Buscador
Ver el sitio sin publicidad Suscríbete a la revista
Artículos

Ciudadano Kane, ¿por qué es un clásico?

08-04-2022, 7:45:21 PM Por:
Ciudadano Kane, ¿por qué es un clásico?

Los clásicos son para siempre.

Llamarle a algo “el mejor del mundo” –sea lo que sea ese ‘algo’– es un acto casi incendiario para una obra de arte. Es una provocación para todos los demás. Aun así, ese título, el de “la mejor película jamás hecha”, es un nombramiento que ha permanecido con Ciudadano Kane a lo largo de prácticamente toda su historia desde su estreno en 1941. Entre ésta y Vértigo, de Hitchcock, hay realmente pocos expertos que no estén de acuerdo con esa opinión. Controversial, elusiva, innovadora y elegante, los elementos que convierten a la ópera prima de Orson Welles en un clásico son imposibles de ignorar.

Realidad y ficción

Hoy sabemos que el paralelismo entre Kane y el excéntrico millonario William Randolph Hearst no fue coincidencia. David Fincher hizo toda una película al respecto. Sabemos que Welles –a sus escasos 26 años– hizo hasta lo imposible por mantener en secreto la verdadera naturaleza de su personaje central. Sabemos que él personalmente aprobó a quienes podían ver los dailies (el material que se genera diario y que usualmente ven, al mismo tiempo, ejecutivos y publicistas del estudio) y en la única función de prensa previa al estreno, él decidió quién podía ir y quién no.

Entre las no invitadas estuvieron Louella Parsons y Hedda Hopper, ambas famosas columnistas. Hopper, sin embargo, decidió que las invitaciones eran para novatos y se coló a la función. Su columna resultante fue una opinión negativa y ácida, en la que declaró que la cinta era un “ataque grosero e irresponsable a un gran hombre”: William Randolph Hearst. Al enterarse de esto (¡y, además, de voz de su competencia!), Hearst le reclamó a Parsons que ella no hubiera estado ahí. La columnista, muy avergonzada y humillada, se dedicó a intentar derrumbar la obra de Welles, incluso buscando un boicot. No funcionó.

También te podría interesar: La naranja mecánica, ¿por qué es un clásico?

Ciudadano Kane

De hecho, el mundo del arte pronto se paralizaría frente a esta obra maestra. La “ropa sucia” del millonario perduraría para siempre como el arquetipo del excéntrico magnate, duro e inalcanzable. Charles Foster Kane personificaría el “american dream” como un espejismo que luce bien sólo desde lejos. Todos queremos ser él, pero sabemos que “nosotros” lo haríamos diferente. Se podría decir que aquí nació el Daniel Plainview de PT Anderson. William Randolph Hearst lideró e introdujo una nueva era del periodismo comercial –a sus publicaciones les debemos, por ejemplo, el uso del término amarillismo–, pero para los amantes del cine, Hearst fue la figura que le dio las herramientas a una joven promesa de Wisconsin para convertirse en una leyenda cinematográfica.

Ciudadano Kane, la construcción del mito

El trayecto de ese joven Welles a su lugar al frente y detrás de la cámara de Ciudadano Kane comenzó en los pasillos de CBS Radio, donde él –ya conocido por el mundo del teatro y la radio– produjo, dirigió y actuó aquella mítica transmisión de La guerra de los mundos que paralizó a Nueva York (algunos escuchas llegaron tarde y no se enteraron de que se trataba de una ficción). Así, la productora RKO le ofreció un contrato a Orson para hacer cine. Su talento para enganchar al público masivo lo colocó ahí, en la silla de director que le daría gloria, pues su inquebrantable ego le hizo rechazar todas las demás ofertas que no le daban absoluta libertad creativa.

Para crear su ópera prima, Welles se alió con un veterano de Hollywood, Herman Mankiewicz, quien contribuyó con mucho del diálogo (hasta hoy perfectamente citable) que lleva el filme. La verdadera disrupción del guion, sin embargo, está en su construcción narrativa, pues la naturaleza artística de Welles, sumada a su inexperiencia con las fórmulas predominantes del lenguaje audiovisual de la época, le llevaron a crear una obra a la cual no le podrían importar menos las convenciones de la cinematografía “moderna”.

De entrada, la película comienza con el final (el personaje central susurra la palabra que estará al centro del misterio de su vida, “Rosebud”) y, de ahí, juega con casi todos los géneros: por momentos parece terror, otros comedia. Incluso hizo creer a varios que su sección filmada al estilo de los clips noticiosos, típicos de las salas de cine de la época, eran verdaderos. Welles explotaría al máximo a este flirteo con el falso documental en su otra obra seminal del género, F for Fake.

También te podría interesar: La lista de Schindler, ¿por qué es un clásico?

Ciudadano Kane

Ese acto de balanceo entre un género y otro por supuesto que no se quedó sólo con el guion. De hecho, si uno tuviera que hacer un ejercicio tan absurdo como decidir qué elemento de Ciudadano Kane es el que más ha influido la historia del cine, ése sería la fotografía de Gregg Toland. Su uso del claroscuro –una técnica que realza el contraste entre los negros y blancos–, la fabricación de lentes especiales que permitían mantener todo enfocado al mismo tiempo, y el excesivo (para la época) tiempo de planeación entre fotógrafo y director, cambiaron la forma de hacer cine de ahí en adelante.

Temáticamente, al espectro de autodestrucción y tormento de Kane que se muestra una y otra vez lo volveríamos a encontrar en personajes como Michael Corleone (El padrino), Jake LaMotta (Toro salvaje) y el ya mencionado Daniel Plainview de Petróleo sangriento. Y aun después de todo esto, la pregunta permanece: ¿es Ciudadano Kane la mejor película en la historia? Ya lo decía Roger Ebert desde el aniversario 50: “Sigue siendo tan fresca, provocativa, entretenida, triste y brillante como siempre. Muchos están de acuerdo en que es la mejor de todos los tiempos. Aquellos que difieren no se han podido poner de acuerdo en cuál sería su candidata”.

¿Quieres ser un emprendedor o emprendedora?
Conoce Emprendedor.com el mejor contenido de Ideas de Negocio, Startups, Franquicias, e Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.

autor Escritor, director de cine y director editorial en ésta, su amigable vecina publicación de cine, Cine PREMIERE. Nunca perderá la esperanza de una segunda temporada de Studio 60 on the Sunset Strip y Firefly.
Comentarios