Dark Temporada 2 – Crítica con spoilers

A diferencia de su primera temporada, ahora el regreso de Dark a Netflix nos entregó sólo ocho episodios, pero lo cierto es que la serie creada por Baran bo Odar y Jantje Friese condensa de una forma tan efectiva y brutal el misterio en cada uno de sus episodios que simplemente no se necesitan más (aunque para efectos de los fanáticos siempre se querrán más).

Mientras que la primera temporada lidiaba con la desaparición de Mikkel Nielsen y a nuestro protagonista Jonas viajando en el tiempo y descubriendo que es parte de un mayor plan, para esta segunda temporada conocemos ESE plan… o al menos vamos descubriéndolo. Y aquí es donde existe la primera diferencia “cultural” de un show que no venga con la manufactura hollywoodense: los creadores deciden mostrarle a los personajes de la serie un sinfín de misterios a partir del primer episodio.

Es así que tenemos al resto de los adultos en 2019 descubriendo que el viaje en el tiempo es posible, comenzando con Hannah quien encuentra a su hijo Jonas pero 33 años mayor o Peter quien le comparte a Charlotte el mapa y libro que les mostró la anciana Claudia, y todo esto en el primer episodio. Al final, lo que en una serie estadounidense se alargaría hasta el cansancio: torturar a los personajes quienes tratan de descifrar claves microscópicas para culminar en el último episodio de la temporada sabiendo la verdad, aquí prácticamente cada habitante de Winden sabe que el viaje en el tiempo es posible, cada uno enterándose a lo largo de la segunda temporada, avanzando así rápidamente en la historia.

A lo largo de Dark temporada 2, se juega con la teoría de la predestinación para terminar en un terreno de una mayor profundidad filosófica y teológica. Al parecer el viaje en el tiempo siempre ha existido en Winden y lo que atrapa a sus pobladores a no salir del lugar no sólo son los lazos familiares sino un loop infinito. El libro de H.G. Tannhaus no tuvo un origen como tal, siempre estuvo viajando de lector en lector, Tannhaus simplemente lo redactó de una copia para así hacer el “original”, o la máquina del tiempo que también creó, simplemente los diseños se le fueron otorgados para irla haciendo basándose en esa misma máquina del tiempo creada anteriormente en el futuro. Todo está predestinado en Dark: la carta de Michael, el apocalipsis, la muerte de Egon o el máximo loop de la predestinación: Charlotte y su madre.

Pero a pesar que algunos de los personajes como Adán, Noah o Jonas del futuro hablan que todo está escrito y predeterminado, el guion y dirección hacen que sigamos atrapados con la serie, y eso es complicado tomando en cuenta que si ya todo está escrito y nada puede cambiarse, simplemente podemos hacernos la pregunta: ¿para qué seguir viendo la serie? La respuesta está en ir descubriendo la verdadera identidad de cada uno de los protagonistas, sus motivos, y no sólo quedarnos con el “¿quién es Adán?” sino que parte del misterio es tratar de descifrar sus motivos o ¿realmente es buena Claudia? ¿Noah es el verdadero villano? ¿Quiénes son todos los miembros de Sic mundus creatus est?

Uno de los aciertos y ambiciones para esta segunda temporada era el uso de una mayor cantidad de efectos visuales, mismos que no se abusa de los mismos y a la vez no son de baja calidad tomando en cuenta que estamos ante una serie de televisión alemana. De la misma forma el departamento de arte, vestuario y maquillaje fue igual de ambicioso y entregó un producto redondo. La música de Ben Frost sigue dejando en claro que es uno de los compositores minimalistas más importantes y sin duda la mejor elección para el score tan envolvente y misterioso de Dark, pero a su vez, cargado de una melancolía única y profundamente triste en las secuencias que buscan emular ese sentimiento.

Por su parte, la selección de canciones, que corrió a cargo de la mexicana Lynn Fainchtein como la temporada pasada, se mantiene a la altura con intérpretes del rock, pop y synth alternativo, aunque lo cierto es que abusan de la fórmula en cada uno de estos episodios y se vuelve casi un chiste: Se desarrolla un episodio a lo largo de 45/50 minutos seguido del inicio de la canción melancólica donde vemos a todos los personajes en cámara lenta y cerramos con el cliffhanger normalmente sin ningún tipo de canción o score. Algo efectivo para ciertos episodios, pero que después se siente muy uniforme y nada inovador.

Sin embargo no todos los misterios son interesantes -o al menos no hasta ahora que llevamos dos temporadas- tenemos el caso de Aleksander Tiedemann, quien suplantó la identidad del desaparecido Aleksander Köhler, no está a la altura del resto de la serie, sintiéndose ajeno, por lo que esperamos que haya mayor sci-fi en su caso. Otros personajes que comenzaron siendo muy misteriosos y parecía tendrían más peso son los hermanos Torben Wöller (que 18 episodios no llegamos a saber qué le ocurrió en el ojo) y el transexual Benni, ojalá para la tercera temporada su misterio sea aclarado y haya valido la pena la espera.

Pero con todo esto, la segunda temporada de Dark demuestra que es uno de los shows de Netflix más originales y ambiciosos a la fecha, sin siquiera ser producción estadounidense, esto queda claro porque hasta sus últimos minutos parece no haber esperanza para la gente de Winden, que vive en un eterno estado de la criatura Uróboros: la serpiente que se come su propia cola, el eterno retorno.

Y aunque a los últimos minutos nos presenta una Martha Nielsen diferente quien le responde a Jonas “La pregunta no es de qué época sino de qué mundo” hay que recordar que no estamos ante una historia pop que juegue con mundos alternos como película de superhéroes, sino que estamos -y seguimos- en una trama que lidia con densos temas como el libre albeldrío, la doctrina de la predestinación y hasta las tres instancias presentadas por Sigmund Freud, por lo que el mundo del que habla Martha puede ser una realidad alterna o también, no nos debería extrañar si habla de mundos como el Limbo, el Purgatorio o el Infierno mismo, pero eso lo sabremos cuando comience el tercer ciclo, el final.

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Sergio López Aguirre Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.