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Cine

Doble vida (Doubles vies) – Crítica

26-07-2019, 2:06:08 PM Por:
Doble vida (Doubles vies) – Crítica

Olivier Assayas crea una crítica social mordaz e hilarante con Doble vida, una comedia sobre la inevitabilidad de los cambios.

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Dos años después del estreno de Fantasmas del pasado (Personal Shopper), el cineasta francés Olivier Assayas traslada sus preocupaciones sobre la identidad colectiva, la soledad y la insatisfacción hacia nuevos vericuetos. Ya no es a través de una joven de luto inmersa en un mundo tecnológico. Doble vida (Doubles vies) se concentra en adultos pendientes del paso del tiempo, quienes ven sus certezas emanciparse con los vientos de cambio. Viven rodeados de tecnología, internet y nuevas mentes jóvenes inconexas de todo –especialmente de los libros, la cultura–, salvo de sus computadoras, tabletas y celulares.

Doble vida

Guillaume Canet es Alain Danielson, el encargado de una casa editorial abatida por la oleada digital. Él representa un debate más grande: el rechazo al cambio.

Assayas conduce con picardía una mordaz crítica a la posmodernidad y la banalidad a su alrededor, y se regocija en su cinefilia. Se cuestiona el desinterés en los libros y su posible desmaterialización en pos de versiones digitales concebidas para el iPhone. Es la era del e-book, de Amazon, del clic. Se pregunta si acaso el origen de la crisis cultural es causada por la recesión económica o más bien es producto de una sociedad insensible al arte. En su puesta, sus personajes debaten en torno a la gratuidad de la información y los objetos artísticos, y si esa misma gratuidad ha permitido su democratización o si ha acarreado su vulgarización.

Doble vida, por ende, enfrenta a sus personajes en combates racionales donde algunos toman posturas pragmáticas y –tal vez– mezquinas; mientras otros se cobijan bajo el amparo de la tradición, la costumbre y el papel. Encona, por ejemplo, a quienes ven un cambio natural en los e-books, y quienes consideran que la impresión de libros es un ejercicio que debería permanecer inmortal. Pero, poco a poco, esta primera capa argumental se abre en un análisis más vasto, el cual incluye matices sobre los dobles discursos y la hipocresía –profesional y personal–, así como la reticencia al cambio.

Doble vida

En Doble vida, Vincent Macaigne y Nora Hamzawi interpretan a una pareja envuelta en disertaciones políticas y culturales; entre mentiras y oportunidades esperanzadoras.

Semejantes líneas argumentales se entrecruzan en un círculo amistoso poblado de librerías, estudios, hoteles, restaurantes y vino, mucho vino. Entre ellos deambula un editor (Guillaume Canet), su esposa (Juliette Binoche) –una reconocida actriz–, un amigo escritor (Vincent Macaigne) y su pareja (Nora Hamzawi). El cuarteto se une por amistades en común, relaciones laborales y, especialmente, una red de mentiras en torno al amor y al sexo. Es a través de aquello que dicen y hacen que Assayas estructura su comentario sociocultural con un eslabón político.

El guion de Doble vida, también de Assayas, es una obra literaria por sí misma, se encuentra cargado de conversaciones antagónicas y reflexiones. Juega, además, en los lares de la ficción dentro de la ficción, ya sea porque vemos a Selena (Juliette Binoche) interpretar una escena como parte de su trabajo actoral; ya sea porque el nombre de Binoche es empleado como una fuente de metarealidad… O porque se habla sobre cómo toda ficción tiene algo de biográfico. Esta ruptura continua involucra al espectador dentro de un debate posmoderno que nos atañe a todos; podemos estar dispuestos a unirnos al relevo digital o a arrinconarnos en nuestra renuencia al cambio. Ésa ya es nuestra decisión.

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autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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