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Cine

Contra lo imposible – Crítica

16-11-2019, 1:56:19 PM Por:
Contra lo imposible – Crítica

La cinta entra y sale de la pista de autos para mostrarnos que, a veces, se gana más cuando se pierde.

Cine PREMIERE: 4.5
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Una vieja radio resuena al interior de un taller mecánico. Ken Miles (Christian Bale) finge no prestarle atención al sonido que proviene de una importante carrera de autos y continúa arreglando el vehículo que tiene encima de él. Pero la emoción que transmite el narrador del evento, así como la pasión de este hombre por las altas velocidades, es imposible de ignorar.

Tras el éxito mundial que Logan tuvo entre el público y la crítica –que incluso le valió una nominación al Oscar a Mejor guion adaptado– James Mangold se quita las garras de Wolverine para pisar el acelerador al interior del mundo del automovilismo. De la mano del mencionado Christian Bale (El vicepresidente: más allá del poder) así como de Matt Damon (Suburbicon: Bienvenidos al paraíso), Contra lo imposible (Ford v Ferrari) nos deja ver una parte importantísima pero poco explorada del ese microcosmos a altas velocidades: la pasión que uno lleva dentro del corazón.

En el filme –y con una buena dosis de humor e ironía, muy pocas veces vista en su filmografía– Bale le da vida a Ken Miles, un hombre que literalmente vivió hasta el último segundo de su vida a bordo de un vehículo de carreras. El ingeniero y piloto inglés escribió un capítulo en la historia del automovilismo en los años 50 y 60 al ganar copas como la de Sebrin (1963), Daytona (1966) o el circuito de Le Mans el mismo año. 

Es justamente alrededor de esa última carrera que gira el corazón de Contra lo imposible. Aquella competencia ocurrida el 18 y 19 de junio de 1966 en Le Mans, Francia, fue el escenario del punto más álgido de la rivalidad entre las compañías Ford y Ferrari por demostrar quién era el dueño del mejor auto del mundo. 

Desde luego que el filme no deja de lado las reglas de oro que deben seguirse en el cine sobre automovilismo. La cinta cuenta con un diseño sonoro espectacular a cargo de Jay Wilkinson (Rápidos y furiosos 6), el cual no se limita para darnos un poco de esa adrenalina que se siente al estar en una carrera. Este trabajo se complementa con lo hecho por el cinefotógrafo Phedon Papamichael (nominado al Oscar por Nebraska), quien logra colocar su cámara en los puntos más emocionantes de la pista. Hay imágenes que emulan con éxito esos movimientos característicos de los videojuegos, mismos que parecieran ir sobrevolando muy de cerca a un auto a toda velocidad para luego colocarse justo detrás de él al momento de tomar una curva muy cerrada. Sin embargo, la cinta no sólo se queda en ilustrar la competencia en la pista sino que se atreve a ir mucho más allá. 

A pesar de tener en sus manos a la que posiblemente es la rivalidad más grande en el mundo automovilístico –misma que puede conocerse en el interesante documental The 24 Hour War– James Mangold presenta una historia que –sin perder la esencia ni el espíritu de una historia sobre autos– se va tras bambalinas o, en este caso, dentro de los talleres mecánicos; ahí donde están quienes conocen a un vehículo sólo con el rugir de su motor a más de 300 km/h o con la forma en la que reaccionan sus neumáticos al tomar una curva cerrada. 

Alejados de ese mundo corporativo, Contra lo imposible se centra en la amistad que hay entre Miles y Carroll Shelby (Damon), el galardonado piloto y diseñador de automóviles. La cinta nos muestra la forma en la que juntos construyeron un vehículo que hizo historia –que incluso sigue siendo una meta a vencer por los ingenieros más sofisticados del mundo; un auto que hizo llorar a Henry Ford II– y cómo es que su mayor reto no fue desafiar a las leyes de la física sino el derrotar a estos hombres poderosos a quienes sólo les importaba tener una fotografía en los medios o un trofeo más en sus estantes. 

El mayor acierto del guion escrito por Jez Butterworth y John-Henry Butterworth (Al filo del mañana) así como Jason Keller (Plan de escape) es mostrarnos el enorme poder de la camaradería y el trabajo en equipo. No importa que uno no viva en un mundo estremecido por el rugir de un motor a 700 RPM. Cualquiera puede sentirse identificado con lo que puede provocar el trabajar mano a mano por un objetivo en común, incluso si el viaje significa nadar contra corriente. 

Quizá por ello tanto Christian Bale como Matt Damon se sienten tan auténticos en estos papeles. Más allá de que su trabajo aquí termine con varias nominaciones en la temporada de premios de 2020, es posible afirmar que aquel espíritu rebelde y aventurero de Ken y Shelby sea compartido por estos dos actores –con sus respectivas diferencias guardadas, claro está–. Ambos han logrado consolidar una filmografía con gran libertad a pesar de que las circunstancias a veces no hayan sido totalmente a su favor. Pocos actores logran transmitir tanta complicidad y camaradería tan sólo con la mirada, y ambos histriones lo logran a la perfección aquí. 

Es posible que ahí radique el mayor triunfo de la cinta. Contra lo imposible entra y sale de las pistas de autos a su antojo para mostrarnos esos momentos en la vida en los que uno debe tomar la decisión de dejarse llevar por esa corriente que lo ha tenido luchando por tanto tiempo. Y aunque otros se encuentren alzando un trofeo que lleva inscrito tu nombre por todos lados, a veces se gana más cuando se pierde.

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autor Apasionado de ver, escribir, leer, investigar y hablar sobre cine en todas sus formas. Soy fan de Star Wars, me sé de memoria todos los capítulos de Friends y si me preguntan de cine mexicano, no hay quien me calle. Editor en Cine PREMIERE.
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