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Cine

Colette: Liberación y deseo – Crítica

25-10-2018, 3:35:43 PM Por:
Colette: Liberación y deseo – Crítica

Colette: Liberación y deseo reitera episodios de machismo, misoginia y discriminación a la vez que representa otros tipos de amor.

Cine PREMIERE: 3.5
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En los albores del primer aniversario del movimiento Me too que ha sacudido a Hollywood y despertado un interés por reivindicar el tratamiento dado a la figura femenina en el cine, arriba Colette: Liberación y deseo, sobre una mujer que, pese a las cadenas restrictivas de la época en que vivió (1873-1954), luchó por su libertad de expresión en más de un sentido. La más reciente película de Wash Westmoreland (Siempre Alice) es una biopic sobre una escritora que, a diferencia de otros artistas, sí encontró éxito en vida, pero que con el transcurrir del tiempo ha sido relegada en el cajón de la memoria.

De la misma manera que Los adioses, donde Natalia Beristáin resalta el legado de Rosario Castellanos en las letras y su incisivo discurso intelectual sobre la igualdad de género, el filme prepondera el lugar de la autora francesa en la literatura. A la vez examina su prosa y escudriña sus reflexiones, pero profundiza con mayor minuciosidad episodios de su vida más allá de su matrimonio.

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Dominic West interpreta con soltura y hasta cierto encanto a «Willy» el manipulador esposo de Colette con quien disputó la autoría de Claudine.

En una de las mejores actuaciones de su carrera, Keira Knightley encarna a una Sidonie-Gabrielle Colette que, como Emma Bovary o Ana Karenina, está deslumbrada por sus recientes nupcias, pero descubre su espíritu encasillado. Tras desposar al escritor Henry Gauthier-Villars, “Willy” (un estupendo Dominic West), pronto obtiene el “puesto” de su escritora fantasma.

Lo que resulta una sorpresa hasta para ella misma es su facilidad de pluma. A través de un acercamiento personal crea a Claudine, la protagonista de una serie de aventuras que dan voz a las mujeres y encumbran a su marido. Si bien Westmoreland sugiere que este pacto creativo arranca como un juego inocente, pronto se ve carcomido por egolatrías, un punitivo dominio masculino y un sometimiento físico y emocional opuesto a las libertades que Claudine gozaba en sus páginas.

El director enfatiza los paralelismos entre el personaje de Knightley y su creación literaria: ambas son estandarte del albedrío femenino, la equidad de género y la libertad sexual –se muestra abiertamente y sin morbo la bisexualidad de Colette y sus relaciones extramaritales con mujeres como Georgie Raoul-Duval o la marquesa de Belboeuf, un hombre recluido en el cuerpo de una mujer–. La historia también es ágil en su planteamiento y posee un despampanante diseño de producción, aspectos que refuerzan su relevancia temática.

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Eleanor Tomlinson es Georgie Raoul-Duval, quien en la vida real inspiró Claudine en ménage.

Colette: Liberación y deseo reitera episodios de machismo, misoginia y discriminación; hace una representación romántica y sensual sobre otros tipos de amor, y ataca la manera en que Willy se apropia de la identidad de su mujer. Eso sin mencionar la destacada actuación de Keira Knightley, quien transita de la inocencia pícara, a la esperanza y expectativa por el posible éxito de su texto, a tener una escena de impactante dramatismo hacia el final.

Sin embargo, se ve empantanada por algunos deslices: es ligeramente excesiva en su confrontación de los sexos, pues faltan matices en la representación de lo masculino –está cerca de caer en la satanización del hombre y la glorificación tajante del feminismo–. Asimismo, adolece en el ritmo, especialmente en el alargado segundo acto cuando se explora la faceta de Colette en el vodevil.

De cualquier modo, Colette: Liberación y deseo derroca estigmas, reivindica reputaciones, le da honor a quien honor merece, pero sobre todo es una defensa apasionada –como diría Álex Grijelmo– de la identidad personal. Como le dice la madre de la protagonista a su hija: “Nadie puede quitarte quien eres” ni a nosotros tampoco a casi un siglo de distancia.

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Denise Gough interpreta a la marquesa «Missy», el gran amor de Colette.

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autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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