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Cine

Cada día (Every Day) – Crítica

09-06-2018, 11:03:05 AM Por:
Cada día (Every Day) – Crítica

En un mundo en el que 13 Reasons Why es la referencia más popular de la experiencia adolescente, hay algo muy esperanzador en tener –y ver– una película como Cada día.

Cine PREMIERE: 3
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Desde principios de siglo, pareciera que la preparatoria, los adolescentes y la juventud en general, son sinónimos de tragedias. Ya no tenemos las –ahora muy criticadas– películas de John Hughes en las que los personajes aún tenían esperanza por el futuro o aquellas historias del patito feo de la década de los 90 que hacían que la gente se enamorara del concepto del primer amor. Clueless (1995), Ella es así (1999) y 10 cosas que odio de ti (1999) se convirtieron en historias cursis y antiguas y de pronto comenzamos a creer que los personajes de series como Degrassi o Skins eran una mejor representación de las nuevas generaciones: estas historias se volvieron los chicos cool de la escuela con los que querías sentarte porque aparentaban ser «revolucionarios» y «profundos» en sus discursos. Y sí, aunque siempre es bienvenida cierta dosis de realidad en nuestras ficciones, las nuevas generaciones parecen haberse perdido de cierta magia y sorpresa que otras décadas guardaban para sus jóvenes. Para fortuna de nosotros, 2018 ha sido más comprensivo con la idea de la inocencia y por esto la historia de amor de Cada día se siente como una narración muy fresca; una narración que no tiene miedo de su inocencia en una época donde la inexperiencia se castiga de las peores maneras posibles.

Cada día cuenta la historia de Rhiannon (Angourie Rice), una chica que es demasiado buena para su novio Justin (Justice Smith), quien se comporta, al mismo tiempo, completamente ajeno a las necesidades de ella y totalmente dependiente de su presencia para darle sentido a su vida. Sin embargo, la dinámica de su noviazgo cambia con la llegada de la misteriosa energía conocida como «A», quien tiene el poder de poseer un cuerpo distinto cada día. «A» eventualmente toma el cuerpo de Justin y Rhiannon ve en él al tipo de persona del que podría enamorarse de inmediato. A pesar de esto, no es hasta que varios extraños comienzan a contactarla que la protagonista entiende lo que está ocurriendo. E incluso cuando el concepto de un alma errante sea muy loco para ella –y para todos–, Rhiannon le da una oportunidad a «A» de vivir el tipo de experiencia que ninguno de los dos ha tenido: una en la que ambos se sientan amados y con cierta esperanza por lo que sea que pueda traer el día de mañana.

Adaptada de la novela del mismo nombre escrita por David Levithan, Cada día es una de esas extrañas películas que ya no se ven a menudo: es dulce, melosa e idealista. Sin embargo, a pesar de toda su ingenuidad, la cinta nunca falla en darle a su personaje central –Rhiannon– la complejidad y humanidad que necesita para sentirse próxima a la audiencia y para cumplir con los requerimientos que necesita un personaje femenino en una historia de amor de nuestra época. Esto es posible, en gran parte, gracias a las habilidades de Angourie Rice, la misma actriz de Dos tipos peligrosos (2016) que le da a sus personajes una honestidad y vulnerabilidad que muchas de sus contemporáneas nunca logran en sus papeles.

Rice entrega una experiencia muy cercana a la de una adolescente en la vida real. Su personaje tiene problemas con su familia, pero nunca exagera el drama mientras trata de resolverlos. Ella también tiene problemas con su novio, pero estos nunca se sienten como una cuestión de vida o muerte que tiene que resolverse antes de que termine la película. Rice personifica a Rhiannon de cierta forma que logra hacerle creer a la audiencia que su único objetivo es darle algún tipo de propósito o sentido a su vida: una ambición que nunca pasa de moda y que es válida para cualquier persona de cualquier edad.

La premisa de la película puede parecer excesiva y poco realista, pero el resto del elenco ayuda a que funcione con pequeñas pero memorables apariciones que celebran la diversidad y las distintas expresiones de género: «A» puede tomar la forma de uno de los chicos deportistas que se ven en cualquier escuela, pero también puede ser el adolescente con sobrepeso y la chica nueva de la preparatoria. A su centro, Cada día sólo reflexiona un tema que siempre será una obsesión para todas las personas: ¿qué es lo que amamos realmente? ¿Es una imagen, una apariencia, un look? ¿O hay algo más? ¿Quizás existe algo más profundo e invisible que conecta a los seres humanos entre sí?

Si la cinta tiene algún fallo es que dichas preguntas son demasiado ambiciosas para el beneficio de la historia y el filme está al tanto de ello: el final es abrupto y no hay un clímax per se, sino una comprensión callada que adquieren los personajes mientras discuten un posible futuro juntos. Este momento no es catártico y sólo demuestra que el director Michael Sucsy (Votos de amor) no supo cómo cerrar la complicada premisa que estaba construyendo.

Como Yo soy Simón hace un par de meses, Cada día está contenta con recordarle a su público que cuando se trata de una historia de amor, no hay nada nuevo qué decir, pero siempre podremos ver el tema desde otra perspectiva. Y pongámoslo de esta manera: en un mundo en el que 13 Reasons Why es la referencia más popular de la experiencia adolescente, hay algo muy esperanzador en tener –y ver– una película como Cada día.

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autor Soy fan de los slasher y me gustaría vivir en una película de terror. De grande quiero ser como Sidney Prescott. Algún día escribiré un best seller. Me gustan los libros, las series y obviamente, el cine.
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