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Berlinale 2017: Logan pone punto final al festival

17-02-2017, 4:29:10 PM Por:
Berlinale 2017: Logan pone punto final al festival

La última película de Hugh Jackman como Wolverine cerró un festival que este año se distinguió por su carga social y política.

Dentro del multicolor espectro de los súper héroes, Wolverine siempre ha sido uno de los personajes más oscuros. Dotado de un pasado traumático, plagado de abusos hacia su persona, la figura de este mutante renegado se halla más cercana a la de un antihéroe a la Travis Bickle (Taxi Driver) que a la de un justiciero enfundado en capa y mallas que asume con docilidad el deber de salvar al mundo. En esta ocasión, con Logan, la naturaleza de Wolverine se revela aun más compleja, rendida por completo a los impulsos autodestructivos que en todo momento conformaron su personalidad y que en cintas anteriores habían quedado un tanto diluidas.

Bajo esta premisa, a la que habría que sumar el hecho de que será la última ocasión en la que Hugh Jackman dará vida al rol que le dio fama mundial, fue que el director James Mangold construiría esta cinta encargada de dar punto final a la programación oficial de la Berlinale 67. Para hablar de ella, además de Jackman y Mangold, se reunieron en la rueda de prensa los talentos del actor Patrick Stewart (Charles Xavier) y los productores Hutch Parker y Simon Kinberg.

Frente a un foro lleno, y como respuesta a la pregunta de un periodista que lo cuestionó al respecto, Mangold aseguró que con Logan pretendió abordar algunos temas que por lo general no tocan la mayor parte de las cintas del género: “hay cintas que explotan cuestiones relacionadas con la cultura popular, que se convierten en franquicias apoyadas por el típico sistema de mercadotecnia: playeras, figuras de acción, etcétera, y no digo que ésta no sea una película comercial, pero nuestra intención era lograr también algo más en la mente del espectador, generarle otro tipo de preguntas”. En este sentido, el también director de Wolverine inmortal aseguró que contó con el apoyo incondicional de parte de los estudios: “hay muchos casos en los que los directores los consideran sus enemigos. No es el caso de esta película. Pude hacer exactamente que quería hacer y toda la gente en el estudio permaneció a mi lado incluso en los momentos en los que optaba por caminos pocos convencionales. Tuvimos una relación fundada en la confianza mutua”.

Hackman, por su parte, elogió con entusiasmo el trabajo de la niña Dafne Keen, cuyo papel como Laura es indispensable en el desarrollo de la historia. Su postura fue secundada por Patrick Stewart, quien aseguró que “toda los sucesos que ocurren en la cinta orbitan alrededor del personaje de Dafne y además, y conforme se van desarrollando, le imprimen optimismo a la narración”.Y es que ciertamente Logan es todo menos un filme plagado de ilusiones. De entrada plantea un futuro distópico, dotado de una atmósfera fatalista que de alguna manera coincide con el sentir una buena parte del mundo desde que se dieron los resultados de las últimas elecciones estadounidenses. Sobre esa sensación, Stewart afirmó que efectivamente “en la película hay ecos de cuestiones reales que no pudieron haber sido premeditados sino que son mera casualidad. La gente verá un trasfondo social o político importante que creo que nunca pensamos que tendría”.

  Más allá de eso, y de una manera tan inesperada como sincera, el actor inglés opinó acerca del Brexit: “quiero decir que estoy avergonzado, que me apena el hecho de que el país del que soy ciudadano haya votado por dejar la Unión Europea. Creo que ustedes estén totalmente conscientes de que la mitad de mi país no votó por eso. Se votó así porque un sector de la nación nos mintió, pero en nombre de esa otra mitad del país que votó por permanecer, les pido disculpas”.

El último testimonio debía recaer, cómo no, en Jackman, quien habló sobre lo importante que Logan/Wolverine ha sido para su carrera:  “todavía pienso en cómo inició todo esto y creo que fue una locura. Hace unos años, cuando estaba en la escuela de actuación, veía obras de Shakespeare y me decía: ‘bueno, quizás algún día estaré trabajando con Patrick Stewart o con Ian Mckellen’ y llegó el momento en el que eso literalmente ocurrió. En los primeros días en el set ni siquiera me atrevía a dirigirles la palabra… he interpretado a este personaje a lo largo de 17 años pero tengo que decir que fue hasta que hice esta película que llegué a su núcleo, a su corazón. En ocasiones anteriores no lo conseguí por mi culpa, a quizá por otras cuestiones, pero siento que esta vez pude lograrlo. Así que cuando mis hijos me pregunten dentro de varios años: ‘¿cuál es la película de Wolverine que debemos ver?’ les responderé que esta cinta es aquella en la que podrán hallar la esencia del personaje”.

 

El final

Es así que hemos llegado al final de la Berlinale número 67. Esta edición será recordada por sacrificar un tanto su acostumbrada cuota de mainstream e imprimir un mayor esfuerzo en proyectar películas que, unas más, unas menos, poseen una distinguible carga social y política. Películas que por lo general, al menos en su mayoría, quizá no pasen del circuito de cineclubs y casas de arte pero que, en concordancia con el panorama actual internacional, se antojan más actuales y necesarias que nunca. En este sentido, puede decirse que la Berlinale fue consecuente y cumplió al pie de la letra con los principios bajo los cuales se fundó en 1951 en un mundo no muy distinto al de ahora. En un mundo agotado por la peor guerra que ha habido jamás y donde las sombras del miedo y la desesperanza planeaban como buitres sobre la humanidad. Allí entonces el cine fue concebido no sólo como escape sino también como una fuente generadora de preguntas, un motor de reflexiones.Tal vez sea el momento de volver a eso.

Nota: Estén al tanto de los resultados en este fin de semana.

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autor Carlos Jesús (aka Chuy) es escritor y periodista freelance. Desde 2006 radica en Berlín, desde donde colabora para distintos medios. Sus pasiones son su familia, la cerveza, escribir relatos y el cine de los setenta.
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