¡Benditos Emmys!

El Oscar 2008 fue la peor ceremonia hollywoodense en lo que llevo de vida. A pesar de que había verdaderas obras maestras en varias de las ternas, como Sin lugar para los débiles o Petróleo sangriento, la premura con que se organizó la premiación devino en una noche desangelada, en que incluso el host Jon Stewart andaba o de malas, o falto de inspiración. Por esto, resulto más que refrescante una noche con la de ayer, en que la ceremonia de los Emmys brilló en cuestión de calidad en los nominados, de glamour y de arrojo político. Paul Giamatti, Susan Sarandon, Tom Wilkinson, Alec Baldwin, Glenn Close, Tom Hanks como productor, Jeremy Piven, Michael C. Hall… todos semidioses hollywoodenses nominados por producciones que nada tienen que pedirle a las películas que actualmente se realizan en el estéril Hollywood.

Nadie perdió oportunidad para lanzar dardazos políticos: según ellos incitaban al voto, pero casi todos le echaban veladas porras a Obama.

El arrojo, la creatividad, la insolencia incluso se centran ahora en el embudo artístico que es la televisión.

Larga vida a la tele.

La que más brilló fue Glenn Close, quien incitó al voto, aplaudió a las actrices maduras y dijo, sin pelos en la lengua, que los grandes guiones, como los de su serie Damages, están hoy en la tele, no en el cine. Aquí, Close en la alfombra roja:

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César Albarrán Torres Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.