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Anime

Attack on Titan: The Final Season – Crítica del episodio 19

24-01-2022, 8:00:00 AM Por:
Attack on Titan: The Final Season – Crítica del episodio 19

¿Qué será del mundo ahora que los hermanos Jaeger han accedido a un poder descomunal?

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ADVERTENCIA: La siguiente review del decimonoveno episodio de Attack on Titan: The Final Season contiene spoilers.

Por fin ha sucedido. Eren y Zeke se han tocado. Han entrado a los Caminos, a la Coordenada desde donde surgen los titanes y su poder. En ese páramo de dunas y cielo estrellado, los hermanos Jaeger se han encontrado con la Fundadora, Ymir, y han revelado sus verdaderas intenciones: Eren siempre tuvo antifaz. Zeke, un puñal de precaución.

“Hermanos”, el nuevo episodio de Attack on Titan, tiene en su núcleo la contradicción de la relación que han llevado Eren y Zeke. Hacia el final, la confronta con la revelación de lo que pensaba cada uno, llevando a una ruptura que tiene lugar en la Coordenada, ese lugar que era lo que buscaban y sabían que, solo trabajando con el otro, podían encontrar.

Si hasta la tercera temporada, Zeke se erigió como un “villano”, alguien que se enfrentaba contra los protagonistas; en la temporada final ha colaborado con su hermano, planeando incluso el ataque a Liberio y luego instalándose en Paradis, aguardando el momento correcto de activar juntos el poder del Fundador. El enemigo resultó ser un hermano y, además, una pieza clave para lograr el objetivo

Esta relación contradictoria y funcional –es decir, orientada a un fin específico–, ha unido de una manera extraña a los hijos de Grisha Jaeger. Ambos, por razones distintas, parecía que habían llegado a un acuerdo en cuanto a la situación de los eldianos: sufrían. La diferencia es que uno quiere eliminarlos para quitarles el dolor; el otro, quiere usar ese resentimiento para contraatacar y vengarse.

Ahora que lo han conseguido, hemos llegado a un punto de inflexión: lo que se quería evitar, ha ocurrido; a los que se quería salvar han muerto y la invasión de Marley ha sido en vano. La situación ha acelerado hasta un punto de inevitabilidad. Con todos los medios al alcance, solo debe tomarse una decisión. En medio de una guerra, con pérdidas de ambos lados, no puede seguir sino la lucha a todo o nada.

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El episodio ha sido una sucesión de momentos tristes, emocionantes y despedidas. El ritmo de la trama se mantiene vertiginoso, con una estructura de tres actos: el primero, desde que Eren se libera de Porco, dejándolo muy malherido; pasando por el intento, desesperado pero vano, de Colt por impedir que Falco se convierta en Titán; hasta el impactante grito de Zeke. El segundo, desde el grito hasta la entrada a la Coordenada. Y el tercero, todo lo que acontece en los Caminos.

En el primer acto encontramos momentos emotivos, de alta tensión y resoluciones amargas. La ferocidad con la que Eren se defiende del Titán Mandíbula y del agarre del Acorazado, se ve beneficiado por un diseño sonoro que realza cada golpe con sonidos profundos que hacen sentir cómo retumba la ciudad. También, el detalle en rostros o magulladuras es notable y le otorgan una estética de profunda violencia; son moles combatiendo, resistiendo cada golpe y sacando fuerza de su cansancio.

Encontramos también uno de los momentos más emotivos: Colt y Falco, juntos en un abrazo mortal. Colt, desesperado abraza a su hermano pequeño, sabiendo que es el final para ambos. Falco, desesperado por apartarlo, en un intento inútil de que sobreviva. Gabi, observando la escena, horrorizada. Una adaptación fiel a los paneles del manga que, sin embargo, logra una afortunada conjunción de elementos audiovisuales para convertirlo en una escena muy triste que sirve, en su función narrativa, de resolución amarga a la secuencia del grito de Zeke, que es sencillamente impresionante.

Zeke se disculpa con Colt, dejando claro que el fin es más importante que las consecuencias. Su grito resuena y los recursos de animación, así como la ejecución, se conjuntan para dar un momento tenso: los destellos de luz, la escala de Zeke, los haces levantándose en toda la ciudad, el efecto de onda expansiva, el slow motion que acentúa los gestos de Falco o el momento en que Pixis se da cuenta de que se irá para siempre. La animación es bastante detallada, cada encuadre sirve a nivel funcional y expresivo, así como el trabajo gestual de los personajes; se siente su incertidumbre, su miedo, su abandono.

La despedida de Galliard también es conmovedora. Dejándose comer por Falco, quien se ha transformado en Titán Puro, recuerda cómo su hermano lo protegió. Sabiendo que fue bueno en lo que hacía, en un momento de satisfacción resignada, le hereda al pequeño el poder del Titán Mandíbula.

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El clímax del episodio es una secuencia realizada con firmeza, que conjuga el ser fiel al manga (los paneles que se suceden con diversas imágenes, para dar cuenta de que el tiempo se detuvo, antes de revelar que la cabeza de Eren cayó en la mano de Zeke), con pretensiones creativas propias.

La secuencia de transición para introducirnos a la Coordenada, que sirve de puente narrativo para indicar que se ha cruzado una puerta en el tiempo y el espacio, es un segmento onírico, con colores modificados, inserción de escenas previas, simetrías e inclinaciones, juegos de luces y diseño sonoro que evoca extrañeza. Por sí sola, la secuencia es muy interesante y le añade mucha riqueza interpretativa y expresiva a su contraparte del manga.

Luego de la tensión generada por el disparo de Gabi, la escena final resuelve indicándonos que todo, no fue suficiente. Los hermanos se han tocado. En su diálogo en la Coordenada, constatamos que Eren veía en Zeke un instrumento y que nunca estuvo de acuerdo en su plan de esterilizar al pueblo de Eldia, justo como dijo Armin.  

Ante su hermano, atado y aparentemente vencido, Eren avanza hacia la Fundadora, Ymir… pero esta se sigue de largo. Lo ignora. El poder, entonces, revela Zeke, lo posee él. Ha logrado desactivar el juramento de rendición y, ante la duda de si Eren realmente estaba con él, anticipó su llegada a la Coordenada, una habilidad otorgada por su sangre real. Ahora él da las órdenes.

El final transcurre en una calma antes de la tormenta, una que es inevitable porque, en este mundo, los resentimientos pesan más que cualquier hermandad y pareciera que la paz sólo es alcanzable a través del exterminio. Una lógica de “ellos o nosotros”, que ambos bandos han aplicado. Y, aunque hay razones para desear la venganza o una retribución ante la injusticia, todo lo visto sólo lleva a una reflexión: en esta guerra, pagarán hasta los que no deben nada. El exterminio arrasa con todo, dejando en entredicho la idea de que hay ganadores o perdedores.

¿Qué será ahora del mundo, una vez que los hermanos Jaeger, las dos personas más rotas, han obtenido acceso a un poder descomunal?

Attack on Titan: The Final Season está disponible en Crunchyroll y Funimation

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autor Comunicólogo. Aprendí a graduarme en todo de aprendiz. Cinéfilo irredimible, que nunca puede ver todo lo que quisiera. Aspirante, también, a periodista. Amante de las series, de la trova, y de todo lo que implique conocer cosas nuevas.
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