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Anime

Demon Slayer: Mugen Train – Crítica de la película

22-04-2021, 12:00:00 AM Por:
Demon Slayer: Mugen Train – Crítica de la película

Una adición sólida al canon de la franquicia, que sintetiza sus virtudes narrativas, fortalezas estéticas y reafirma su potencial entre fans y recién iniciados.

Cine PREMIERE: 4
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Los amantes del anime comenzaron a tomar nota de Kimetsu no Yaiba cuando se anunció que el prestigioso estudio Ufotable realizaría su primera adaptación de un manga de la Weekly Shōnen Jump, publicación emblemática de la cual han surgido gigantes como One Piece, Dragon Ball o Naruto. La serie estrenada en 2019 respondió con creces a las amplias expectativas vertidas sobre ella, dando pie a un fenómeno social y comercial que ha conquistado a cada esfera de la sociedad japonesa y a millones de espectadores alrededor del mundo. La prensa y la industria del entretenimiento en occidente comenzarían a tomar nota con el estreno de Demon Slayer: Mugen Train en octubre de 2020, pues la película destrozó en menos de tres meses –y en plena pandemia– el récord ostentado por casi dos décadas por El viaje de Chihiro (2001) como la cinta más taquillera de Japón. Poco después, se convertiría en la película anime de mayor recaudación de todos los tiempos y la película con mayor recaudación a nivel global de 2020. La pregunta es: ¿a qué podemos atribuir dicho fenómeno?

Nuestra historia se desarrolla durante la era Taishō en Japón. Aquí seguimos a Tanjiro Kamado, un joven de corazón noble y cálido quien, al regresar de un día normal de trabajo a su hogar en las montañas, encuentra a su familia masacrada por un demonio. Él decidirá convertirse en un cazador de demonios a fin de hallar un método que pueda devolverle la humanidad a su hermana Nezuko, la única sobreviviente, y quien trágicamente terminó convertida en una de estas sanguinarias criaturas como resultado del ataque. Una premisa bastante tradicional dentro de la media de las series shōnen de batalla, que se alimenta de lo mejor de sus predecesoras y tiene como distintivo la sensibilidad con que Koyoharu Gotōge explora los conceptos centrales de su universo narrativo. Entonces, ¿cuál ha sido el secreto detrás de su éxito descomunal? Obras como Demon Slayer nacen cuando un grupo de artistas excepcionales en cada departamento de la creación audiovisual se unen para transformar un relato ordinario en algo sobresaliente. En ese sentido, Mugen Train dejará satisfechos a los fanáticos de la saga y, al mismo tiempo, consigue encapsular el atractivo de la franquicia para aquellos curiosos que deseen subirse al tren de Kimetsu no Yaiba en esta parada.

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La producción encabezada de nueva cuenta por el director Haruo Sotozaki (Tales of Zestiria the X) retoma la historia justo donde nos dejó la primera temporada. Tanjiro, Nezuko, Zenitsu e Inosuke abordan el Tren Mugen, donde unas 40 personas han desaparecido en condiciones misteriosas. Para esta misión, ellos serán acompañados por Kyōjurō Rengoku, el Pilar de la Llama, uno de los miembros de élite de la Compañía de Cazadores de Demonios. El antagonista en esta ocasión es Emmu, el sádico integrante de las Doce Lunas Demoníacas que fue introducido durante la purga de Muzan Kibutsuji a las filas de las Lunas Inferiores. Tanjiro y compañía deberán sortear desafíos cada vez más complejos en aras de sobrevivir y proteger a todos los pasajeros, incluyendo la aparición de otro enemigo formidable.

En una decisión atípica para las grandes franquicias anime –desde Dragon Ball hasta My Hero Academia– que suelen apostar en sus filmes por entretenidas aventuras secundarias con nulas repercusiones en la línea principal de eventos de la serie, Demon Slayer: Mugen Train no solo es una secuela canónica con su adaptación fiel de los eventos del séptimo arco argumental del manga, sino que la película asume que la audiencia ya está familiarizada con estos personajes y la mitología general de la obra. Al asumir ese riesgo, el staff de Ufotable puede aprovechar los 117 minutos a su disposición para contar la historia en turno, sin recurrir a un resumen o exposición innecesaria que entorpezcan la trama, conduciendo al público directamente hacia un blockbuster de acción repleto de momentos dramáticos, emotivos, cómicos, de horror y de suspenso; todos ellos bien balanceados. La narración va in crescendo a medida que el argumento avanza hasta alcanzar su explosivo acto final, con un poderoso desenlace que marca un punto de inflexión en este viaje.    

¿Es indispensable entonces haber visto la primera temporada antes de ver la película? En efecto, las notas emocionales despenden en una medida importante del conocimiento previo y apego a la saga. No obstante, la película hace un trabajo estupendo al encapsular los temas que componen el núcleo de Demon Slayer: el amor fraterno, la amistad, el deber, el honor o el espíritu humano; valores que entran en conflicto con el actuar retorcido de villanos que buscan satisfacer únicamente sus deseos primarios egoístas. Asimismo, el filme comunica lo esencial de las coloridas personalidades y motivaciones de los personajes a través de sus acciones. Tanjiro y Rengoku son la columna vertebral de la cinta y terminan acaparando los reflectores, mientras el resto del equipo recibe la oportunidad de brillar en momentos clave para deleite de sus seguidores. Lamentablemente, quienes más sufren en el plano de la caracterización son las figuras antagónicas, ya que contrario a la fórmula que había predominado en la serie, aquí carecen de cualquier profundidad.

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A nivel técnico, la primera aventura para la gran pantalla de Demon Slayer es sólida. El estilo cinematográfico tan distintivo de Ufotable con su estilizada animación en 2D que se mezcla, gracias a una cuidada composición digital, con entornos, elementos y espectaculares movimientos de cámara en 3D, nos permite disfrutar de coreografías de combate trepidantes fuera del alcance de la mayoría de los estudios nipones contemporáneos. El banquete visual se complementa a la perfección con la hermosa partitura compuesta por Gō Shiina (Tales of Zestiria the X) y la excepcional Yuki Kajiura (Puella Magi Madoka Magica), quienes consiguen acentuar la intensidad emocional de cada escena. Y poco se podría añadir sobre el conmovedor tema “Homura” como broche de oro, una pieza que le valió a la talentosa cantautora LiSA el Gran Premio en la 62.ª edición de los Japan Record Awards. La mejor parte es que ya sean partidarios de disfrutar del anime en versión original o con doblaje latino, las interpretaciones son una garantía en ambos idiomas, con los regresos de los repartos encabezados por Natsuki Hanae e Iván Bastidas, respectivamente.

Dicho esto, Demon Slayer: Mugen Train termina siendo una buena película de Ufotable, aunque no una gran película de Ufotable. Kimetsu no Yaiba se convirtió en el monstruo que es hoy en día como resultado de los esfuerzos extra de la casa animadora tokiota y la vara con la serie ya había sido dejada muy alta. Mugen Train eleva lo suficiente sus valores de producción en los momentos precisos para crear secuencias que rivalizan con algunos de los mejores momentos de la primera temporada –el clímax de la película es sencillamente espectacular–; sin embargo, la transición de la televisión al cine deja cierta sensación de no estar a la altura de los estándares que esperaríamos de una obra cinematográfica suya. Esto no es sorpresa puesto que algunos de los mejores talentos del estudio estaban concentrados en ese mismo período en Fate/Stay Night Heaven’s Feel: Parte III. Spring Song, último capítulo de su deslumbrante trilogía fílmica inspirada en las novelas visuales de Type-Moon, la cual se estrenó dos meses antes que Mugen Train en Japón. Si bien, el largometraje alcanza las notas necesarias para complacer a los fans, ahora será muy interesante ver hasta donde Ufotable puede llevar a Demon Slayer sin otros compromisos mayores en su cronograma para el futuro inmediato.

En conclusión, Demon Slayer: Mugen Train es un regalo para seguidores devotos y espectadores curiosos del fenómeno más prominente surgido del mundo del anime y el manga en tiempos recientes. Por un lado, es una adaptación impecable del arco del Tren Infinito y una secuela imprescindible que deja una marca indeleble en la travesía de nuestro elenco principal; por otro, el largometraje reafirma las virtudes narrativas, las fortalezas estéticas y el potencial de la franquicia. Con un lugar ya asegurado en la historia del medio y suficiente material a espera de ser adaptado, las montañas que Demon Slayer puede escalar todavía parecen infinitas.  

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autor Jefe de redacción de Cine PREMIERE.
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