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Anime

Attack on Titan: The Final Season – Crítica de los episodios 1-4

30-12-2020, 10:46:19 AM Por:
Attack on Titan: The Final Season – Crítica de los episodios 1-4

La búsqueda por la libertad es larga y difusa cuando no se sabe cuándo y cómo se alcanzará exactamente.

Cine PREMIERE: 4.5
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Mensualmente, en este espacio, se realizarán reviews de lo más destacado de los capítulos de Attack on Titan: The Final Season.

Eren, Mikasa, Armin y el equipo de reconocimiento llegaron al mar, a la costa que delimitaba lo que había sido, durante toda su vida, el mundo entero.

La realidad no era como pensaban. La humanidad no se había extinguido, los titanes no eran monstruos que aparecieron de la nada y llegando al mar no había paz. Por el contrario, ellos eran los que vivían encerrados y aislados, los titanes eran compatriotas suyos condenados al destierro y el mar era otra clase de muro, detrás del cual los esperaban los verdaderos enemigos, que no eran monstruos, sino otros humanos. La tercera temporada terminó con Eren mirando al horizonte, pensando si, al acabar con sus enemigos, él y su gente podrían encontrar la libertad. Quedaba en el aire la incertidumbre de lo que había del otro lado del océano.

Este mes, con el estreno de la temporada final, la historia de Shingeki No Kyojin entró de lleno al mundo de “allá”, al mundo de “los enemigos”, recordándonos de forma poderosa que toda historia tiene dos lados, que los villanos de un héroe son, a su vez, los protagonistas de su propio relato y que toda costa tiene enfrente otra costa.

Desembarquemos, pues, en el otro puerto.

attack on titan

ADVERTENCIA: Esta crítica contiene spoilers.

Capítulo 60 – “Al otro lado del mar”

El regreso nos sitúa 4 años después del final de la tercera temporada. Desde el minuto uno llegamos a otra guerra: la de la nación de Marley, contra la Alianza del Medio Oriente. En una trinchera, el ejército marleyano intenta tomar el Fuerte Slava para atacar el puerto militar, con lo que asegurarían su victoria en el conflicto armado. En términos narrativos, la decisión de comenzar directamente en una situación como esa, con personajes nuevos y sin presentar a los principales, es tanto una ventaja como un posible obstáculo: economiza el tiempo, pero aumenta el desconcierto. No fueron pocos los comentarios, en grupos y foros, de espectadores que admitieron haber tenido trabajo para entender qué ocurría.

El nuevo escenario, sin embargo, se erige con méritos propios: la animación de MAPPAestudio que reemplazó a WIT Studioes prolija en los delineados; los colores, las luces y las sombras suman sensación dimensional; el CGI otorga dinamismo (como en el vuelo del ave sobre el Fuerte); los movimientos de cámara dentro del encuadre son orgánicos y fluidos, además de que sirven para determinados efectos narrativos (como el paneo hacia arriba que sirve de presentación a Reiner, sentado severamente en el dirigible) y la atmósfera posee un cierto resplandor que disminuye la claridad, evocando un campo de batalla, polvoso, percudido.

Los personajes principales de este capítulo son otro grupo de niños, como emulando un reinicio: Falco, Udo, Zofia y Gabi, las y los candidatos a guerrero, de entre los que será seleccionado el próximo portador del Titán Acorazado, reemplazando a Reiner Braun. Este proceso introduce tensión entre los miembros por ganar méritos que les ayuden a ser elegidos, pero la más determinada a conseguirlo es Gabi, prima de Reiner. Tanto, que en un primer acto que establece su carácter, arriesga la vida lanzando bombas a un tren para descarrilarlo y facilitar el ataque del Titán Mandíbula, en poder de un nuevo personaje: Porco Galliard, quien lo obtuviera de Ymir (confirmando el cierre del arco del querido personaje, luego de la carta que le escribió a Historia Reiss como despedida).

El clímax, una gran secuencia de batalla, da mucha oportunidad al lucimiento del Titán Mandíbula: sus movimientos son amenazantes y es una verdadera máquina de guerra, arrasando todo lo que encuentra a su paso. Asimismo, cuando de un dirigible descienden Reiner y Zeke con una horda de titanes puros que comienzan a comerse a los militares enemigos, la agilidad en la animación demuestra la vigorosidad del impreso: encuadres con movimiento, efectos especiales que soportan una secuencia de pelea de forma emocionante y una musicalización vibrante. El Titán Acorazado rompe las murallas y destruye la artillería, sirviendo de escudo para que el Titán Bestia lance piedras contra los buques de la Alianza, hundiéndolos y acabando la guerra a favor de Marley.

Este debut busca una sensación de inmersión total en el nuevo mundo, de modo que la información que ya poseemos sobre Marley (y lo que nos imaginábamos) se confronte con su realidad. Esta es la tierra de “los enemigos”, pero cualquier idea maniquea o de bloque unificado, se esfuma: los militares eldianos que pelean en el ejército son tratados con severidad y se les recuerda constantemente que son indeseables debido a su pasado (incluso se muestra que son odiados de forma global: hasta un soldado de la Alianza le llama “demonio” a Falco); Marley ganó la guerra, pero con más esfuerzo del que esperaba; la Alianza está desarrollando artillería que puede competir contra la fuerza de los titanes y los nuevos personajes son, como lo fueron Eren, Mikasa y Armin al inicio de su historia, poco más que unos niños con miedos, ilusiones e incertidumbres, además de que se encuentran en medio de un violento conflicto que no comenzaron ellos, pero que les exige mantener el ritmo de una carrera desgastante.

El episodio 60 de Attack on Titan es un derroche de vitalidad y buena animación, además de que maneja óptimamente su difícil posición: establecer el nuevo estadio del relato e introducir un nuevo escenario.

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Capítulo 61 – “Tren de Medianoche”

El segundo episodio, en contraste, tiene un ritmo más pausado, pero se centra de forma importante en dos conflictos guía: por un lado, el racismo hacia los eldianos y, por otro, el temor de Marley por saber que perdieron su supremacía militar. El resto se ocupa por el regreso de los guerreros a su ciudad, Liberio, donde se reúnen con sus familias por primera vez en años.

Con respecto al primer conflicto, si algo destaca es la reiterada segregación, vigilancia y servilismo al que es condenado el pueblo de Ymir. Desde el inicio del capítulo, Zeke es llamado “el hijo pródigo”, haciendo alusión a que es un activo importante e incondicional a Marley desde que delató a su padre, Grisha Jaeger, y al resto del movimiento que buscaba la restauración de Eldia. Luego, cuando se muestra que permite que lo escuchen en las reuniones con el resto de sus compañeros, se intuye que está completamente adherido a la causa marleyana y que aún guarda mucho rencor hacia Grisha, además de que se sabe desplazado por su fracaso en la misión de robar el poder del Titán Fundador. Más adelante, a su regreso con sus abuelos en Liberio, el personaje demuestra tener profundos sentimientos de cariño hacia ellos cuando, paradójicamente, lucha en el bando que los mantiene adentro de los muros.

El desprecio se manifiesta en diversos momentos: desde cómo se les refiere como “demonios”, hasta su segregación en guetos o la negación de su autonomía individual (esto es palpable cuando el coronel Magath pregunta si: “¿un eldiano necesita privacidad?”; esperando que Zeke le diga: “no”). Quizás lo más cruel de esta representación sobre el racismo y la discriminación, es el odio que los eldianos sienten hacia su propio pueblo, recodándonos que las cadenas de opresión se mantienen porque también entre los oprimidos se ponen los grilletes. Dos momentos son reveladores: uno, cuando Udo afirma que, al ya no ser importantes los titanes para ganar guerras, los eldianos caerán en el infortunio, por lo que deben apresurarse a matar a los habitantes de la isla y mejorar su imagen a ojos del mundo para que no crean que son demonios; el segundo, cuando Reiner se sincera con su familia y les confirma que efectivamente son “demonios”, y su madre, con rostro severo, dice que hay que vengarse de ellos porque los abandonaron, por ser “demonios que trajeron el infierno a la Tierra” y que solo los “eldianos buenos” pueden detenerlos. En ese momento se presenta toda una ruptura del pueblo de Eldia, a pesar de que, tanto en la isla como en Marley, luchan por su libertad. Aolo que unos descubrieron que fueron prisioneros toda su vida y otros piensan que sus compatriotas son los “malos” de la estirpe.

En cuanto al segundo conflicto, el miedo de Marley por perder su poderío militar es grande: al inicio se menciona que la prensa internacional ha dado más importancia a cómo la Alianza logró “fracturar el escudo” de Marley (en referencia al daño que le hicieron al Titán Acorazado) que a su victoria. Luego de ser un país colonialista, conquistador gracias a los titanes, ahora una guerra demoró 4 años, perdieron su propia flota marítima y las armas comunes podrían haber matado a dos de sus Titanes; cualquier ventaja la perdieron, y ellos y el mundo, lo saben.

En este panorama por conservar el dominio, son conscientes de que precisan poseer todos los poderes titanes como estrategia de intimidación. Pero un fracaso más se asoma: todas sus incursiones a Paradis han desaparecido. Con ello, se puede inferir que Eren y los demás han logrado repeler todos los ataques, asestando duros golpes a los afanes conquistadores de Marley. Zeke propone una nueva incursión, afirmando que puede conquistar la isla en un año. Con esto, busca congraciarse ante sus superiores para tener nuevamente su confianza y utilizarlo como gloria personal ante el tiempo que le queda como el Titán Bestia. El anuncio de esta incursión que se pretende definitiva, será dado por una familia aristócrata que posee otro poder Titán como bien privado: los Tybur.

También se presenta un conflicto entre Reiner y Galliard, cuando éste último le reprocha que sería un mejor portador del Titán Acorazado y que en la isla se comportó amable y no como un guerrero. Esta subestimación a Reiner es explorada en el siguiente capítulo, pero, desde ya, sienta las bases de una problemática que puede llevar a rupturas en el bando. Igualmente, conocemos por fin a la portadora del Titán Carguero, Pieck, una joven que ha pasado tanto tiempo en su forma titán que debe llevar una muleta para “aprender” de nuevo a caminar en dos piernas; esto es parecido a lo que le ocurrió a Ymir, cuando pasó tanto tiempo en esa forma que perdió la noción del tiempo, solo para ser despertada cuando Reiner y compañía llegaron a la isla, devorando a Marcel en el acto (los poderes titán deben usarse con moderación para evitar perder la humanidad, entonces).

Finalmente, la vuelta de los guerreros a Liberio es emotiva y nos permite ver una faceta muy humana de Reiner y Zeke, sobretodo. Gabi, Udo, Zofía y Falco son niños a final de cuentas, pero los dos primeros, que desde hace un tiempo habían sido solo dos militares abocados a sus objetivos, ganan en su construcción: descubrimos que Zeke vive con sus abuelos cuando los abraza con cariño y Reiner llega con su familia, agrietando su fachada de máquina mortal: tienen amores en su tierra, ataduras emocionales y, también, gente qué perder si su misión fracasa, un conflicto que los aleja de la simple caracterización como “villanos”. Desde su perspectiva, luchan por algo que, en su mundo, ha sido una verdad desde siempre.

Capítulo 62 – La puerta de la esperanza

Quizás, el capítulo más conmovedor del mes. A modo de flashback se nos revelan las motivaciones y la vida de Reiner, un personaje complejo y trágico por su suerte, signado por la desilusión y el fracaso: la lealtad no debidamente recompensada, el anhelo destruido de vivir en familia, el abandono paterno, la percepción de incompetencia y la dependencia a un objetivo que, él suponía, redimiría sus fallos y carencias.

La primera escena da el motivo por el cual quiso enrolarse en el ejército: volverse marleyano para que su padre viviera con él y con su madre. Al contrario de los clichés que otorgan a los personajes envueltos en una guerra, la motivación de unirse por sentimientos patrióticos, Reiner lo hace por algo puramente personal y emocional: quería una familia, ser amado por su padre. Ese anhelo, por el que luchó en su infancia contra sus propios sentimientos de ineptitud o contra el reproche de Galliard y los demás por no ser lo suficientemente bueno para recibir el poder del Titán Acorazado, se destruye cuando su padre lo desprecia, al no ver en él más que un “demonio”. Primera decepción.

Su destino entonces debe encontrar otro Norte: tomar consciencia de que porta al Acorazado y que sobre sus hombros pesa la responsabilidad de liberar a su pueblo de los “demonios” de la isla. Ve en perspectiva todos sus años de preparación, y parte con Annie, Bertohld y Marcel a recuperar al Titán Fundador, dándonos cuenta nosotros, de este lado de la pantalla, que quienes aterrorizaron a Paradis y marcaron el destino de los niños Eren, Mikasa, Armin y compañía, eran, a su vez, otros niños, entrenados para sembrar pánico y destrucción contra su propia estirpe. Sin saberlo, el odio que ellos sentían por los habitantes de las murallas lo sembraron en otros y años después les reventaría en las manos. Una historia elocuente sobre cómo el odio también te odia de vuelta.

Ya en la isla, Marcel le confiesa a Reiner que manipuló al ejército para cuidar a su hermano (Porco) y no porque pensara que él fuera mejor. De hecho, le dice que ni siquiera iba a ser considerado como guerrero. Luego muere devorado por Ymir, por lo que, una vez más, Reiner se enfrenta a otra desilusión: su esfuerzo y la recompensa del nombramiento no es un logro suyo, sino una desviación provocada, algo que no se hubiera ganado por mérito propio. El niño que quería ser el mejor guerrero lo logró como por accidente; por compasión a alguien más. Segunda decepción.

La discordia se siembra con Annie, quien se muestra como una persona que no está a favor de ningún bando: para ella, tanto Marley como Eldia, mienten. Ella es el prototipo de una personalidad escéptica que se mueve con el curso de la situación, pero no porque posea sentimientos patrióticos ni tampoco por desidia, sino porque experimenta una profunda soledad y ganas de vivir una vida tranquila. Luego de la golpiza que le propina a Reiner, este se abalanza sobre ella y afirma “haber muerto”, dando a entender que modificará su conducta para ser el guerrero que se espera que sea. Un momento triste en el que el personaje abraza por completo el destino que su país eligió para él, al tiempo que renuncia a su propia identidad para convertirse en instrumento de la venganza.

Vemos entonces la secuencia que lo inició todo: El Titán Colosal asomándose por encima de la muralla. Los titanes puros entrando en la ciudad. El momento en el que la vida de Eren y sus amigos cambió para siempre. Pero desde la perspectiva de los perpetradores, en lugar de las víctimas. Conocemos ahora lo que pensaba Reiner antes de abrir el segundo muro: repasando sus fracasos y desilusiones, corre hacia la pared, reconociendo que no quiere que ese sea el final de su historia porque aún no entiende nada. Alguien sin certezas, destruyendo las de todo un mundo. Sin embargo, no mentía cuando le respondió al general del Cuerpo de Exploración: ¿para qué estaba allí? Para salvar a la humanidad… la de su propio lado del océano.

Una escena interesante y que establece un paralelismo con Eren, es cuando le ayuda a levantarse, dándole ánimos para pelear contra los titanes. Le refleja su propio sentimiento de insuficiencia, paradójicamente contrario al suyo, pero igual en ambición e intensidad. Reiner fue, en la vida de Eren, la fuente de su odio y apoyo en su determinación para hacer algo con él. Sin querer, cumplió un rol para animarlo a seguir adelante, sin entender del todo que él mismo y su tierra, estaban al final de ese camino recorrido por rencor.

En la penúltima escena, Reiner, ya grande, está intentando suicidarse. Una visión triste que acentúa el conflictivo estado emocional en el que se encuentra, en un momento en el que todos sus fracasos y flaquezas, las de antaño y las recientes, están a flor de piel. Quizás nunca ha dejado de ser aquel niño que busca aprobación y refugio, aunque por ello se exponga a los más duros golpes de la decepción. Como el Titán Acorazado, siempre ha ido por delante, con el único trabajo de resistir.

El final da una revelación: el militar discapacitado es Eren. Ahí estuvo en el regreso a Liberio y observando a Gabi y al resto en el puerto, cuatro años más grande de cómo lo vimos por última vez… ¡ahora es turno de Paradis de invadir a Marley!

La reflexión final junto a Falco, sintetiza de cierta manera uno de los mensajes de Attack on Titan: la guerra siempre es terrible. Moviliza cuerpos y mentes en pro de una causa que lleva al infierno, desgastándolos en el camino, perdiéndolos. No obstante, el entorno lleva a iniciar ese movimiento, justo como les ha sucedido a todos y cada uno de los personajes de esta historia: ser instrumentos de los deseos que otros les heredaron, ejecutores de venganzas que respondieron a que alguien más se vengó primero. Pero Eren se mueve hacia adelante. Sin importar si llegará a la esperanza o a otro infierno.

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Capítulo 63 – “Mano a mano”

Una aguda trama política se fragua en este episodio. Conocemos a Willy Tybur asegurando el poder en Marley a cambio de darle a Magath el control del ejército. Durante la reunión inicial hace una demostración de poder, llevando su propio cuerpo de soldados y, por si fuera poco, a la familiar que posee el Titán Martillo de Guerra, aunque no revele quién es. El mensaje implícito es claro: vengo en paz, pero preparado para una guerra si es necesario.

Tybur afirma que fue a ver la estatua de Helos, el mítico humano que derrotó al Demonio de la Tierra (hasta donde se sabe, fuente de los poderes de los titanes) y admite que su familia posee más autoridad de lo que se cree. Además de provenir de una familia eldiana aristócrata que ganó legitimidad simbólica al pactar con el Rey Fritz su expulsión a Paradis, se sirve de la mitología y de los símbolos patrióticos para cumplir su propia agenda, misma que, a decir suyo, busca devolverle a Marley la paz perdida: a sus ojos, ya no es lo que fue, y le dará nuevamente un rumbo correcto al tomar el timón explícitamente, fuera de las sombras donde ha transcurrido su influencia. Sabe que erigir mitos, dominar la narrativa del poder, es una estrategia necesaria si quiere poseer la autoridad completa; para ello, piensa revelar todo al pueblo de Marley en el festival de Liberio. Pero, ¿Qué es “todo”? Lo descubriremos en el próximo episodio, lo que sí sabemos es que utilizará la información para presentarse como el “héroe” que cree que necesita el país.

En el momento de la cena, con invitados e invitadas de todo el continente, se presenta como el dramaturgo de la historia (quedándose con el derecho de escribirla, a su antojo y como si fuera una obra, con papeles predeterminados y una conclusión a modo) diciendo que dará a conocer la solución al problema de los eldianos, que son objeto de una creciente opinión negativa global. Sabe que él mismo, por ser de esa estirpe, es el indicado para mostrarse como un individuo empático con el pueblo marleyano, al reconocer la opresión que Eldia mantuvo contra ellos hace años y tener intenciones de resarcir esa injusticia histórica. Más allá de que se espera que anuncie la caída de Paradis en menos de un año, será interesante saber qué más dirá; qué puede ser tan revelador como para limar asperezas con las demás naciones o, por lo menos, coronarse como un pacificador (el nuevo “Helos” derrotando a los “demonios”).

En otra línea argumental, el encuentro de Eren con su abuelo es un gran momento de impacto. No podría haber dos personajes más opuestos: el Sr. Jaeger, un hombre que ha vivido toda su vida obedeciendo las leyes de Marley, conformado a su vida tal como es. A su lado, Eren, que posee la misma rabia que su padre. El anciano, sin saberlo, le confiesa a su nieto su sentimiento de culpabilidad por haber perdido a sus dos hijos. El grito desgarrador con el que finaliza el encuentro, sella una vida atormentada por la pérdida, por el sentimiento de no haber sido lo suficientemente bueno cuidando a sus hijos, para mantenerles a salvo y vivos… aunque dentro de los muros.

Por último, vale la pena destacar el momento en el que Udo es ayudado por una mujer que, según anuncia Gabi, proviene de otra nación, Hizuru. Ella lo cubre luego de que le derrama vino en el kimono, porque las consecuencias para él serían graves. Con esto, podríamos pensar que a pesar de que la discriminación racial hacia los eldianos es compartida internacionalmente, esa mujer y su lugar de origen pueden ser potenciales aliados, al menos, en sentido moral. Seguramente sabremos más de ella conforme avancen los capítulos.

El episodio termina en la algarabía del festival en Liberio, en una secuencia que podría pensarse como la calma antes de una tormenta. La animación, con colores cálidos, encuadres fijos realizados con una gran calidad técnica en colores, composición y detalle, refleja el buen rato que pasan Gabi, Falco, Udo, Zofia, Pieck, Reiner y Porco. Una vez más, el entusiasmo de los pequeños nos recuerda que, aunque hayan estado en guerras y su objetivo sea ganar un poder para ganar otras por venir, no dejan de ser niños entusiasmados por los colores y los sabores del mundo. Una inocencia contrastada con el duro entorno en el que viven.

La escena postcréditos nos lleva directamente a la antesala del anuncio de Willy Tybur. Tras bastidores, Falco lleva a Reiner a un sótano sin saber que lo está enfrentando directamente a Eren, que ya se encuentra en el lugar listo para actuar. El rostro apacible de Jaeger, como de quien tiene algún as bajo la manga, contrasta con la sorpresa de Reiner, el rostro de alguien que se enfrenta contra una fuerza imparable que ha venido hasta su encuentro.

Con los cuatro primeros episodios se desarrolla una trama que comienza a explorar los temas principales de esta historia, entrando de lleno a la fuente de todo lo visto en tres temporadas. Attack on Titan ha sido siempre el relato de una guerra, que no es más que una sola en la larga cadena de guerras generadas por odio. Esta temporada nos permite ver que los muros que delimitaban el mundo de Eren y el resto eran, de hecho, más pequeños y menos sólidos que los muros altos e intangibles que existen en el mundo del otro lado del océano: en sus fronteras, en sus guetos y en sus mentes.

La búsqueda por la libertad es larga y difusa, en tanto no se sabe cuándo y cómo se alcanzará exactamente. ¿Hasta dónde avanzarán Eren, Reiner, los Tybur, todos, en sus ambiciones por obtener lo que cada quien entiende por ella?

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Attack on Titan: The Final Season está disponible en Crunchyroll y en Funimation.

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autor Comunicólogo. Aprendí a graduarme en todo de aprendiz. Cinéfilo irredimible, que nunca puede ver todo lo que quisiera. Aspirante, también, a periodista. Amante de las series, de la trova, y de todo lo que implique conocer cosas nuevas.
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