Una tarde en Cinedot: ¿qué esperar de la nueva cadena de cines en México?

Al lugar llegan muchos jóvenes. Plaza Coacalco alberga la Plaza de la Tecnología y varias tiendas relacionadas con cómics, música y ropa de licencias asociadas al rock, el cine y los cómics. Hay también un local llamado Xtreme Park con diversas opciones para niños y una estación de la línea 2 del Mexibús que da acceso directo a la plaza. Allí está ahora una nueva opción de exhibición cinematográfica: Cinedot Coacalco.

Esta nueva cadena aspira a convertirse en la tercera más importante de México en un plazo de dos años, cuando ya haya abierto las 120 salas que tiene previstas, especialmente en Ciudad de México y la Zona Metropolitana, aunque en los planes están Puebla, Jalisco y Morelos. Pretende establecerse en zonas urbanas con más de 150 mil habitantes y un público especialmente conformado por centennials y millennials.

A continuación te contamos todo lo que debes saber sobre la experiencia cinematográfica que ofrece la marca.

Espacios para la covidianidad

En Cinedot Coacalco la cadena abrió las primeras ocho salas. Como ocurre en la mayoría de complejos ubicados en centros comerciales, un lobby pequeño sin sillones ni bancas marca el acceso al complejo instalado en el segundo piso. Aquí antes había un Cinépolis, pero la cancelación de las exhibiciones públicas durante la pandemia provocó su cierre y cambio de manos. En el centro, un largo mostrador alberga tanto la dulcería como la taquilla. A los lados están los accesos a las salas: hay cuatro de un lado y cuatro del otro. Esto tiene algo positivo: Cinedot apuesta al contacto mínimo al que nos ha acostumbrado la sana distancia al reducir las filas, pues aquí no hay que formarse primero para adquirir las entradas y después hacer una nueva fila, a veces interminable, para pedir el combo. En el mismo punto se despacha todo.

Sin embargo, el primer Cinedot solo tiene un área de sanitarios y a la hora pico podrían abarrotarse. El complejo tiene capacidad para recibir hasta mil personas al mismo tiempo, ya con las restricciones de aforo propias de estos tiempos pandémicos que parecen no tener fin. En nuestra visita no somos ni cien ya se ve lleno.

Afortunadamente, no es necesario formarse. Aprovechando que buena parte de la población ha descubierto las bondades de las compras en línea, desde la app de Cinedot se pueden adquirir tanto los boletos como los alimentos: solo hay que pasar por la charola, previo escaneo de un código QR. Si bien el concepto del pedido remoto de dulcería no es nuevo, no es frecuente en los complejos ubicados en zonas populares.

Experiencia en salas

La experiencia de la exhibición, eso hay que subrayarlo, supera a la que se vive en un complejo promedio de Cinemex o Cinépolis, por lo menos a la inmensa mayoría de salas que no lleva un apellido VIP o platino en su nombre. Incluso las salas de las cadenas ya conocidas que sí lo llevan la tienen difícil para competir con la calidad de audio y video de una proyección Dolby digital 7.1 bien cuidada. Y no se diga con el diseño moderno y comodidad de las salas de Cinedot.

Para responder a las medidas sanitarias actuales que rigen todas las exhibiciones públicas, en la sala de Cinedot hay una fila de butacas habilitada y otra no. En la que sí, por cada dos asientos disponibles hay dos asientos inhabilitados. Unas luces neon en los pasillos le dan un toque contemporáneo a la tenue iluminación para entrar a las salas. El pero de su butaquería son los reposabrazos. El portavasos tiene un tamaño extraño que no coincide del todo con alguna de las tres medidas distintas de las patas de la charola para los alimentos. Es un reto lograr que no acabe todo desparramado por el piso. Y otra desventaja es que no hay funciones subtituladas programadas en las películas originalmente habladas en un idioma diferente al español. Tampoco en 3D, aunque el cine sí tiene la capacidad para exhibirlo.

Dulcería

Las opciones de dulcería son básicas y no destacan especialmente por su sabor; cumplen y nada más. No hay crepas, cafés ni baguettes; tampoco cervezas ni sushi ni otro tipo de alimentos. Hay palomitas de mantequilla o saborizadas a un precio muy similar al de las dos grandes cadenas. Son de queso, chile y caramelo, en tamaños jumbo ($57 las de mantequilla, $69 el resto o dos sabores combinados), grande ($51 y $63) y medianas ($44 y $56); hot dogs ($48); nachos ($50 y $12 el queso extra); dulces y chocolates (6 opciones entre $20 y $29), y helados (entre $35 y $38).

El precio del refresco jumbo es de $61 ($55 el grande, $48 el mediano, $57 el Ice grande y $16 el agua embotellada). No hay combos predeterminados, cada quien arma el suyo a su gusto, con la salvedad de que hay descuentos de 5 pesos por cada artículo pedido (a partir de 3 y hasta 5, es decir, entre 15 y 25 pesos de descuento), por lo que la combinación más cara sería de $222 si se pide un producto de cada rubro.

Precio de boleto

El boleto cuesta $49 para adultos y $44 para niños, uno de los costos más accesibles en la ciudad y la zona metropolitana, pero considerando la calidad de la proyección la relación calidad-precio es bastante buena. Los miércoles es de $39 para todos.

La opción parece bastante viable, esperemos que logre consolidarse.

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Javier Pérez Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".