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Día 2: El suicido de un cisne

16-02-2010, 10:09:30 AM Por:
Día 2: El suicido de un cisne

BLOG: Festival Berlinale 2010.

Vista del Hotel Hyatt, donde se celebran las conferencias de prensa.

06:00 a.m. La nieve vuelve a caer sobre Berlín. Según el pronóstico del tiempo, los copos blancos se precipitarán durante todo el día. Si me despierto a hora tan temprana es porque Howl, película de Rob Epstein y Jeffrey Friedman, protagonizada por James Franco y Jon Hamm (Mad Men), será transmitida a las ocho y media de la mañana. Para mi mala fortuna, cuando arribo a la estación del U-Bahn (metro) que debo tomar con dirección a Potsdamer Platz, donde se proyectan la mayor parte de los filmes, la pantalla electrónica anuncia, rogando la paciencia de los pasajeros, que el artefacto ha sufrido algún tipo de avería. Espero cinco, seis, siete minutos hasta que una voz anónima escupida por un interfono nos sugiere hacernos de otro trayecto hacia nuestros respectivos destinos dado que el retraso podría tomar un tiempo indefinido. ¿La razón?: Un cisne ha sido atropellado mientras caminaba por las vías.

Al llegar al Potsdamer Palace uno de los incontables encargados de seguridad me cierra el paso. “Ya no puede ingresar a la sala,” me dice, sin apiadarse del sudor frío que escurre por mis sienes luego de la carrera de cien metros que me acabo de pegar y sin responder con un sólo gesto a la increíble historia de cisnes suicidas que decido compartirle, más a manera de anécdota que para ablandar su probada intransigencia. A decir verdad llegué solamente cinco minutos tarde, pero eso puede ser una era entera en un país como Alemania.

Resignado, camino hacia el hotel Hyatt, donde los periodistas podemos obtener boletos para funciones exhibidas fuera de los horarios reservados a la prensa. Sin dejar de pensar en la extrañísima manera en que he recibido el día, recibo un nuevo boleto para mirar la película en cuestión. Llevaba un sándwich de pechuga de pavo para el almuerzo. No me lo comí.



Historia de Fantasmas

Sin su perenne bronceado de solárium, Pierce Brosnan parece más próximo, más humano. A su lado Ewan McGregor, también blanquísimo, responde con risas una pregunta sobre el estatus de símbolo sexual que las alemanas suelen otorgarles. Entre ambos se encuentra Olivia Williams y un poco más allá uno de los productores, y también el alemán que funge como moderador de la conferencia de prensa. Una ausencia, sin embargo, es más que notable. Es de hecho una sombra que no se borra ni aumentando el voltaje de los reflectores, y provoca una pesadez incómoda en el aire. “Es una desgracia que Roman Polanski no haya podido estar aquí”, escucho que un periodista inglés le dice a su colega. Sin duda tiene razón: The Ghost Writer, limpio de esas sórdidas connotaciones sexuales que el director acostumbra, pero con numerosas pinceladas marca Hitchcock, merecía ser contada, desmembrada por su principal autor ante un auditorio que ha considerado su esfuerzo más que loable. Aplausos y más aplausos dedicados en su nombre se van volando hasta la vecina Suiza.

 Una vista de Potsdamer Platz, llamada "tierra de nadie" cuando existía el Muro.

La Isla Misteriosa

Esto no se acaba hasta que se acaba. A las diez de la noche, mientras Berlín se aloca y bebe y está de fiesta, me refundiré en una función de prensa de Shutter Island. Todo sea por el viejo Marty.

– Carlos Jesús Gonzáles / Corresponsal Berlín

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autor Clara Itzel es una comunicóloga junkie de los animales, TV, cine, libros, tatuajes, pop culture, té & café. La pueden seguir en instagram (@MissClaraItzel) y leer en ElMoodRandom.com
Columnas

Dí­a 2: El suicido de un cisne

12-02-2010, 3:37:13 PM Por:
Dí­a 2: El suicido de un cisne

Vista del Hotel Hyatt, donde se celebran las conferencias de prensa. 06:00 a.m. La nieve vuelve a caer sobre Berlín. Según el pronóstico del tiempo, los copos blancos se precipitarán durante todo el día. Si me despierto a hora tan temprana es porque Howl, película de Rob Epstein y Jeffrey Friedman, protagonizada por James Franco […]

Vista del Hotel Hyatt, donde se celebran las conferencias de prensa.

06:00 a.m. La nieve vuelve a caer sobre Berlín. Según el pronóstico del tiempo, los copos blancos se precipitarán durante todo el día. Si me despierto a hora tan temprana es porque Howl, película de Rob Epstein y Jeffrey Friedman, protagonizada por James Franco y Jon Hamm (Mad Men), será transmitida a las ocho y media de la mañana. Para mi mala fortuna, cuando arribo a la estación del U-Bahn (metro) que debo tomar con dirección a Potsdamer Platz, donde se proyectan la mayor parte de los filmes, la pantalla electrónica anuncia, rogando la paciencia de los pasajeros, que el artefacto ha sufrido algún tipo de avería. Espero cinco, seis, siete minutos hasta que una voz anónima escupida por un interfono nos sugiere hacernos de otro trayecto hacia nuestros respectivos destinos dado que el retraso podría tomar un tiempo indefinido. ¿La razón?: Un cisne ha sido atropellado mientras caminaba por las vías.

Al llegar al Potsdamer Palace uno de los incontables encargados de seguridad me cierra el paso. “Ya no puede ingresar a la sala,” me dice, sin apiadarse del sudor frío que escurre por mis sienes luego de la carrera de cien metros que me acabo de pegar y sin responder con un sólo gesto a la increíble historia de cisnes suicidas que decido compartirle, más a manera de anécdota que para ablandar su probada intransigencia. A decir verdad llegué solamente cinco minutos tarde, pero eso puede ser una era entera en un país como Alemania.

Resignado, camino hacia el hotel Hyatt, donde los periodistas podemos obtener boletos para funciones exhibidas fuera de los horarios reservados a la prensa. Sin dejar de pensar en la extrañísima manera en que he recibido el día, recibo un nuevo boleto para mirar la película en cuestión. Llevaba un sándwich de pechuga de pavo para el almuerzo. No me lo comí.



Historia de Fantasmas

Sin su perenne bronceado de solárium, Pierce Brosnan parece más próximo, más humano. A su lado Ewan McGregor, también blanquísimo, responde con risas una pregunta sobre el estatus de símbolo sexual que las alemanas suelen otorgarles. Entre ambos se encuentra Olivia Williams y un poco más allá uno de los productores, y también el alemán que funge como moderador de la conferencia de prensa. Una ausencia, sin embargo, es más que notable. Es de hecho una sombra que no se borra ni aumentando el voltaje de los reflectores, y provoca una pesadez incómoda en el aire. “Es una desgracia que Roman Polanski no haya podido estar aquí”, escucho que un periodista inglés le dice a su colega. Sin duda tiene razón: The Ghost Writer, limpio de esas sórdidas connotaciones sexuales que el director acostumbra, pero con numerosas pinceladas marca Hitchcock, merecía ser contada, desmembrada por su principal autor ante un auditorio que ha considerado su esfuerzo más que loable. Aplausos y más aplausos dedicados en su nombre se van volando hasta la vecina Suiza.

 Una vista de Potsdamer Platz, llamada "tierra de nadie" cuando existía el Muro.

La Isla Misteriosa

Esto no se acaba hasta que se acaba. A las diez de la noche, mientras Berlín se aloca y bebe y está de fiesta, me refundiré en una función de prensa de Shutter Island. Todo sea por el viejo Marty.

– Carlos Jesús Gonzáles / Corresponsal Berlín

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autor Clara Itzel es una comunicóloga junkie de los animales, TV, cine, libros, tatuajes, pop culture, té & café. La pueden seguir en instagram (@MissClaraItzel) y leer en ElMoodRandom.com
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