Destello Bravío: Dualidades y ruptura de tradiciones

La realizadora extremeña Ainhoa Rodríguez presenta su ópera prima Destello Bravío. Una ficción, que abreva del cine documental, nos sitúa en un poblado rural que parece haberse quedado atrapado en el tiempo, un lugar en el que las tradiciones y las «normas» impuestas por la sociedad siglos atrás -y que hoy están más que caducas- poco a poco han ido sofocando a los habitantes. En especial a las mujeres, quienes, después de estar sujetas a una vida basada en la devoción (religiosa, sí, pero también hacia sus hogares y sus esposos), comienzan a anhelar algo más, algo que las saque de su monotonía: puede ser el deseo o la esperanza, pero es seguro que tiene que haber un cambio.

Aunque, ¿cómo cambiar lo que ya está establecido? Sencillo, atreviéndose a romper las reglas. Esto es justo lo que la cineasta logró con su trabajo, y lo hizo de una forma cautivadora y mística.

Conversamos con la responsable del largometraje en el marco de la onceava edición de FICUNAM, quien nos habló de los retos de enmarcar un relato tan local en medio de la globalización y la melancolía.

Contrastes perceptibles

“Sí que es verdad que hay una dualidad continua”, comenta Rodríguez, añadiendo: “Yo no quiero un corsé en mi vida, mucho menos en el arte y en el cine, entonces yo bebo de todo lo que está a mi mano y de todas las herramientas que puedo utilizar y que me vengan bien, aparte de la intuición. Es una película que bebe absolutamente del documental, por un lado, [y también] del naturalismo, pero que al mismo tiempo, por el otro, tiene ese suspenso, esa reinvención de la realidad, ese realismo mágico, ese surrealismo, y es un absoluto contraste, una dualidad, pero está todo como bailando el mismo baile”.

Eso en el apartado técnico, pero también se hace presente del lado narrativo, en el sentido de que parece haber dos historias que, aunque están entrelazadas, siguen caminos y tienen propósitos distintos. Las mujeres, en sus casas o en la iglesia, tienen sus reuniones y conversaciones, bailan y se enfocan en su cotidianidad, esto sin interferir con los hombres, quienes pasan sus días en el bar, bebiendo y hablando sobre cacería. Ambos grupos están a unas cuantos pasos, pero, en cuestión de intereses están totalmente alejados.

La importancia de lo local

Lo único que une a los grupos es que pertenecen al mismo lugar, que están aferrados a lo local. Para la directora, esto no pasó desapercibido. “Yo retraté lo que me encontré, porque me fui a vivir a un pequeño pueblo durante nueve meses, al suroeste español, Extremadura, en el área de Tierra de Barros, de donde es mi familia paterna, mi padre, mis abuelos paternos”.

Y llegó un punto en el que el sentido de pertenencia se juntó con la pasión por contar historias desde la verdad, abordándolo todo desde un ángulo intimista. Por eso fue sumamente importante que, dentro de la configuración del conjunto figuraran actrices y actores que no eran profesionales, varias de ellas quienes acudían a las sesiones de un taller de miradas no normativas en el cine, mismo que Ainhoa imparte a las mujeres de comunidades rurales de España.

“Tenía muchas ganas de hacer mi primera película con no actrices y no actores de Extremadura […] Haciéndome con el pueblo, porque al final son una materia prima absolutamente cautivadora, rica para jugar, porque al final el cine no es más que un juego, entonces eso era algo que me entusiasmaba”.

Más adelante en la plática, ese entusiasmo desmedido por regresar a las raíces quedó confirmado, puesto que Ainhoa nos comenta que, para ella, todo en una producción se reduce, de acuerdo con sus palabras, a la reivindicación de la identidad. Para poder capturar este aspecto es necesario regresar a los rasgos particulares de una comunidad, como, por ejemplo, un acento. También menciona que, como ella lo ve, si se trabaja con personas que provienen de la misma tierra que uno, se está trabajando con “seres humanos completos”.

La pérdida, la soledad y la transgresión: vivir cambiando estructuras

Algo que es nuclear para la cinta Destello Bravío, es la forma en que retrata la soledad después de una pérdida de un ser querido. Con esto en mente, la cineasta se dispuso a cambiar lo que ella captó en su viaje a la localidad: “Cuando fui a este pueblo conocí varios casos de mujeres mayores, no te voy a decir 20, pero sí un par, más de tres, que en su vejez, con la muerte de sus maridos, se encerraban en sus casas vestidas de negro a llorarles”.

Según comenta, esto le llamó mucho la atención, puesto que estamos acostumbrados a la imagen tradicional de la viuda que debe estar triste y que, al pasear o vestirse de colores, está cometiendo una falta de respeto. Lo cierto es que, aunque pudiera parecer que el duelo, o las consecuencias de la infancia y el tiempo perdido, se tienen que sobrellevar de manera solemne, en realidad esto se puede tratar probando cosas nuevas, saliendo de la rutina.

“Es un tema muy interesante, porque es muy difícil que una señora que tenga esta concepción dé pasos muy grandes o que tenga como una transgresión muy grande”.

La cineasta también reconoce que las situaciones de la película son, como ella lo dice, producto de “reproducir mis conversaciones con estas mujeres, al hablarles, por ejemplo, de feminismo. Porque era muy difícil que una mujer que tiene una vida muy estructurada, que ha conocido una vida así, que su lugar era adorar y acompañar al hombre. Seguramente es una buena persona su marido, pero es muy difícil hacerlas romper con sus costumbres”.

México y España, hermanados

Ainoha Rodríguez espera que el público mexicano conecte con su historia y con sus mensajes. Sabe que nuestro país y el suyo comparten muchas cosas. Las conexiones son innegables.

“Realmente creo que la temática que aborda la película, desde las herencias patriarcales, desde la pérdida de la identidad, la necesidad de relatos culturales heterogéneos que muestren la cultura de un país desde lo local, porque no queremos un mundo globalizado donde todo el mundo piense igual y se vista igual. [También están presentes temas como] la Iglesia Católica, la influencia, la casa o las leyendas, la fabulación, el realismo mágico”.

Además, agrega:

“Hay elementos con los que yo creo que México puede tener una vinculación importante con la película”.

Destello Bravío se estrena el 24 de noviembre del 2022 en cines selectos de la República Mexicana.

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José Roberto Landaverde Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los "Philly Steps" y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.