviosismo al momento de poner un pie en el mar. Quizá Tiburón no fuera el primer blockbuster de la historia, pero sí que fue el título que cambió la manera de hacer cine, convirtiéndose así en el puente hacia la industria que conocemos en la actualidad.
Repulsión (Dir. Roman Polanski, 1965)
El peso de títulos como El bebé de Rosemary (1968), Chinatown (1974) y El pianista (2002) ha condenado a Repulsión, estrenada hace 55 años, a una posición secundaria en la obra de Roman Polanski, pero ni siquiera esto le ha impedido colocarse entre los grandes clásicos de todos los tiempos. Esto se debe a su rompimiento con los convencionalismos al abordar la sexualidad y la violencia desde una perspectiva femenina y de un modo enfermizo, con una joven cuyo malestar ante la incomodidad detona su lado más brutal. Como ya es una costumbre en la obra de Polanski, el cineasta no da un texto completo, sino que deja un buen margen para la interpretación con pistas que han sugerido un abuso de la fémina de parte del padre. El éxito del filme no habría sido posible sin una talentosa Catherine Deneuve en uno de sus roles más desafiantes y que además fue determinante para impulsar su carrera que dos años después alcanzaría su punto más alto con Bella de día.
Doctor Zhivago (Dir. David Lean, 1965)
La revolución rusa ha sido capturada por el cine en numerosas ocasiones, pero pocas con la maestría de Doctor Zhivago hace 55 años, que lejos de centrarse en el conflicto, abordó los años previos desde la perspectiva de un médico enamorado de una mujer casada. Aunque su historia de amor en tiempos de guerra ha sido etiquetada como intrascendente por algunos, su calidad narrativa y técnica la ascendió entre los grandes clásicos de todos los tiempos y le permitió ser comparada con obras maestras como Lo que el viento se llevó (1939). Mención aparte para Omar Sharif, uno de los mejores actores de su generación cuya estupenda interpretación –para muchos la mejor de toda su carrera– fue incapaz de hacerse siquiera con una nominación al Oscar, siendo una de las omisiones más polémicas en la historia de la Academia y atribuida plenamente a sus orígenes egipcios.
La novicia rebelde (Dir. Robert Wise, 1965)
Mary Poppins (1964) puso a Julie Andrews en el mapa hollywoodense, mientras que La novicia rebelde selló su consolidación entre los grandes talentos de la industria al interpretar a una institutriz cuya vitalidad será clave para salvar a una familia de la desunión, así como de la reciente ocupación Nazi en Viena. Estos elementos le posicionaron entre de los musicales más complejos de todos los tiempos, al convertir los valores más primarios del hombre en auténticos ratos de esperanza durante el momento más oscuro de la humanidad. Una cualidad que le valió cinco Premios de la Academia, incluyendo Mejor película y director, y que a 55 años de su estreno le mantiene firme entre los grandes clásicos de todos los tiempos.
La dolce vita (Dir. Federico Fellini, 1960)
Federico Fellini ocupa un puesto de honor entre los grandes exponentes del cine italiano, siendo La dolce vita una de sus cintas más aclamadas junto con 8 ½ gracias a su hermosa estética, así como a su narrativa segmentada que busca seguir fielmente el viaje de su personaje central por Roma. Más importante aún es su esfuerzo por capturar la dualidad humana de este mismo individuo, un periodista que disfruta de las extravagancias propias de su carrera, pero también de las reflexiones suscitadas por sus deseos de convertirse en escritor. Todo esto pasa a segundo plano ante la mítica escena de Anita Ekberg en la Fontana di Trevi que, a 60 años de distancia, sigue siendo una de las escenas más icónicas del celuloide.
Psicosis (Dir. Alfred Hitchcock, 1960)
El público y la crítica han batallado para elegir la obra cumbre de Alfred Hitchcock, siendo Psicosis un título recurrente en el debate. Casi todos la recuerdan por su mítica secuencia de la regadera, pero es mucho más que eso: su técnica visual y sonora ha sido motivo de adoración por generaciones; fue realizada en medio de un enorme secretismo con el que se quería garantizar la sorpresa ante el que suele ser visto como el mayor giro en toda la historia del celuloide; desembocó en uno de los personajes más memorables del cine y cuya caída es brillantemente resumida en un perturbador cuadro final. Han pasado 60 años de su estreno, pero muchos de los que no la han visto aún temen al spoiler por temor a que, como bien decía el Maestro del Suspenso, les arruine el visionado. La ignorancia es fundamental para garantizar la experiencia completa, pero a diferencia de otras cintas cuyo encanto disminuye tras conocer la revelación, Psicosis sigue siendo una joya en toda la extensión de la palabra.
Rebelde sin causa (Dir. Nicholas Ray, 1955)
James Dean sólo necesitó tres películas para afianzarse entre las grandes leyendas del cine, siendo Rebelde sin causa la más icónica de todas al plasmar los problemas de una juventud cuya falta de objetivos le lleva a la decadencia. A esto sumemos que los riesgos automovilísticos tomados por su personaje fueron vistos como un perturbador adelanto del trágico accidente que terminaría con su vida en el mismo año del estreno. Los 65° aniversarios, tanto del filme como del deceso, llegan rodeados por la polémica ante el reciente anuncio de que el filme titulado Finding Jack quiere recrearle digitalmente para un personaje que según la producción sería perfecto para él.
Rashomon (Dir. Akira Kurosawa, 1950)
Akira Kurosawa es mundialmente reconocido por Los siete samuráis (1954), pero hay quienes piensan que este éxito nunca habría sido posible sin Rashomon, cuyo buen paso por Venecia y su posterior nominación al Oscar como Mejor película extranjera representaron un impulso clave para su carrera. La historia estrenada hace 70 años es brutal al abordar una violación y un asesinato desde diversas perspectivas, pero también es hermosa gracias a lo hecho con sus valores estéticos. También fue la cinta que catapultó la carrera de Toshiro Mifune, cuyo talento le convertiría en el actor de cabecera del nipón. Rashomon no será el único motivo de celebración entre los aficionados de Kurosawa, recordando que Ran (1985), su brillante épica inspirada en El rey Lear de Shakespeare y considerada por muchos como el mejor trabajo de su carrera, cumple 35 años de su estreno.
Sunset Boulverd (Dir. Billy Wilder, 1950)
El cine siempre ha aprovechado su carácter metanarrativo para exaltar su propia grandeza. No fue el caso de Sunset Boulevard, que hace 70 años se fue por una ruta más oscura al recordar la debacle de aquellas leyendas histriónicas cuyas carreras sucumbieron con la llegada de las ‘talkies’. La cinta muestra a una actriz acabada que contrata a un guionista para un proyecto que seguramente llamará la atención de su director de cabecera, pero que realmente está iniciando un viaje demencial sin retorno. Destacó por la actuación de Gloria Swanson, quien vivió una caída profesional muy parecida con el sonoro, así como por el brillante cameo de Cecil B. DeMille como él mismo. Fue nominada a las Cinco Grandes de la Academia, pero sólo fue galardonada con Mejor guion. Una de las metaficciones más brillantes de la industria.
Fantasía (Varios, 1940)
Nunca fue la película más rentable de Walt Disney, siendo El aprendiz de brujo el único segmento realmente aclamado por un público masivo que nunca reconoció plenamente su grandeza. Aun así, buena parte de la crítica coincide en que se trata de la cinta más artística del estudio, así como una pieza clave en la historia de la animación al demostrar el potencial narrativo y simbólico de la técnica con toda clase de fascinantes visiones surgidas a partir del poder de la música. A 80 años de distancia, hay quienes la consideren la mejor película del ratón, incluso por encima de clásicos como Blanca Nieves y los siete enanos (1937) y La bella y la bestia (1991).
El gran dictador (Dir. Charles Chaplin, 1940)
No fue la primera, pero sí la más aclamada parodia realizada a Adolf Hitler, con Chaplin en el doble papel de un atolondrado dictador y un barbero judío que perdió la memoria durante la Gran Guerra. La cinta fue realizada en los primeros años de la II Guerra Mundial, en medio de una tensa paz entre Estados Unidos y la Alemania Nazi, y con El triunfo de la voluntad (1935) como apoyo para estudiar los movimientos y actitudes de Hitler. Aunque el comediante británico siempre la consideró una de sus películas más importantes, con el tiempo reconoció que quizá no la habría realizado de conocer la verdadera “locura homicida” del führer. Habría sido una lástima, ya que en sus 80 años ha sido fuente de inspiración para incontables cineastas que han recurrido al humor como una poderosa arma narrativa contra la tiranía política que en tantas ocasiones ha aquejado a la humanidad. Su visión también fue determinante para la reciente concepción de Hitler en Jojo Rabbit de Taika Waititi (2019), con el líder convertido en amigo imaginario de un niño muy singular.
La novia de Frankenstein (Dir. James Whale, 1935)
El 2018 marcó el bicentenario de la publicación de Frankenstein. Sólo dos años después, el científico vuelve a ser conmemorado, esta vez por el 80° aniversario de La novia de Frankenstein, para muchos la cinta más brillante de Universal Monsters, una ironía si consideramos que la criatura femenina nunca llegó a ser construida en la ficción literaria. Su grandeza recae en su potencia metanarrativa al fungir como una revisión de la novela original que nunca cumplió los sueños amorosos del monstruo, un complemento para la adaptación protagonizada por Boris Karloff que suprimió pasajes importantes del impreso y un homenaje a Mary Shelley con Elsa Lanchester en la doble interpretación de la autora y la novia. Por años se rumoró que su legado sería retomado por el Dark Universe, pero el estatus del remake es incierto por ahora.
Sin novedad en el frente (Dir. Lewis Milestone, 1930)
En 2018 se conmemoró el centenario del Armisticio de Compiègne que puso fin a la I Guerra Mundial. Este 2020 marca 90° aniversario de la cinta que mejor plasmó sus horrores al introducirnos con un grupo de jóvenes alemanes cuyo entusiasmo y patriotismo iniciales se ven reemplazados por el miedo, la duda y la desesperanza a causa de un conflicto sin precedentes y que parece no tener fin. En su momento se le consideró un poderoso homenaje a los caídos en las trincheras, pero su legado se debilitó con la llegada de la II Guerra Mundial sólo nueve años después y que sumó aún más víctimas. El tiempo y su grandeza simbólica volvieron a elevarla a lo más alto, con un mensaje paz y tolerancia que resuena con fuerza en una actualidad aquejada por toda clase de tensiones políticas y sociales.
El acorazado Potemkin (Dir. Sergei Eisentstein, 1925)
Las películas que abordan la Revolución Rusa suelen centrarse en los grandes protagonistas del conflicto, siendo El acorazado Potemkin, estrenada hace 95 años, la más famosa excepción a la regla. En su lugar, Sergei Eisenstein rememoró el motín ocurrido en 1905 en una cinta que pretendía exaltar los valores soviéticos con un pueblo convertido en agente del cambio tras levantarse contra la opresión gubernamental reflejada en los altos mandos del navío titular. Fue aclamada mundialmente en sus primeros años, pero la tendencia cambió tras la II Guerra Mundial, cuando las autoridades de numerosos países la censuraron alegando violencia extrema en algunas secuencias, lo que fue visto como un esfuerzo desesperado por evitar la difusión de sus ideales. Hoy es vista como una de las mejores películas de todos los tiempos y un pilar fundamental en la evolución cinematográfica con la mítica secuencia de las escaleras considerada una auténtica cátedra de edición en una industria que apenas daba sus primeros pasos.
El gabinete del Dr. Caligari (Dir. Robert Wiene, 1920)
Es considerada el punto más alto del expresionismo alemán, así como la primera película de terror al ser realizada antes de que este fuera considerado un género cinematográfico. Su historia, sobre un hipnotista que aprovecha las debilidades de un sonámbulo para la realización de asesinatos fue vista como una perturbadora reacción a la Gran Guerra, mientras que análisis posteriores le consideraron un preámbulo de la obediencia ciega germana que conduciría a la II Guerra Mundial. Aunque esta sombra la marcó por años, el tiempo la redimió hasta posicionarle entre las grandes obras artísticas de todos los tiempos, así como una piedra fundacional del cine y cuyo impacto continúa hasta nuestros días, incluso cien años después de su estreno.
Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.