Criaturas nocturnas – Crítica

El realizador Fritz Böhm, también coguionista de esta historia, consigue en Criaturas nocturnas una película de terror que parte de convenciones para entregar, irónicamente, un relato poco convencional aunque finalmente carente de la solidez que lo convertiría en un filme que podría distinguirse de otras cintas sobre monstruos adolescentes, como Carrie o Déjame entrar.

Lo que ayuda mucho a Böhm es la estupenda actriz británica Bel Powley, conocida por su actuación en Diario de una chica adolescente (2015) y quien consigue que la historia levante a pesar de sus altibajos, en especial en la parte final. Powley interpreta a Anna en su etapa adolescente, quien desde pequeña ha vivido encerrada en un cuarto, alimentada y cuidada por un hombre de aspecto sepulcral a quien solamente conoce como Daddy (Brad Dourif), quien le ha hablado de los Wildling del título original, criaturas míticas y tenebrosas que, le dice, se han comido a todos los niños excepto a ella. Por eso la salvaguarda incluso con una puerta electrificada. Cuando ella empieza con su periodo menstrual, él la inyecta para detenerlo hasta que ella se encuentra moribunda y repentinamente despierta en un cuarto de hospital.

A partir de ahí, la historia da un giro para posicionarse como un filme que parece un tétrico cuento de hadas y, al mismo tiempo, una historia sobre maduración y crecimiento. Y es aquí donde el trabajo de Powley se vuelve sobresaliente. Anna va descubriendo un mundo exterior cuya existencia prácticamente ignoraba, pues su único contacto era una ventana desde la que se veía un árbol, un pájaro y apenas se intuía el bosque.

Powley, con su inquietante y penetrante mirada, consigue que esta interacción con el exterior parezca como la primera vez. Anna cuenta con el apoyo de la sheriff del pequeño poblado, Ellen (Liv Tyler, por cierto, también productora del filme), quien la lleva a vivir con ella mientras se resuelve su situación legal.

Anna ingiere por primera vez la carne y va descubriendo el exterior con inocencia y, al mismo tiempo, con un instinto primigenio que nos hacen notar que hay algo más en esta joven de fuerza y velocidad inconcebibles. Es precisamente a través de este instinto como ella enfrenta las relaciones con las chicas y chicos de su edad. Y aunque Ray (Collin Kelly-Sordelet), el hermano menor de Ellen, la cuida y trata con cariño, no todos tienen buenas intenciones.

Así pues, la sexualidad en Criaturas nocturnas funciona como metáfora de destrucción y, a la vez, de renacimiento, tal y como sucede en los cuentos de hadas. Sin embargo, Böhm no consigue que el suyo sea redondo. Hacia el final, de hecho, cuando la fantasía se ha desbocado, la película pierde en lógica, con un guion que no justifica plenamente el camino seguido. Todo se resuelve abruptamente y con una rapidez tal que acaba por diluir el efecto mítico. Los efectos visuales se llevaron la carga expresiva de Powley, una actriz que suele enaltecer sus personajes.

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Javier Pérez Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".